El gobierno minoritario de François Bayrou ha sido derrotado este lunes en la votación de confianza sobre su plan de recorte presupuestario de 43.800 millones de euros, incapaz de obtener el respaldo necesario en la Asamblea. Tras la caída del gabinete, el presidente Emmanuel Macron se ve obligado a buscar un quinto jefe de gobierno en menos de dos años, mientras Francia intenta demostrar a los mercados financieros que puede controlar el gasto público.
Horas antes de la votación, Bayrou había lanzado un último alegato para tratar de sumar apoyos a la cuestión de confianza que él mismo había promovido, reconociendo sin embargo que la caída del Gobierno era ya "irrevocable" desde el mismo momento en que anunció la votación y advirtiendo de que, al margen de las diferencias políticas, todos los partidos deberían entender que "el pronostico vital (del país) está en peligro".
"He elegido dirigirme a ustedes como si el destino no estuviese escrito, como si la respuesta de la Asamblea Nacional (...) no hubiese sido anunciada por todos", dijo Bayrou, consciente de que estaba viviendo sus últimas horas en el cargo, habida cuenta de que los números no le salían.
Sin embargo, "el mayor riesgo era no tomar ningún riesgo, dejar que las cosas siguieran como están sin cambiar nada", explicó Bayrou, advirtiendo de que esta doctrina pasa también por asumir que, en algún momento, la situación económica sería ya "irreparable". "No es una cuestión política, es una cuestión histórica", ha apostillado.
El principal temor de Bayrou giraba en torno a la economía, en un país que "no ha tenido un presupuesto equilibrado desde hace 55 años". Desde entonces, ha advertido, "los gastos aumentan, los déficits se repiten y las deudas se acumulan", un escenario que el Gobierno aspiraba a combatir con un plan de recortes cercano a los 44.000 millones de euros que criticaban por igual la izquierda y la ultraderecha.
Bayrou, que había reconocido que su plan requiere de "esfuerzos moderados", aspiraba a que Francia reduzca el nivel del déficit público al 3 por ciento en el año 2029, "el umbral a partir del cual la deuda ya no aumenta" y, entonces, el país puede aprovechar todo su potencial. Francia era a sus ojos "una magnífica catedral que hay que reconstruir para un pueblo que lo merece".
En este sentido, había lamentado que los jóvenes se sientan "la generación sacrificada" y había llamado a liberarles de la "esclavitud", en una comparecencia con momentos de tensión, interrumpida en varias ocasiones por los gritos de las bancadas opositoras que han obligado incluso a Bayrou a detener su alocución.
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