Vishwash Kumar Ramesh no recuerda el momento exacto del impacto. Solo sabe que, cuando recuperó la consciencia, estaba rodeado de cuerpos. "Tenía miedo. Me levanté y corrí", declaró con voz temblorosa desde la cama del Hospital Civil de Ahmedabad, donde se recupera como el único superviviente del vuelo AI-171 de Air India.
Ramesh, de 38 años, viajaba en el asiento 11A, junto a una de las salidas de emergencia del Boeing 787 que el jueves se estrelló en una zona residencial cercana al aeropuerto. La aeronave transportaba a 242 personas; ninguna otra sobrevivió. Al menos otras 27 murieron en tierra, la mayoría estudiantes de medicina que vivían en una residencia alcanzada por el fuego.
125.000 litros de queroseno: "No había posibilidad de salvar a nadie"
En las imágenes difundidas por canales de televisión indios, se ve a un hombre con camiseta blanca y pantalones oscuros, la ropa ensangrentada, avanzando tambaleante entre los restos del fuselaje. Es Ramesh, aún desorientado, mientras un equipo médico lo conduce a una ambulancia. "Alguien me agarró, me metió en un vehículo y me llevó al hospital. No entendía nada", contó al Hindustan Times.
No está claro si logró salir del avión antes o después del incendio. Las autoridades no han ofrecido una versión definitiva, aunque el ministro del Interior indio, Amit Shah, fue tajante: "El avión transportaba casi 125.000 litros de combustible. No había posibilidad de salvar a nadie".
Sin embargo, Ramesh salió. Solo él. Su hermano, que viajaba en la fila delantera, sigue desaparecido. Lo ha estado buscando desde que pudo hablar. "Mi hermano también iba en el vuelo", repite, con una mezcla de incredulidad y esperanza.
Panorama dantesco
El avión impactó en pleno día contra una zona densamente poblada. Desde el aire, la destrucción recuerda a un bombardeo: escombros, ramas rotas, maletas calcinadas, la puerta de emergencia arrancada y tirada frente a lo que queda del edificio. En el hospital, el flujo de familiares es constante. Algunos llegan desde el extranjero. Otros, como la hermana de Neellanth Patel, esperan desde la madrugada con la mirada fija en el suelo. "Viajaba solo, volvía a Londres después de una visita a Ahmedabad", cuenta entre lágrimas a Juan Verano para Efe.
En la sala de recolección de ADN, el silencio se quiebra solo con el llanto de quienes acaban de recibir una confirmación. "El trabajo continúa. Esto llevará días", afirma Nitin Sangwan, representante del gobierno en Gujarat. De los 268 fallecidos, más de 60 eran ciudadanos extranjeros, entre ellos 53 británicos.
La ciudad, que en las últimas décadas ha sido presentada como símbolo del auge económico de la India moderna, vive ahora su jornada más triste. Narendra Modi, originario de Gujarat, visitó el hospital el viernes. A su salida, el silencio de los presentes era elocuente.
Una pregunta sin respuesta
Fuera del recinto hospitalario, algunos aún observan los restos con estupor. "Esto es una tragedia. La mayor que ha vivido Ahmedabad", dice un conductor. Otros simplemente preguntan: ¿Por qué aquí?
En medio de esa consternación, un hombre permanece tendido en una cama, con heridas visibles y una herida invisible: la de ser el único que caminó entre los restos y salió vivo. Vishwash Kumar Ramesh, británico de origen indio, de 38 años, no sabe por qué salvó la vida. Nadie lo sabe. Solo recuerda que abrió los ojos, vio cuerpos, tuvo miedo... y echó a correr.