Es la última esperanza que alberga la familia para que el asesinato de Ignacio no quede impune. Ocurrió el 26 de julio de 1986 en la localidad guipuzcoana de Aretxabaleta. Aquel día, el joven sargento de la Guardia Civil, Ignacio Mateu Isturiz, junto a su compañero, Adrián González Revilla, fueron a inspeccionar la ladera próxima al cuartel desde donde ETA había lanzado varias granadas sin que causaran daños personales. La banda terrorista había previsto otro plan mortal: enterrar una bomba trampa en forma de ‘mina’ en el camino próximo al lugar donde había colocado los tubos-lanzagranadas de PVC con los que arrojó los artefactos. Cuando ambos agentes accedieron al lugar, sin saberlo, activaron el artefacto que acabó con sus vidas.
Desde entonces la familia Mateu Isturiz lleva luchando en los tribunales para demostrar que el comando Gohierri-Kosta, al que pertenecían José Antonio López Ruiz, alias ‘Kubati’, y José Miguel Latasa Getaria, alias ‘Fermín’, fueron los autores de aquel atentado. Sin embargo, pese a haber logrado reabrir hasta en cuatro ocasiones el sumario, por el momento el atentado sigue sin culpables. La última sentencia dictada por la Audiencia Nacional decretó la absolución de ambos encausados al considerar que no existían pruebas concluyentes como para condenarlos. Ahora, el siguiente paso, 39 años después de que se cometiera el atentado, será acudir a pedir amparo al Tribunal Constitucional.
La absolución dictada por la Audiencia Nacional en octubre de 2020 fue recurrida ante el Tribunal Supremo. La instancia superior llegó a ordenar a la Audiencia Nacional que dictara otra sentencia al considerar que la recurrida se fundamentaba en “vaguedades” y “razonamientos arbitrarios”. Le recordaba a la Audiencia que la absolución que había dictado debía estar basada en argumentos “sólidos, convincentes y sustentados en la experiencia y los conocimientos jurídicos”. La nueva sentencia se limitó a modificar el redactado pero no varió la decisión de absolver a ‘Kubati’ y ‘Fermin’ de aquel atentado ocurrido en Aretxabaleta.
Motivaciones "extravagantes e ilógicas"
Ahora la familia ha decidido buscar amparo en el Constitucional para que se anule la sentencia. Pide que se repita el juicio al considerar que las motivaciones en las que se basa la absolución son “extravagantes, ilógicas y arbitraria”.
Reiteran que las huellas encontradas en los tubos de PVC que ETA empleó en aquel atentado corresponden a los de los dos miembros de la banda –que en la sentencia se consideran un indicio pero no una prueba concluyente -. También recuerdan que las características excepcionales de la ‘bomba-mina’ empleada y las circunstancias del atentado lo vinculan con otros crímenes perpetrados por el mismo comando al que pertenecían ‘Kubati’ y ‘Fermin’.
En la sentencia absolutoria se concluía que las huellas encontradas en los tubos podrían ser un resto dejado durante la adquisición o almacenaje de los mismos, operación en la que ambos reconocieron haber participado, pero que no implicaría necesariamente “con la seguridad y certeza exigida y alejada de toda duda, su efectiva participación” en el atentado de Aretxabaleta.
Condenados por otro atentado el mismo día
Se da la circunstancia de que esa misma noche ambos acusados participaron en otro atentado por el que sí fueron condenados. Ocurrió apenas con unas horas de diferencia en Ordizia, a 42 kilómetros de distancia de Aretxabaleta. Una circunstancia que la familia considera que no invalida la presunta participación de los dos miembros de ETA. Defienden que la cercanía de ambas localidades y el margen temporal entre ambos hace viable la participación de los dos en ambos atentados.
En la sentencia que ahora la familia quiere anular, se concluía que el relato de hechos lleva a concluir que es “poco probable” que los acusados participaran en ambos atentados y que todo apuntaría que fuera otro comando de ETA el que participó en el atentado de Aretxabaleta en el que murieron ambos agentes.