Conducir en invierno requiere prestar atención a más detalles de los que se ponen de manifiesto en otras épocas del año. El frío exterior no sólo afecta al confort, sino que también afecta a la forma de conducir. El correcto ajuste de la temperatura interior puede ayudar a estar más concentrado, logra que se tengan mejores reflejos y reduce la fatiga. El equilibrio del ambiente interior del vehículo marca la diferencia, tanto en trayectos cortos como en trayectos largos.
La temperatura del coche en invierno
La temperatura más idónea dentro del coche está comprendida entre los 19 y 22 grados. Este valor intermedio puede ser considerado como el más apropiado, ya que ofrece un equilibrio entre la comodidad y la seguridad al conducir, de manera que mantener el interior de un vehículo dentro de esos valores permitirá al cuerpo adaptarse a la situación y evitar contrastes bruscos con el exterior, algo frecuente en invierno.
Cuando el interior alcanza una estabilidad, el conductor mantiene el carácter distendido y la percepción térmica se mantiene constante. Este punto ayuda a mantener la atención en el recorrido y favorece una conducción más fluida y más segura, incluso con los trayectos de larga duración.
Efectos del frío excesivo
Circular con una temperatura que no supere los 19 grados induce rigidez muscular y reduce la sensibilidad en manos y pies. Esta circunstancia afecta de forma directa a la exactitud en el manejo del volante y los pedales. El frío también provoca tensión corporal, provocando que la fatiga, incluida la del sistema nervioso central, se acentúe antes de lo esperado. La sensación térmica del interior del vehículo también conlleva una menor atención a la conducción, porque el organismo desvía su energía a combatir el frío, lo cual es muy poco aconsejable en las condiciones invernales.
Regular la calefacción del coche
En el momento de iniciar la marcha se debe regular la calefacción poco a poco. El motor necesita unos minutos para calentarse, por eso de poco sirve subir el climatizador al máximo desde el primer momento, algo que además, es poco eficiente. Regularlo poco a poco ayuda a dar confort sin forzar el sistema. De este modo ayudas a mantener la temperatura interior constante durante el trayecto.
Visibilidad y consumo
Una buena regulación de la calefacción es muy importante para que los cristales y lunas se mantengan despejados. Si se genera mucho calor, provoca que haya más condensación y provoca que empeore la visibilidad, especialmente aquellos días con demasiada humedad. Pero si se mantiene la temperatura dentro de valores razonables permitirá que haya una mejor visibilidad tanto de la carretera como de los proprios espejos retrovisores.
Del mismo modo, un uso racional del climatizador ejerce un efecto positivo sobre el consumo de combustible, ya que el sistema funciona mejor y se evitan esfuerzos inútiles. clave en los desplazamientos cotidianos.
Beneficios de un coche bien climatizado
El confort en el vehículo ayuda a conducir con más atención. Una temperatura del interior correcto pone el cuerpo en activo y alerta, sin somnolencia y sin incomodidad. En esta temperatura óptima se mantiene, por lo tanto, esta rápida reacción de reflejos ante cualquier eventualidad del tráfico. Cuando el conductor está cómodo, sus reflejos son mucho más ágiles, lo que hace que conducir sea más exacto y seguro. El control del vehículo mejora y aumentando la seguridad en el trayecto.
Confort en trayectos largos
En distancias largas, la temperatura óptima ayuda a evitar el cansancio físico y psíquico. Un ambiente adecuado elimina las tensiones y permite una postura relajada durante períodos más extensos. Una temperatura estable y adecuada ayuda a la conducción y da más seguridad en los trayectos en invierno.
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