Los drones han cambiado el curso de la guerra en Ucrania. Primero los ucranianos dieron pasos de gigante y los rusos ahora han avanzado mucho. Los europeos nos hemos quedado atrás. Lo estamos viendo con las continuas incursiones de drones que han obligado a interrumpir el tráfico aéreo en varias ciudades europeas, desde Oslo a Copenhague y Múnich. En Polonia el 10 de septiembre hubo que interceptarlos con misiles disparados desde cazas, una acción desproporcionada y muy cara. Desde la Comisión Europea se lanzó la fórmula del muro antidrones, un concepto equívoco y poco realista. Ucrania ha levantado una defensa por capas, flexible, que se asemeja más a una tela de araña. Algunas de sus fórmulas funcionarían pero no todas. Urge asignar fondos a hacer frente a esta amenaza que hoy viene de Rusia pero que pueden usar otros enemigos. 

"Por primera vez hay un potencial de amenaza con recursos sobre los que no tenemos la supremacía tecnológica", afirma Juan Chulilla, cofundador de Red Team Shield, empresa española que ofrece servicios de consultoría para la defensa contra drones armados y otros sistemas aéreos no tripulados. "El contradron no ha sido una prioridad en Europa hasta que nos ha estallado en la cara. Hay empresas que veníamos diciendo que esto iba a llegar. Los ucranianos también lo decían.Los rusos han evolucionado muchísimo. En estas acciones lo vemos: han formado operadores que han situado en diversos países". 

Alarma en Europa

A Juan Chulilla le parece especialmente relevante lo que ha pasado la última semana. "La tasa de éxito de interceptación, detención de operadores terroristas y recuperación de drones en la última semana ha sido del cero por ciento. Hay muchísima alarma". 

Las acciones con fines espías o intimidades con drones en Europa no son un fenómeno nuevo. Según ha publicado Die Welt, en el primer trimestre del año hubo 530 sobrevuelos sobre infraestructuras críticas en Alemania. Es solo un ejemplo. Ahora conocemos estas incursiones por sus dimensiones, como la entrada en el espacio aéreo de Polonia de más de una veintena de drones rusos, o por que obligan a cerrar aeropuertos para evitar colisiones con aviones civiles. Siempre hubo preocupación, pero ahora hay alarma. 

Fue la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, quien aludió al "muro antidrones" al referirse a la necesidad de reforzar la defensa del flanco oriental en su discurso del Estado de la Unión. "Tenemos que actuar ahora y crear un muro antidrones", dijo Von der Leyen, que habló justo el día que la veintena de drones rusos violaron el espacio aéreo polaco. También hubo sucesos similares en Rumanía, y en los últimos días en Dinamarca y Alemania. En Estonia el incidente fue aún más grave porque fueron dos cazas rusos los que sobrevolaron el país durante 12 minutos. 

Estamos en un momento de despertar, pero conceptos como el muro antidrones pueden ser contraproducentes. Así lo ha indicado el presidente francés, Emmanuel Macron. "Los drones y los antidrones son la prioridad. Pero debemos ser claros: no existe un muro perfecto para Europa, estamos hablando de una frontera de 3.000 kilómetros, ¿creen que es totalmente factible? La respuesta es no", dijo esta semana en Copenhague, donde tuvo lugar la cumbre informal de líderes de la UE. Allí la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, dijo que estamos "en el momento más peligroso desde el final de la Segunda Guerra Mundial".  

Por primera vez hay un potencial de amenaza con recursos sobre los que no tenemos la supremacía tecnológica"

JUAN CHULILLA, COFUNDADOR DE RED TEAM SHIELD

Un muro que no es una línea Maginot

El comisario de Defensa, Andrius Kubilius, ex primer ministro lituano, sostiene que el muro antidrones se refiere al plan para contrarrestar los drones que cubren Polonia y los países bálticos. Costaría alrededor de 1.000 millones de euros, y los sistemas de detección podrían instalarse en menos de un año. Kubilius admite que llamarlo "muro" da una idea equivocada. "No sería una nueva línea Maginot", dijo Kubilius, en referencia a las fortificaciones defensivas francesas que Alemania logró sortear en la Segunda Guerra Mundial.

En el Warsaw Security Forum de Varsovia, el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, también se mostró escéptico esta semana sobre el muro antidrones. "Aprecio la idea en términos generales, pero hay que actuar sobre prioridades. Hay que desarrollar defensa de drones pero el muro no puede desarrollarse ahora. Necesitamos un proceso fluido. Incluso en Ucrania se cuela el 20%", indicó Pistorius. 

Dinero, dinero y dinero

Juan Chulilla sostiene que "el muro antidrones a corto plazo es una quimera. Informa equivocadamente”. ¿A qué llamamos muro antidrones? De lo que se trata es de buscar un sistema coordinado para contrarrestar la actividad de los drones enemigos, pero no es lo mismo actuar contra un Geran que contra un dron de vigilancia. "El muro antidrones es un término grandilocuente que suena a gran promesa. Tecnológicamente es un problema de gran nivel y necesita prioridad, urgencia y presupuesto", señala el experto, quien marca que "la guerra contra los drones se gana con dinero, dinero y dinero". 

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha ofrecido la experiencia, los especialistas y la tecnología de su país para ayudar a los europeos, que se han quedado por detrás en esta tecnología. Para derribar los enjambres de drones rusos los ucranianos combinan unidades móviles, formadas por miles de vehículos artillados con ametralladoras pesadas en la parte trasera, con unidades fijas para defender objetivos valiosos con los cañones antiaéreos Gepard.

También recurren a la guerra electrónica para bloquear señales de control y GPS, y varios tipos de radares herederas de la época soviética con sensores occidentales. A veces usan cuadricópteros para localizar, perseguir y anular los drones kamikaze. 

"De todo lo que hacen los ucranianos hemos de aprender sobre todo cómo derribar los Gran sin utilizar misiles antiaéreos lanzados desde aviones de última generación. Los europeos tenemos que desarrollar una capacidad militar y policial propia. Las circunstancias son distintas", señala Juan Chulilla. El territorio europeo que hay que proteger es mayor y hay más infraestructuras críticas que proteger, mientras que la capacidad operativa de las fuerzas de seguridad es mucho menor porque estamos en tiempo de paz. No es tan fácil detener a un saboteador ruso como en Ucrania. 

La OTAN ya lleva terreno recorrido y ha avanzado en coordinación de sistemas contradron. Por ello, investigadores como Robert Pszczel, del OSW de Varsovia, recuerdan que si bien es importante que los países europeos traten de usar de forma colectiva respuesta a la amenaza rusa, "solo hay una organización que tiene la estructura y el procedimiento para ocupar de la seguridad colectiva y es la OTAN". 

La geografía importa

También cada país ha de perfilar sus prioridades. No es lo mismo tener costa que no. Ni formar parte del flanco oriental que estar en el sur. "La geografía importa mucho", indica Juan Chulilla. Estonia y Letonia tiene frontera con Rusia. La capital de Lituania, Vilna, está a 180 kilómetros de la frontera bielorrusa. Al menos diez países necesitarían estar cubiertos por ea protección contra drones en el este de Europa. Por otro lado, Dinamarca es una península, fácil de acceder desde drones que parten de la flota fantasma rusa. O desde otro país europeo

En conclusión, la voluntad política está pero hay que desarrollar la tecnología necesaria en un momento en que la IA puede acelerar el desarrollo de los drones en un tiempo récord. "La IA facilita la formación de esos enjambres de drones que vuelan en formación y operan autónomamente. Así se puede bloquear su intercepción", explicaba Bruno Oliveira Martins, del Peace Research Institute de Oslo, en France 24.  

De momento ninguna de las incursiones ha causado víctimas o daños de gravedad. Esa es la buena noticia. Es un momento de despertar para Europa a una nueva realidad: no está en guerra pero tampoco en paz, y ha de prepararse para responder a la amenaza que suponen los drones rusos. Es fundamental que los europeos actuemos con rapidez y determinación. "El tema es cuánto tiempo tardaremos en contar con las capacidades adecuadas. No será en un mes", concluye Chulilla.

El tiempo apremia. Putin ya sabe cuál es nuestro talón de Aquiles. Lo utiliza de momento para sembrar el desconcierto, la incertidumbre y las dudas en la opinión pública sobre el apoyo a Ucrania. Pero puede ir más allá.