Tamara Falcó ha decidido hacer una pausa. "He probado diferentes métodos y he decidido darme un descanso porque me encuentro saturada", ha confesado en una entrevista publicada en el último número de la revista InStyle, donde reconoce que el proceso de fertilidad iniciado hace más de un año comenzaba a afectarle emocionalmente. "Íñigo lo lleva mucho mejor, mientras para mí era como una espada de Damocles", explicó.
La marquesa de Griñón lleva tiempo compartiendo en público su deseo de ser madre, en un proceso que ha intentado compaginar con sus convicciones religiosas. En 2023, apostó por la naprotecnología, un método alternativo a la fecundación in vitro alineado con los principios del catolicismo, centrado en la restauración de la fertilidad natural. "La naprotecnología es el futuro", llegó a afirmar en julio del año pasado. Poco después, reiteraba su esperanza: "Estoy feliz, muy contenta. Deseando ser madre".
El anuncio de este parón, sin embargo, supone un giro en ese relato. Falcó no cierra la puerta a futuras posibilidades –"Si Dios quiere, siempre está la forma natural"–, pero ahora reivindica también la necesidad de frenar, descansar y soltar cierta presión autoimpuesta. "La maternidad es una bendición y soy muy niñera, pero puedo sentirme realizada en la vida sin ser madre", declara ahora, sin abandonar el marco de la fe: "Lo dejo en manos del Señor".
Dudas y dilemas
A lo largo de este tiempo, su postura sobre los métodos de reproducción asistida ha suscitado debate. En marzo de 2023, durante una de sus intervenciones en El Hormiguero, expresó sus dudas éticas sobre la gestación subrogada y, en particular, sobre el destino de los embriones descartados en técnicas como la FIV. "Muchas veces los óvulos fecundados se descartan, se congelan o se donan para experimentación, y ahí entra el dilema moral para mí", dijo entonces. "Me preocupan las almas de los óvulos descartados".
La pausa actual no significa una renuncia definitiva, pero sí un cambio de enfoque. Después de meses de tratamientos, expectativas y exposición mediática, Falcó opta por la calma. No es solo una cuestión de salud física, sino de bienestar interior. En un momento en que la maternidad sigue marcada por tensiones entre lo íntimo y lo ideológico, su decisión apunta también a otra forma de vivir el deseo (de ser madre): sin obsesión, sin ruido, sin urgencia.
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