El asesinato de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan (Michoacán), ha vuelto a situar en el centro del debate la capacidad del Estado mexicano para garantizar la seguridad de sus autoridades locales en regiones dominadas desde hace años por grupos criminales. Manzo, que gobernaba uno de los municipios más poblados y estratégicos de la región montañosa de Tierra Caliente, murió la noche del 1 de noviembre tras ser atacado a balazos al concluir un acto público por la celebración de la Noche de Muertos.

El ataque ocurrió alrededor de las 20 horas en la Pérgola Municipal, la plaza principal de Uruapan, donde se desarrollaba el tradicional Festival de Velas. Decenas de familias y niños participaban en las actividades cuando un grupo armado abrió fuego contra el alcalde. El mandatario local fue trasladado con vida al Hospital Fray Juan de San Miguel, donde falleció poco después. También resultó herido el regidor Víctor Hugo de la Cruz, quien permanece fuera de peligro.

Según la Fiscalía General del Estado de Michoacán, uno de los agresores fue abatido en el lugar y otros dos fueron detenidos. En el sitio se incautó un arma corta y diversos casquillos. Las autoridades trabajan en la identificación del atacante muerto y mantienen abiertas todas las líneas de investigación para determinar la posible autoría criminal.

Carlos Manzo, "el del sombrero"

Manzo, conocido por el eslogan de campaña “el del Sombrero”, había ganado la alcaldía en las elecciones de septiembre de 2024 como candidato independiente, tras haberse desempeñado como diputado federal por Morena entre 2021 y 2024. Durante este año había insistido en reiteradas ocasiones en que Uruapan necesitaba mayor presencia federal para enfrentar la violencia vinculada a organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Caballeros Templarios, Los Viagras, Pueblos Unidos o Los Blancos de Troya, todos con presencia documentada en la zona.

El secretario federal de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, ha confirmado que Manzo contaba desde finales de 2024 con un esquema de protección reforzado, que incluía 14 elementos de la Guardia Nacional para seguridad periférica y escoltas municipales de su confianza. El funcionario subrayó que la protección había sido revisada en reuniones periódicas desde mayo y aseguró que la investigación busca determinar cómo los atacantes lograron vulnerar ese dispositivo.

Por su parte, el secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo, ha señalado que el alcalde había sostenido al menos cuatro reuniones formales este año con mandos militares para ajustar estrategias en la región. En ellas no constaron nuevas solicitudes de refuerzo en las semanas previas al crimen. Como parte de la coordinación, el Ejército y la Guardia Nacional habían desplegado operaciones con más de 1.200 efectivos, que derivaron en detenciones y decomisos.

Condena de Sheinbaum

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, condenó el asesinato "con absoluta firmeza" y anunció la convocatoria del Gabinete de Seguridad para reforzar el apoyo al estado y garantizar que no haya impunidad. La mandataria afirmó que los mandos territoriales mantenían comunicación constante con el alcalde y que su administración "reafirma el compromiso de alcanzar la paz con cero impunidad".

La investigación continúa bajo la coordinación de la Fiscalía michoacana, la Secretaría de Seguridad y la Guardia Nacional. Las autoridades han reiterado que se llegará "hasta las últimas consecuencias".

El crimen se produce en un municipio donde, en los últimos años, el poder institucional ha coexistido con una presencia sostenida de múltiples organizaciones criminales enfrentadas entre sí. La muerte de Manzo se inscribe así en una larga secuencia de homicidios de autoridades locales en México, muchos ocurridos durante actos públicos y en espacios urbanos presuntamente protegidos.

La tragedia de este sábado se suma a un episodio que marcó profundamente a la ciudad: el 29 de octubre de 2024, el periodista Mauricio Cruz Solís fue asesinado en la misma plaza principal minutos después de entrevistar en directo a Carlos Manzo. Un año después, el lugar de aquel testimonio público ha vuelto a ser escenario de la violencia que el alcalde denunciaba en vida.