Iñaki Urdangarin ha vuelto a hablar. Lo ha hecho por primera vez desde que, el 9 de abril de 2024, extinguiera la condena de cinco años y diez meses que lo llevó a prisión por su implicación en el caso Nóos. En una entrevista publicada este domingo por La Vanguardia, el exduque consorte y exjugador de balonmano describe su presente como un intento de redención personal y profesional: quiere ayudar a deportistas, directivos y personas en general a "superar momentos difíciles o plantearse metas nuevas".

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Durante su tiempo en prisión, explica, comenzó a estudiar un máster en psicología del coaching y bienestar emocional. Hoy colabora con una marca llamada Bevolutive, orientada a la gestión de equipos y el liderazgo con una vertiente deportiva. "Me quiero dedicar a ayudar", resume. Y pide oportunidades: que se fíen de él, que lo vean como alguien que ha caído, pero también se ha levantado.

En el ámbito deportivo, Urdangarin –que fue figura del balonmano español y ganó títulos europeos con el Barça– se detiene en un gesto que, dice, valora especialmente: que el club no haya retirado su camiseta con el número 7 del Palau Blaugrana. "Los distintos presidentes han recibido presiones y no es fácil, en un momento donde la marea es tan negativa, aguantar el pulso. Esa camiseta está ahí por unos logros deportivos, por unos hechos de un equipo que fue magnífico", apunta.

Recuperar el tiempo perdido

La entrevista tiene un tono introspectivo. "Tengo la sensación de que se me ha escapado el tiempo y ahora quiero aprovecharlo muy bien", confiesa. Lo dice desde su nueva vida como ciudadano libre, aunque con un pasado que lo acompaña en cada paso.

Urdangarin ingresó en prisión en junio de 2018 tras ser condenado por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, delitos fiscales y tráfico de influencias. Es el único miembro directo de la familia real que ha pisado una cárcel. Los hechos se remontan a los años en que presidía el Instituto Nóos, con el que facturó más de cinco millones de euros en contratos públicos para actividades supuestamente sin ánimo de lucro. El caso –destapado en 2006 y juzgado una década después– marcó un punto de inflexión en la imagen de la monarquía. Urdangarin cumplió condena primero en la prisión de Brieva (Ávila), después en el centro de inserción de Alcalá de Henares, y obtuvo la libertad condicional en 2022.

A comienzos de 2024 formalizó su divorcio de la infanta Cristina. Desde hace dos años mantiene una relación con Ainhoa Armentia, compañera en la consultora donde empezó a trabajar durante su tercer grado. Vive actualmente en Vitoria, lejos de los actos oficiales y la vida institucional que durante años marcaron su agenda.

Ahora, a sus 56 años, se presenta como alguien que "quiere ofrecer algo". El tiempo dirá si también logra que se lo acepten.