Los militares rusos de alto rango implicados en la guerra en Ucrania saben que están en el punto de mira de Ucrania. En los últimos 12 meses han muerto en atentados tres figuras relevantes. En abril, el objetivo era el general de división Yaroslav Moskalik, subjefe de la dirección principal de operaciones del Estado Mayor ruso. En diciembre de 2024 una explosión causada por una bomba colocada en un patinete sesgaba la vida del teniente general Igor Kirillov, jefe de las fuerzas de defensa nuclear, química y biológica de Rusia. El último ha sido el teniente general Fanil Sarvarov, jefe de la dirección de operaciones militares del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas.

A las siete de la mañana el teniente general Sarvarov acababa de montarse en su vehículo. Ignoraba que habían colocado un dispositivo dentro del vehículo para provocar una explosión. Pudo desplazarse unos metros por la calle Yaseneva de Moscú antes de la detonación. Los equipos de investigación se desplazaron al lugar de los hechos para buscar pistas que les lleven a los autores del atentado.

Sarvarov, de Chechenia a Siria y Ucrania

El dispositivo habría sido colocado con antelación, la suficiente para dar tiempo a los autores a salir del país. Con esta acción, que corresponde al modus operandi de los servicios de inteligencia vinculados al Ministerio de Defensa de Ucrania (HUR). El mensaje es impactante: confirman al alto mando militar que saben quiénes son, dónde viven y sus hábitos de conducta.

Sarvarov era una pieza de caza mayor. El teniente general ha estado a cargo de las operaciones de entrenamiento en las Fuerzas Armadas de Rusia en la guerra de Ucrania. Y cuenta con amplia experiencia en las guerras de la época postsoviética, las guerras de Putin. Tomó parte en las dos guerras chechenas, y también en la intervención militar en Siria en 2015 y 2016. Hay tácticas empleadas por Rusia en Siria que se han replicado en Ucrania. Alepo fue su campo de entrenamiento.

Dmitry Peskov, el portavoz del Kremlin, describió la muerte de Sarvarov como un "terrible asesinato". Algunos defensores de la campaña militar rusa en Ucrania han pedido venganza. Starshe Eddy, un popular bloguero belicista, ha pedido que se elimine a autoridades ucranianas en su país. "Solo la destrucción de objetivos en el territorio del enemigo puede frenar esta ola de terrorismo. Y como objetivos hablo de representantes políticos y militares", ha escrito en Telegram, según The Guardian.

Pero el presidente ruso, Vladimir Putin, de momento ha permanecido en silencio: este lunes ha recibido a los representantes de la Comunidad de Estados Independientes, el foro que agrupa a varios países que antes integraban la Unión Soviética. No era el momento para dar relevancia a una baja tan excepcional.

Una misión compleja

"En acciones de eliminación como la que se ha perpetrado en Moscú este lunes hay tarea de investigación de fuentes abiertas (OSINT). Así puede averiguarse dónde vive y cúales son las costumbres de un teniente general que vive en el sur de Moscú y detalles de su currículum, como su participación en Ucrania, Siria y las dos guerras chechenas. Parte de esa información está en abierto, pero la más detallada solo la obtienen medios especializados o servicios de inteligencia. Así pueden saber dónde vive, qué coche tiene, cuál es la matrícula... Hay que lograr también información sobre sus costumbres y entonces precisas una fuente sobre el terreno. Hay más gente involucrada en un atentado como el perpetrado este lunes en Moscú", afirma Sergi Cristóbal, analista de inteligencia.

"Además, si es una acción de eliminación, necesitas una extracción a territorio seguro, muchas veces es Turquía pero solo de paso porque corren riesgo de ser entregados a Moscú. En ese caso se precisa una colaboración estrecha con los servicios de inteligencia de turno", añade Cristóbal.

Ucrania no se ha atribuido la responsabilidad del ataque de momento. En casos así a veces lo hace pero no siempre. Las agencias de inteligencia ucranianas han atacado a decenas de oficiales militares rusos y funcionarios instalados por Rusia desde el inicio de la guerra. Les acusa de participar en crímenes de guerra.

Red de células clandestinas

Lo que queda claro es que hay células clandestinas en Rusia que pueden ocultarse muy bien gracias al buen conocimiento del ruso de los ucranianos. Es fácil que puedan infiltrarse en la sociedad rusa. "Este atentado demuestra que Ucrania cuenta con una red de células clandestinas en Rusia, incluso dentro de la zona más protegida de Moscú. También revela que el trabajo de la policía y de la contrainteligencia rusa deja mucho que desear", afirma Petro Burkowsky, director de la Fundación Ilko Kucherik Democratic Initiatives, con base en Kiev. Añade que es difícil ejecutar un atentado así sin conexiones con el submundo criminal ruso.

"Parece que solo será el principio. Creo que habrá más actos así, contra comandantes de regimientos y divisiones que hayan combatido en Ucrania. Es una humillación para Putin y una demostración de que no cuida a sus generales, lo que perjudica sus opciones de hacer frente a una guerra larga", añade Burkowsky.

Ucrania tendría capacidad de cometer atentados espectaculares, por ejemplo en el metro de Moscú, pero no pretende causar daño a la población civil, a diferencia de Rusia. Es llamativo que Putin defienda que ucranianos y rusos son familia, pero tenga tan pocos reparos en ordenar el asesinato de civiles ucranianos con bombas y drones. No es la forma de actuar de Ucrania, que elige cuidadosamente sus objetivos.

El pasado diciembre, Kiev se atribuyó la responsabilidad del asesinato del teniente general Igor Kirillov, jefe de las fuerzas de protección nuclear, biológica y química del ejército, quien murió por una bomba oculta en un patinete eléctrico frente a su edificio de apartamentos, un día después de que Ucrania presentara cargos penales en su contra. Putin calificó el asesinato de Kirillov como un "gran error" de las agencias de seguridad del país. Es un error que siguen cometiendo, lo que muestra que Rusia es mucho más débil de lo que le traslada Putin a Trump.