Era octubre de 2016 y Ferraz estaba envuelta en llamas. Canal Sur describió el incendio, pero no se esforzó especialmente en explicar el porqué se había desatado. La idea era mostrar a Susana Díaz como la gran esperanza del partido y como la pacificadora que había apelado a cerrar la grieta que se había abierto en la cúpula socialista. Decir que la expresidenta de la Junta había echado leña al fuego no era conveniente.

Uno de los veteranos de la casa reconoció entonces que allí estaban tan habituados a ese tipo de prácticas que habían perdido la capacidad de detectarlas y de escandalizarse. No hay nada como la rutina para perder la perspicacia.

Un tiempo después, el PSOE andaluz capituló en las elecciones autonómicas y el mismo periodista, con sarcasmo, reconoció que la historia de esta comunidad autónoma, durante la democracia, era como la de Roma: hubo un tiempo en el que, borrachos de poder, los socialistas declararon el Imperio y se olvidaron de la República. Eso les dio pie a aplicar el 'ordeno y mando' sobre toda la Administración. Incluida Canal Sur.

De esa suficiencia se beneficiaron muchos, como en ese local llamado Don Ángelo, de Sevilla, que se dedica lo mismo que el Club Pigmalión madrileño, que era conocido como 'la oficina' por la trama Gürtel. El problema es que el singular Imperio andaluz lo avalaban las urnas y en diciembre de 2018 dictaron que tenía que caer. Con esto, cambió de manos la televisión autonómica y también de línea editorial, que dejó de proteger a los socialistas. Este martes se ha apreciado claramente en lo relativo a la sentencia de la trama de los ERE.

Retraso en la lectura

La lectura de la sentencia estaba prevista para media mañana y es cierto que, quien pusiera la televisión en ese momento y no supiera que la lectura de la condena se había retrasado en la Audiencia Provincial de Sevilla, se sorprendiera al apreciar que sus periodistas hablaban de un tema habitual en la inefable televisión matinal: el consumo de alcohol en jóvenes. En La 1, tampoco estaban todavía en harina y María Casado se explayaba sobre las plantas ancestrales, tema apasionante, sin ningún género de duda.

A esa hora, Antonio García Ferreras ya había puesto el tema sobre la mesa, en la que, por cierto, no estaba Javier Aroca, aunque hubiera sido bueno ver su reacción. El presentador de La Sexta hablaba de sentencia demoledora para el PSOE andaluz. También dejaba claro que los hijos no son responsables de los pecados de los padres y que Susana Díaz -a la que apoyó en la batalla de Ferraz contra Sánchez- no estaba metida en el caso de los EREs. Cosa curiosa, vaya.

Pocos 'peros' se pueden poner a la cobertura que realizó Canal Sur desde el momento en el que se difundió la sentencia

Pocos 'peros' se pueden poner a la cobertura que realizó Canal Sur desde el momento en el que se difundió la sentencia. Al contrario: sus periodistas explicaron las penas, detallaron la diferencia entre lo que pedía la Fiscalía y lo que han decidido los jueces; y dejaron claro que era una decisión histórica y 'ejemplarizante' sobre una trama de corrupción en la que fueron muchos millones de euros los que aterrizaron en lugares hacia donde nunca deberían haber volado.

Todo esto, con el testimonio de especialistas y de informadores de otros medios de comunicación. Otorgando más peso a quienes manejan los datos que a los políticos.

Televisiones autonómicas

La duda que queda es la de siempre, y es si esta televisión hubiera actuado del mismo modo si la sentencia hubiera afectado a alguno de los partidos que conforman el Gobierno andaluz. Está claro que hay que dar una oportunidad a la nueva Canal Sur, pero también es evidente que estos medios de comunicación públicos han ejercido tradicionalmente de sastrería para los barones autonómicos. No obstante, este martes ha actuado de forma más que correcta y ha dado información completa al espectador, que es lo que justifica la supervivencia de estos costosos servicios públicos.

Curiosamente, la sentencia ha trascendido mientras en La 1 se emitía el programa de Máximo Huerta, es decir, del exministro de Cultura del Ejecutivo de Pedro Sánchez, quien llegó hace unos meses a la televisión pública con un buen sueldo y confirmó que eso que dicen algunos de que en España se tiene menos tolerancia que nunca con las corruptelas de la partitocracia es muy relativo. Porque la realidad es que, quien gana las elecciones, consigue el botín de la Administración y aplica la generosidad que crea conveniente con los suyos. ¿Tendría Huerta un programa en La 1 si no gobernara Sánchez? Es una pregunta de imposible respuesta. Lo cierto es que hoy dirige un espacio, meses después de salir del Ejecutivo, lo cual no parece ni oportuno ni especialmente higiénico.

Quien aparecía a última hora de la mañana es Teodoro García Egea, quien recordaba algo que le escocerá especialmente a los medios de izquierda en los próximos días: que la moción de censura contra Mariano Rajoy la justificó Pedro Sánchez en el resultado condenatorio del juicio de la Gürtel. Entonces, Sánchez exigió la dimisión de Rajoy y ahora García Egea pide al presidente en funciones que sea consecuente y haga las maletas. Si la memoria y la web del Congreso no fallan, se diría que Egea era entonces diputado y votó en contra de la caída del Gobierno del PP, mientras que ahora pide la marcha de Sánchez.

Como verán, esto de las contradicciones es cosa constante en medios y en política; y se lleva a cabo sin ningún recato. La clave es que un grupo de corruptos -y ya sin el presunto- ha sido condenado este martes y que Canal Sur ha actuado con la diligencia correspondiente. Que no es poca cosa. Avanzamos, pero muy poco a poco.