La Vuelta ciclista a España del 90 cumpleaños pasará a la historia por terminar de manera abrupta a 56 kilómetros de la meta de la plaza de Cibeles a causa de las manifestaciones y disturbios de los grupos propalestinos que invadieron las principales calles de Madrid, obligando a cargas policiales.

Un caos que puso colofón a una Vuelta atípica, convulsa, que su sufrió una desagradable conclusión mientras los ciclistas huían a sus hoteles escoltados por la Policía. No hubo podio, ni himnos, ni ramos de flores; hubo botes de humo, barricadas y disturbios. Un final que tuvo un comienzo.

Figueres (Girona), punto de partida de los incidentes

El comienzo de La Vuelta en Piamonte (Italia) con tres etapas, y la cuarta que finalizó en Francia, transcurrieron con normalidad. Todo fue llegar a la ciudad gerundense de Figueras en la quinta jornada y encenderse una mecha de protestas que ya marcaron el camino hasta Madrid.

En primer incidente tuvo lugar en Figueras, cuando en la crono por equipos un grupo de manifestantes obstaculizó el paso del equipo Israel Premier Tech. Primer aviso y primer dolor de cabeza para la organización, quien desde el inicio trabajó junto a las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado por garantizar el buen devenir de la carrera.

Siguieron las protestas, sin incidentes destacados hasta llegar a un grave punto de inflexión. En la undécima etapa con final en Bilbao hubo que neutralizar la etapa a 3 km de meta. No hubo ganador ni tiempos de clasificación. La revuelta marcó la agenda. Se buscaban decisiones, pero nadie sabía quién las debía tomar.

La organización seguía agarrada al cumplimiento del reglamento. El Israel no era un equipo invitado, sino que se ganó la participación por los puntos UCI. La propia UCI se expresó en términos semejantes. El equipo no tenía en sus espaldas sanción alguna de ningún organismo internacional y su participación era lícita.

La presencia de banderas y protestas en las salidas, metas y diversos tramos de cada etapa se hicieron habituales. Y llegó otro día oscuro. La decimosexta jornada con meta en Mos Castro Herville, hubo de adelantar la meta 8 km por incidentes. Ese día sí hubo un ganador: el colombiano Egan Bernal.

Miedo en el pelotón

Para colmo, en la jornada gallega, un manifestante que salió de improviso desde la ladera próxima a la carretera y originó la caída del español Javier Romo, quien se retiró al día siguiente.

Se creó nerviosismo extra, se aumentaron los refuerzos policiales y los corredores, algunos reconociendo pasar miedo y temer por su seguridad, decidieron, tras consultar con el sindicato CPA, poder optar por parar la carrera si su integridad corría peligro.

Ya en la Sierra de Guadarrama, en la etapa de La Bola del Mundo, un grupo de manifestantes hizo una sentada al paso de los corredores que obligó a los mismo a pasar por los laterales de la carretera, cada uno como pudo.

La Vuelta no entró en Madrid

El caos llegó en Madrid. Cibeles, Neptuno, Atocha, la Gran Vía se convirtieron en un escenario convulso. Los manifestantes se impusieron al orden y al respeto por la competición. Mala imagen de la Vuelta. Algo se intuía, pero ocurrió, y Vingeggard tendrá que recibir su premio lejos del podio.

En definitiva, un hecho sin precedentes, que nadie sabe si se extenderá en otras carreras o en otros deportes. La indignación en parte de la sociedad por los hechos de Gaza ha tenido su espacio en el pelotón de la Vuelta. Y así lo ha reflejado toda la prensa internacional. Se habló mucho de banderas y poco de ciclismo