Es la hipótesis más probable. El cortocircuito provocado en una máquina barredora eléctrica que trabajaba en la Mezquita-Catedral de Córdoba podría ser el origen el incendio que el pasado viernes se originó en la capilla número 37 del monumento y que a punto estuvo de extenderse por todo el complejo histórico. El grave incidente ha puesto de nuevo sobre la lupa el riesgo de las baterías de los vehículos eléctricos, aún en fase de expansión en nuestro país y que este año están registrando cifras récord de matriculación.
En España existen alrededor de 650.000 vehículos eléctricos de todo tipo. Este amplio parque móvil con baterías de litio, ¿tienen realmente más riesgo de incendio de los vehículos de combustión? La respuesta es no. Incluso se podría afirmar que los vehículos eléctricos se incendian mucho menos que los de gasolina o gasoil. Sin embargo, junto a ello se debe apuntar que los incendios ocasionados en vehículos con baterías de litio, eléctricos, suelen ser más espectaculares, con mayor riesgo por inhalación de gases tóxicos y, sobre todo, mucho más difíciles de sofocar.
En casos como el que presuntamente habría ocurrido en Córdoba, la extinción del fuego de una batería eléctrica requiere entre diez y veinte veces más de agua para apagarlo, además de más tiempo para poderlo sofocar completamente, que en el incendio de un vehículo de combustión. Incluso una vez logrado el riesgo de que pueda reavivarse también es mayor.
Expertos en esta materia apuntan que en algunos casos el incendio de un vehículo eléctrico presenta desafíos únicos debido a la naturaleza de las baterías de litio. Se trata de componentes que pueden entrar en fuga térmica, liberando gases inflamables y alcanzando temperaturas superiores a 1.000°C, lo que dificulta su extinción con métodos tradicionales. Además, al provocar incendios de mayores dimensiones también el riesgo de poder propagarse en el entorno aumenta. Sucedió en el caso de la Mezquita-Catedral de Córdoba, donde la capilla en la que se originó el incendio, con numerosos elementos de madera, pronto se vio afectada. Por ello, el abordaje de incendios de este tipo de incendios requiere de una formación específica.
Fuga térmica y sobrecalentamiento
En caso de ser sufrir un incendio en una batería eléctrica se debe inmovilizar el vehículo, a poder ser en una zona lo más alejada de posible propagación a otros elementos. Tampoco se debe intentar sofocar el fuego, ya que se trata de un incendio ‘químico’ que requiere un tratamiento especializado.
Las razones que provocan un incendio en un vehículo eléctrico pueden ser varias. Una de las más comunes es un choque o impacto que dañe la batería y provoque un cortocircuito. La ubicación en muchos casos próxima a los bajos del vehículo puede elevar el riesgo de impacto. Para proteger las baterías de posibles impactos en el uso, suelen estar recubiertas por una suerte de sarcófago metálico. Sin embargo, esta medida de seguridad también supone en muchos casos una dificultad para acceder hasta ella en caso de necesidad urgente. También un proceso de carga defectuosa puede provocar un sobrecalentamiento y hacer que la batería entre en combustión y explote.
La estructura y funcionamiento de las baterías de litio de los vehículos eléctricos es similar al de las baterías de los teléfonos móvil, aunque a una mayor escala. En caso de algún impacto alguna de las distintas celdas en las que se componen este tipo de baterías pueden sufrir una fuga térmica y precipitar un sobrecalentamiento. Esa mayor temperatura es la que provoca el fuego. Bien por exceso de calor o por perforación de la batería que deriva en un cortocircuito, las causas de los incendios son varias. Incluso se ha comprobado que en situaciones de carga de baterías a temperaturas excesivamente bajas también se pueden provocar este tipo de accidentes.
Desde centrales como Faconauto se recuerda que las baterías están cada vez más controladas y que además de protegerse ante posibles impactos, muchas marcas emplean ya tecnologías y químicas con mucho menor riesgo de incendio.
No emplear enchufes domésticos
Una de las recomendaciones más habituales es proceder a la carga de las baterías con sistemas adecuados y bien instalados. Así, se insta a no emplear enchufes domésticos comunes para recargar coches eléctricos durante horas, al no estar preparados para ello y poder provocar accidentes por sobrecalentamiento. Es aconsejable disponer de cargadores específicos para baterías. En caso de comunidades de vecinos, se recomienda habilitar una plaza específica como punto de recarga y que ésta conste en el plano del aparcamiento para que en caso de incendio los servicios de emergencia puedan localizar con facilidad el lugar en caso de necesidad.
También se llama a no manipular las baterías. Pese a que se trata de sistemas que requieren menos revisiones que los vehículos de combustión, sus sistemas son electrónicamente complejos y requieren preparación para manipularlos correctamente.
El sector recuerda que existen estudios, como el realizado por la aseguradora americana AutoinsuranceEZ en la que analizando datos de la autoridad vial de los EEUU concluye que por cada 100.000 vehículos vendidos se produjeron 1.529 incendios en coches de combustión por 25 en vehículos eléctricos. En Noruega, uno de los países con mayor penetración eléctrica en la automoción, se estima que se producen entre cuatro y cinco más incendios en coches de gasolina o diésel que en eléctricos, según datos del Gobierno noruego. El tercero de los informes esgrimidos por la Asociación Empresarial para el desarrollo e impulso de la movilidad Eléctrica (AEDIVE) es el realizado por la Agencia Sueca de Emergencias en 2022 y en el que se concluye que se producen 18 veces menos incendios en coches eléctricos que en los de combustión: 3,8 incendios por cada 100.000 en los eléctricos por 68 incendios en los de combustión.
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