Hamás ha aceptado este viernes la propuesta de alto el fuego en la Franja de Gaza lanzada a principios de esta semana por el presidente estadounidense Donald Trump con la mediación de Qatar y Egipto, en mitad de la intensificación de los bombardeos israelíes sobre el enclave palestino. La tregua contaría con el beneplácito del Gobierno israelí aunque su ala más ultraderechista se ha mostrado en contra y amenaza con abandonar el Ejecutivo si se lleva a cabo.
El plan incluye una primera fase de cese al fuego y liberación de rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos, seguida por negociaciones hacia una solución más duradera, apenas semana y media después de la tregua pactada por Israel e Irán.
“Mis representantes han mantenido hoy una larga y productiva reunión con los israelíes sobre Gaza. Israel ha aceptado las condiciones necesarias para finalizar el alto el fuego de 60 días, durante el cual trabajaremos con todas las partes para poner fin a la guerra”, señaló Trump en Truth Social a principios de esta semana tras una reunión en la Casa Blanca entre altos funcionarios estadounidenses y el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, el principal aliado del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Este jueves Trump volvió a insistir en que quiere "seguridad" para la población de Gaza, mientras se prepara para recibir a Netanyahu la próxima semana en Washington. La posición, no obstante, es similar a la que enfrentó su predecesor, el presidente estadounidense Joe Biden, y su actual enviado a Oriente Medio, Steve Witkoff. Hamás ha exigido durante meses un acuerdo que incluya garantías sobre el fin permanente de las hostilidades y la garantía de que Israel no reanudará los combates tras el fin de la tregua temporal.
Amenaza de hacer descarrilar el plan
Mientras tanto, la situación sobre el terreno continúa deteriorándose. En los últimos tres días, intensos bombardeos israelíes en Ciudad de Gaza, Jan Younis y Rafah han provocado han matado a al menos 170 personas, según el Ministerio de Salud en Gaza y. Hospitales colapsados y edificios residenciales destruidos agravan la crisis humanitaria, que ya ha dejado más de 56.000 muertos desde octubre de 2023.
A nivel político, la propuesta de alto el fuego ha desatado una tormenta en el gobierno de coalición israelí. Ministros clave del ala ultraderechista, como Itamar Ben-Gvir (Seguridad Nacional) y Bezalel Smotrich (Finanzas), han rechazado públicamente el acuerdo. Ben-Gvir instó a continuar la operación militar hasta la “aniquilación total” de Hamas y ha amenazado con abandonar la coalición si Netanyahu lo implementa. Smotrich calificó la propuesta de “peligrosa” y “una rendición ante el terrorismo”.
En contraste, sectores más moderados del gabinete ven la tregua como una oportunidad para liberar a los rehenes israelíes aún en manos de Hamás y aliviar la presión internacional. Netanyahu, presionado tanto por los familiares de los rehenes como por Estados Unidos, se ha limitado a decir que “cualquier acuerdo será implementado solo si permite alcanzar los objetivos de guerra”.
Analistas políticos advierten que el frágil equilibrio entre los intereses estratégicos y las tensiones internas podría provocar una crisis política en Israel si el acuerdo avanza. Por su parte, la población palestina en Gaza sigue atrapada entre los ataques aéreos y la incertidumbre, sin señales claras de un alto al fuego efectivo en el horizonte inmediato.
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