El pelo se le blanqueó en prisión. En ella pasó 15 años de su vida por ser jefe de ETA durante uno de los periodos más sanguinarios de la banda. Antes había pasado por décadas de clandestinidad. Mikel Albisu podría haber vivido una vida más tranquila, dedicada a la escritura, la literatura y la cultura, pero optó por ser ‘Mikel Antza’ y vender su juventud a la lucha terrorista. Fue bajo su mandato cuando ETA escribió algunas de sus páginas más crueles: el secuestro y asesinato de Miguel Angel Blanco, el secuestro de Ortega Lara, la extensión de la ‘socialización del sufrimiento’…

Hace casi siete años que recuperó la libertad. Un tiempo en el que al contrario de otros exmiembros de ETA, no se ha escondido. ‘Antza’ ha participado en muchos actos relacionados con la izquierda abertzale y se ha prestado a colaborar con actividades culturales de consistorios afines. Ha sido un modo de buscar recuperar la identidad más amable de su trayectoria, la cultural, y que nunca abandonó del todo, y con la que parece querer cubrir su pasado cruel.

El último capítulo ha aflorado por una denuncia de las víctimas. ‘Antza’ presenta un programa radiofónico dedicado a la literatura vasca y que cuenta con financiación pública: 53.000 euros para dos espacios de radio procedentes de la Diputación de Bizkaia. Pero la libertad de Albisu le ha traído otros muchos respaldos en forma de reconocimiento literario impulsados por la izquierda abertzale. Hasta ocho localidades navarras y vascas se han acordado de él para incluirle como ‘dinamizador’ cultural o como orientador: Elorrio, Espinal, Aoiz, Erro, Burguete, Valcarlos, Valle de Arce…

¿Causas pendientes?

Su vida podría ser tema de un ‘bertso’. No es una vida cualquiera. Pocos arrastran un pasado tan cruel. El arte de improvisar un canto en euskera sobre una temática dada y con una métrica precisa cuenta con muchos adeptos en Euskadi y Navarra. ‘Antza’ no es ‘bertsolari’, pero podría serlo. Domina el idioma, la escritura y la creación artística. En su currículum, además de la pertenencia a ETA, figuran trabajos en el ámbito del teatro, la música y media docena de libros, algunos escritos mientras estaba en prisión.

Su presencia en actos de la izquierda abertzale es frecuente. Lo hace como una suerte de luchador desde la cultura. El exjefe de ETA durante más de una década incluso es convocado en eventos político-culturales dirigidos a los jóvenes. Ocurrió en 2023 en las jornadas festivas juveniles que Sortu organiza anualmente, los ‘Topaguneak’, y en cuyo programa de actividades se incluía la presencia de Albisu.

Pero los libros y la literatura aún los tiene que compartir con los capítulos sin cerrar de su pasado. La Justicia le ha reclamado en un par de ocasiones. La primera, por la posible implicación como ‘cerebro’, -en calidad de jefe de ETA-, del secuestro y asesinato de Miguel Angel Blanco la ha logrado superar. La Justicia decidió archivarla. Ahora, hace un mes, la Audiencia Nacional le citó por su posible responsabilidad en el asesinato de Gregorio Ordóñez en 1995. ‘Antza’ lo negó.

'Gurú' literario de la izquierda abertzale

Su identidad terrorista en realidad es un seudónimo. Es el que empleó en 1983 en el certamen de literatura ‘Ciudad de Irún’. Fue ‘Mikel Antza’ el que presentó la obra ‘Suzko gezi bat bezala’ (Cómo una flecha de fuego) y con la que se impuso en el concurso. Aquel reconocimiento le abrió la senda de la escritura que desde entonces ha cultivado y con la que ahora, una vez recuperada la libertad, intenta reinventar su imagen.

El nuevo ‘gurú’ literario de la izquierda abertzale comparte espacio con otro referente literario que militó en ETA y que ‘Antza’ conoce bien: Joseba Sarrionaindia. Siendo un joven militante, en julio de 1985 ‘Antza’ participó en la fuga de la cárcel de Martutene de Sarrionaidia. Aprovechando un concierto del cantautor Imanol en la prisión guipuzcoana, logró entrar en la prisión conduciendo la furgoneta en la que poco después Sarrionaindia saldría oculto en uno de los altavoces del cantate. Fermín Muguruza con ‘Kortatu’ cantó aquel episodio en ‘Sarri, Sarri’, el tema que aún incluye en su repertorio.

A partir de aquella fuga, ‘Antza’ inició su vida en la clandestinidad, en Francia. No regresaría a San Sebastián hasta 33 años después. En ETA, bajo la sombra de Ignacio Gracia Arregi, ‘Iñaki de Rentería’, y de José Luis Alvarez Santacristina, ‘Txelis’, fue progresando en la organización terrorista. Lo hizo incluso compaginando sus estudios y amor por la literatura en una universidad de París.

'Antza' y 'Anboto'

Las distintas operaciones policiales fueron descabezando la organización y con ello ‘Antza’ fue ascendiendo en el escalafón hasta ocupar la dirección en 1993. Fue la década en la que ETA decidió ‘socializar’, extender su amenaza a muchos colectivos. Ya no atentaría sólo contra militares, guardias civiles y policías sino que pondría en su punto de mira a políticos, jueces, empresarios, periodistas… Ocupó la dirección hassta 2004, cuando fue detenido junto a su pareja, la también miembro de ETA, Soledad Iparragirre, ‘Anboto’, con quien tiene un hijo, y que aún está en prisión.

Los 20 años a los que fueron condenados ‘Antza’ y ‘Anboto’ los cumplieron en Francia. A su entrega a España él no tenía causas pendientes y quedó en libertad, ella no. Aquella fue la misma condena que recibió su padre, Rafael Albisu Ezenarro cuando fue arrestado en 1961. El 18 de julio de aquel año, Albisu padre y otros militantes de la recién creada ETA habían planificado hacer descarrilar un tren lleno de combatientes franquistas que se disponían a participar en el acto de conmemoración del ‘Día del Alzamiento’ que se iba a celebrar en San Sebastián. Su plan falló, pero la dictadura activó una operación policial que acabó con varios detenidos, entre ellos Rafael Albisu, considerado uno de los fundadores de la banda.