Desde principio de año existe un tono positivo en el discurso generalizado de los profesionales de la inversión. Y lo cierto es que no nos faltan motivos;  las economías tienen pinta de acelerarse, hay muchas expectativas puestas en el plan de estímulos anunciado por el nuevo presidente de EEUU, volvemos a ver crecimiento en las estimaciones de beneficios empresariales, la recuperación del sector financiero, etc.

Pero también es cierto, que a la par de la cantidad de argumentos que pueden animar al inversor a "tirarse a la piscina", hay (como suele ser el caso) otros tantos que sugieren mucha cautela.

Desde luego si nos fijamos en la evolución de los mercados en los últimos seis meses, toda la recuperación ha girado en torno a; por un lado la reversión del sentimiento sobre los beneficios futuros de los bancos, dado el comportamiento de la inflación y consiguiente movimiento en tipos de interés; y, por otro lado, la alegría que supuso para los mercados el discurso del vencedor de las elecciones de EEUU, a favor de bajadas de impuestos y estímulos económicos como el anunciado plan de infraestructuras (muy necesitadas en EUA, dicho sea de paso).

Además de la subida de los bancos en bolsa, hemos visto un dólar fortaleciéndose y, en particular, contra monedas como el peso mexicano, que podría verse afectado con la amenaza de ruptura del acuerdo de libre comercio de Norte América (NAFTA). Lo curioso es que cuanto más riesgo de ruptura incorpora la divisa, más competitivas se vuelven las exportaciones mexicanas, diluyendo el efecto del potencial incremento de aranceles.

Cabe destacar, que el mismo germen de subida puede tener lecturas contrarias. Por un lado, la falta de alternativas atractivas donde invertir a lo largo de estos años, podría cambiar dando paso a beneficiarse de aquellos activos que más lo han sufrido. Por otro lado, y de la misma manera que se han aceptado como buenas y positivas las políticas del programa del Sr. Trump, se ha obviado todo lo que podría llegar a complicarse si el programa de comercio internacional con sus medidas proteccionistas se cumpliera.

Más allá de los temas anteriores, en 2017 tendremos que hacer una vez más, seguimiento al riesgo político en Europa. Tras una primera oleada (2015)  de elecciones en Grecia,  Portugal y España, una segunda serie (2016) con el Brexit y el referéndum en Italia (con el auge del populismo como denominador común en todos los eventos), todos los focos están en las elecciones de Holanda, Francia y Alemania que supondrán un test importante sobre la situación de la unión y su futuro.

Por concluir, queremos destacar que realmente hay razones para ver el potencial alcista, pero que claramente también hay riesgos muy importantes que hay que vigilar. En Fidentiis adoptamos como regla gestionar el riesgo en nuestros fondos buscando disminuirlos. Creemos que en la construcción de cartera para un inversor no profesional debería haber una base de fondos mixtos dinámicos como el Fidentiis Global Strategies, que busca obtener un buen nivel de rentabilidad con una importante “restricción” a los niveles de riesgo asumidos.


*Ricardo Seixas, CEO & Iberia Fund Manager.

Desde principio de año existe un tono positivo en el discurso generalizado de los profesionales de la inversión. Y lo cierto es que no nos faltan motivos;  las economías tienen pinta de acelerarse, hay muchas expectativas puestas en el plan de estímulos anunciado por el nuevo presidente de EEUU, volvemos a ver crecimiento en las estimaciones de beneficios empresariales, la recuperación del sector financiero, etc.

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