El pasado 3 de octubre, tres agentes de Policía Nacional consiguieron salvar la vida de una bebé recién nacida. Sólo tenía 35 días, y había sido rociada con un extintor. El suceso ocurrió en Parla, un municipio de Madrid.
Los agentes se presentaron en la calle Fuente Arenosa antes del medio día. Una mujer llamó asegurando que una de sus vecinas quería llevarse a su hija. Al llegar, una tercera vecina les explica que había regresado con sus hijos del colegio y se había encontrado el portal del edificio lleno de polvo de extintor.
Los funcionarios buscaron a la persona que había llamado, que se encontraba con su hija en brazos muy nerviosa y alterada. La encontraron entre gritos de "¡quiere matar a mi hija" y "¡está muerta, no respira!".
Los policías constataron que la recién nacida estaba totalmente rígida, inmóvil y amoratada. Empezaron a practicarle maniobras de reanimación, pero al ver que no respondía la subieron en el coche patrulla, la aseguraron y la llevaron al Hospital Universitario Infanta Cristina de Parla.
En el trayecto, no dejaron de intentar reanimarla. Hasta que lo consiguieron. Empezó a respirar y el morado de todo el cuerpo se fue yendo poco a poco. Una vez en el centro hospitalario, los sanitarios se hicieron cargo de ella.
Ya con la niña fuera de peligro, la madre se volvió a identificar ante los agentes. Les explicó que no era la primera vez que tenía problemas con su vecina. Dice que las peleas vienen porque esa mujer se dedica a la venta de drogas en su domicilio y que la tiene amenzada de muerte. Que fue ella la que golpeó la puerta de su casa con el extintor, y que al abrir roció a la madre y a la bebé con el polvo.
Los mismos policías vieron como, antes de llevarse a la menor, tuvieron que separarlas, ya que se estaban intentando agredir. "¡Puta, te voy a matar! ¡Eres una puta y voy a matar a tus hijos y a tu marido!", le grito.
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