A sus 83 años, enfermo, frágil y tras tres años en prisión, Mohamed Ziane —exministro marroquí de Derechos Humanos en tiempos de Hasán, histórico abogado y hoy figura incómoda para el poder en Rabat— ha iniciado una huelga de hambre indefinida. Lleva ya diez días sin ingerir alimento, según denuncia su familia, convencida de que el antiguo dirigente “no saldrá con vida” de la cárcel si no se produce una intervención urgente. Su caso, sin embargo, no figura en la agenda de la Reunión de Alto Nivel que celebran este jueves España y Marruecos, en mitad del compromiso sellado hace tres años de “evitar todo aquello que ofenda a la otra parte”.
La madre de Ziane era malagueña y sus hijos buscan desde hace meses un reconocimiento documental que acredite los vínculos con España. Consultado por este diario, el ministerio de Exteriores español guarda silencio. “Estamos desesperados y no sabemos a quién acudir”, lamenta en declaraciones a El Independiente Ángeles Andrades, hermana del exministro. Lo hace desde España, donde explica que el miedo les impide viajar a Marruecos: “No vamos porque tememos que luego nos pase algo. Sabemos cómo está la justicia allí y cómo toman represalias contra quienes apoyan a mi hermano”.
Pedimos al rey de Marruecos y al poder judicial que sean honestos y dejen a mi hermano en libertad
La familia insiste en que el apellido Ziane jamás les sirvió de salvoconducto. “Nunca hemos utilizado su estatus ni su influencia. En nuestra familia tenemos principios muy arraigados de ética y moral”, subraya. Ella misma residió once años en Rabat, donde trabajó en la embajada argentina. Ahora observa la situación con impotencia: “Pedimos al rey de Marruecos y al poder judicial que sean honestos y dejen a mi hermano en libertad. Nunca se ha vendido por dinero ni por poder. Lo que ha conseguido, lo ha hecho con su esfuerzo”. Ziane, no obstante, ha sido excluido de los sucesivos indultos que ha concedido Mohamed VI con motivo de festividades durante estos últimos tres años.

Un silencio que se agrava con la edad y la salud
Ziane, antiguo letrado y ex decano del Colegio de Abogados, fue ministro de Derechos Humanos en los años 90, en la última etapa de Hasán II. Ahora afronta múltiples causas penales derivadas, según su entorno, de su crítica abierta al poder desde el movimiento del 20 de febrero de 2011. Está condenado en dos procedimientos distintos: uno por “dilapidación de fondos públicos” cuya pena en apelación se redujo de cinco a tres años, y otro, también de tres años, considerado por organizaciones marroquíes e internacionales como directamente vinculado a su libertad de expresión. En una entrevista con El Independiente, Ziane llegó a pedir la abdicación de Mohamed VI para dedicarse a su vida de lujos y escapadas fuera de Marruecos. “Que Mohamed VI esté fuera de Marruecos es totalmente anormal. No se puede dirigir un país por Zoom”, declaró.
El resultado es que, cumplida ya la primera condena, sigue encarcelado bajo una segunda causa. Una situación que The Committee for Justice, una ONG pro derechos humanos con sede en Ginebra, califica de “violación de las normas internacionales” y de ejemplo de “instrumentalización punitiva del sistema judicial contra los opositores”. La organización exige su liberación inmediata y denuncia “violaciones procedimentales graves” durante el proceso.
Mientras tanto, colectivos de derechos humanos y movimientos juveniles se han manifestado recientemente ante el tribunal de apelación en Rabat para reclamar su excarcelación. Acusan a las autoridades de ejercer una “venganza deliberada” y de usar la ley como herramienta de represalias.

La familia: “España debe ayudarnos”
La hermana del exministro implora una reacción del Gobierno español. “Pedimos a la embajada de España que nos ayude y que le dé protección porque sabemos que no va a salir con vida de esa cárcel”. Teme también por los hijos de Ziane, que permanecen en Marruecos: “Tarde o temprano, también se ensañarán con ellos”.
Los sobrinos del ex político han tratado de acreditar la nacionalidad de su abuela materna española para reforzar su vínculo con España. Pero han encontrado obstáculos burocráticos: “La embajada les pide la partida de nacimiento, pero no aparece porque en esa época se quemaron muchos registros. En la de defunción están todos los datos, pero no entendemos nada”, denuncia Ángeles.
El temor a represalias es constante. “Ya hay periodistas en la cárcel y personas detenidas por organizar manifestaciones pidiendo su liberación”, señala. Al cierre de esta edición, las preguntas trasladadas al ministerio de Asuntos Exteriores siguen sin respuesta: si se están llevando a cabo gestiones para proteger a un ciudadano con madre española y si se abordará la situación de un hombre octogenario en huelga de hambre en la Reunión de Alto Nivel hispano-marroquí.
“No queremos privilegios. Solo que lo dejen vivir”
“Ojalá existieran más personas como mi hermano, que nunca se ha servido del cargo ni de las amistades para crecer”, afirma Ángeles. Recuerda que Ziane renunció voluntariamente en su día al ministerio y que su carrera se sostuvo únicamente en su propio esfuerzo.
La familia está dispuesta a viajar y visitarlo, pero solo “si contamos con la protección del consulado y el permiso de las autoridades marroquíes”. Aclaran que no pretenden inmunidades. “Pedimos que lo dejen salir aunque sea detenido en su casa”. A sus 83 años, enfermo y en huelga de hambre, temen no volver a verlo con vida.
“Hoy hace diez días que no come. Su estado de salud es delicado. Nadie puede pensar que una persona de 83 años, con las dolencias de esa edad y tres años en prisión, puede estar bien”. Mientras su vida se consume en una celda, en España —el país de su madre, el que su familia aún mira como tabla de salvación— nadie parece dispuesto a incomodar a Rabat.
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