El cometa Halley es, probablemente, uno de los cuerpos celestes más famosos de la historia. Su aparición periódica ha quedado registrada desde hace más de 300 años y sigue siendo, a día de hoy, una referencia para la astronomía.
Aunque su aproximación más cercana a nuestro planeta fue en 1985, cuando pasó a una distancia mínima de 92,9 millones de kilómetros, la última visita del cometa se produjo en 1986. Un paso que, pese a la enorme expectación, resultó poco espectacular para los observadores debido a su distancia y a una geometría poco favorable, tal y como recuerdan tanto la NASA como los archivos de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Un cometa bien estudiado y sin cambios recientes
Desde el punto de vista científico, no hay novedades relevantes sobre el cometa Halley en los últimos años. Su órbita, de aproximadamente 76 años, está perfectamente calculada y no ha experimentado alteraciones significativas desde su última visita. De hecho, es uno de los cuerpos celestes mejor conocidos del sistema solar.
Gran parte de ese conocimiento procede de las misiones espaciales de los años ochenta, cuando varias sondas como la europea Giotto, la soviética Vega o las japonesas Suisei y Sakigake, lograron aproximarse al cometa y obtener imágenes directas de su núcleo. Desde entonces, el seguimiento del Halley se realiza de forma remota, sin que se hayan detectado comportamientos inesperados ni descubrimientos de especial relevancia.
2061, un regreso más vistoso que el de 1986
La próxima gran cita astronómica tendrá lugar cuando el cometa Halley alcance el perihelio: el punto de su órbita más cercano al Sol. Según datos de la NASA, esto ocurrirá en julio de 2061. En esa ocasión, la posición relativa de la Tierra será mucho más favorable que en la década de 1980, lo que permitirá una mejor observación desde nuestro planeta.
Según las predicciones actuales, el Halley podría ser observado a simple vista durante varias semanas, especialmente entre los meses de julio y agosto. Los astrónomos estiman que su brillo podría igualar o incluso superar el registrado en 1910, uno de los pasos más espectaculares y documentados del cometa, que dejó una huella duradera en la cultura popular y en la historia de la ciencia.
Presente en el cielo, aunque no se vea
Aunque todavía falten décadas para su regreso, el cometa Halley sigue "activo" de forma indirecta. Cada año, la Tierra atraviesa los restos de polvo y materiales que el cometa ha ido dejando a lo largo de su órbita, lo que da lugar a dos lluvias de meteoros bien conocidas: las Eta Acuáridas, que se producen en mayo y son especialmente visibles en el hemisferio sur, y las Oriónidas que aparecen en octubre, y son observables desde ambos hemisferios. Estos fenómenos astronómicos, son la prueba de que el cometa continúa influyendo en el entorno terrestre, aunque su núcleo permanezca lejos.
Qué se espera para la próxima visita
En cuanto a novedades científicas recientes, no se han producido descubrimientos relevantes directamente vinculados al Halley desde los años ochenta. Tanto la ESA como publicaciones científicas recientes señalan que, desde entonces se monitoriza de manera remota mientras se espera su próximo regreso.
Hasta ese momento, el cometa Halley seguirá siendo un referente astronómico marcado por la paciencia y los largos ciclos del espacio. Su regreso está previsto y, cuando vuelva a cruzar el cielo del planeta Tierra, lo hará previsiblemente con mejores condiciones que en su última aparición.
En definitiva, si los factores no se alteran, todo apunta a que las nuevas generaciones tendrán la oportunidad de observar de manera nítida uno de los grandes protagonistas del universo.
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