El grupo Giorgio Armani, que en 2024 alcanzó unos ingresos de 2.300 millones de euros, pasará a estar bajo el control de la Fundación Giorgio Armani tras la muerte del diseñador italiano, fallecido este jueves en Milán a los 91 años. La transición estaba prevista desde hace años: en 2016 se aprobaron en junta extraordinaria los estatutos de la fundación, publicados en 2023 por Corriere della Sera, aunque el reparto específico de las distintas categorías de acciones se concretará en el testamento.

La dirección de la fundación recae en Leo Dell’Orco, mano derecha y compañero de vida de Armani durante las dos últimas décadas, junto con su sobrino Andrea Camerana y el banquero Irving Bellotti, director ejecutivo de Rothschild Italia. Según La Repubblica, los familiares del diseñador forman parte del consejo de administración, que supervisará una marca global con 8.700 empleados, 650 tiendas y negocios diversificados en sectores como la hostelería, la restauración y el ocio.

Una empresa valorada en hasta 7.000 millones de euros

El último ejercicio cerró con 2.300 millones de euros de ingresos y una inversión de 332 millones de euros, más del doble que en 2023, pese a que los beneficios netos se redujeron a 74,5 millones de euros, frente a los 224,5 millones del año anterior. La compañía mantiene cerca de 600 millones de euros en liquidez y no tiene deuda, reflejando la prudencia empresarial de su fundador. Analistas citados por La Repubblica estiman el valor del grupo entre 6.000 y 7.000 millones de euros, considerando no solo ingresos y rentabilidad, sino también el prestigio de la marca y su cartera inmobiliaria, que incluye edificios en el distrito de la moda de Milán y ubicaciones destacadas en Nueva York, París, Londres o Hong Kong.

Los estatutos de la fundación estipulan que no se podrán distribuir beneficios, activos ni excedentes operativos, ni siquiera de manera indirecta, destinando cualquier ganancia a fines institucionales. Armani deja así una empresa independiente, sin haberse visto obligado a vender participaciones a fondos de inversión o conglomerados internacionales, y asegura que la continuidad del grupo no dependa de terceros.

Una herencia ordenada

Según el Corriere della Sera, el patrimonio de Armani, que no tiene herederos directos, está valorado entre 11.000 y 13.000 millones de euros, y se repartirá entre su hermana Rosanna y tres sobrinos: Andrea Camerana, y las hijas del fallecido hermano Sergio, Silvana y Roberta. La familia ya ocupa posiciones en el consejo de administración, junto a Dell’Orco y a otros directivos, como Federico Marchetti, fundador de Yoox.

Pantaleo 'Leo' Dell’Orco (1953) fue durante décadas la mano derecha de Giorgio Armani y su compañero en los últimos veinte años. Ingeniero de formación, se incorporó al grupo como ejecutivo de confianza y colaborador cercano, supervisando desde la gestión empresarial hasta proyectos de expansión en moda, hostelería y restauración. Su relación con Armani se consolidó no solo en el plano profesional, sino también en lo personal, convirtiéndose en una figura clave para garantizar la continuidad y coherencia del legado del diseñador.

Atado y bien atado

El estatuto de la futura Giorgio Armani Spa prevé seis categorías de acciones, además de dos sin voto, con derechos diferenciados de voto y nombramiento de consejeros. Las categorías A y F concentrarán el poder decisorio en el consejo, incluyendo decisiones estratégicas sobre planes industriales, adquisiciones y el propio estilo de la marca, asegurando la continuidad del legado de Armani.

El documento societario recoge los principios que guiaron al diseñador: mantener un adecuado nivel de inversión, gestión financiera equilibrada, reinversión de beneficios, diversificación de marcas y coherencia estilística. También se prioriza la innovación, la calidad del producto y un enfoque cauteloso en las adquisiciones, limitadas a competencias no existentes internamente. Estas directrices redundan en la idea de que el estilo de Armani no se limita a la moda, sino que constituye un modelo de gestión y filosofía empresarial. Con la fundación al mando, el grupo entra en una nueva fase que no obstante, parece, asegura su independencia.