Rafael Mayoral quiere “correr a gorrazos” al gobernador del Banco de España, un señor tan capitalista que sus autógrafos son billetes, o al menos así era antes, durante el franquismo o el otro franquismo que le siguió (para Podemos, el franquismo ha seguido relevándose sin perder la esencia, la estética ni el maderamen, como guardiamarinas del Elcano). El gobernador, miembro de una casta acostumbrada a poner su rúbrica amoñada por encima del moño de Rosalía de Castro, a convertir el papel en dinero o en visado como un emperador chino, ha firmado también ahora un informe que a Podemos le ha parecido poco revolucionario. Es increíble lo poco de izquierdas que son estos señores gobernadores de banco central, que no sólo no distinguen el dinero de sus fotocopias sino que hacen análisis económicos en vez de ideológicos y dan datos en vez de ignorarlos, como ignoraban la autoridad de Galdós garabateándole la gorra que no llevaba, gorra que ahora recoge Mayoral para el gorrazo.

El informe del Banco de España dice muchas cosas, porque una gente que es capaz de andar todavía recogiendo pesetas de jugar al parchís de a peseta debe de ser, creo yo, minuciosa a la vez que tacaña. Una de las cosas que dice es que la subida del salario mínimo ha destruido empleo, algo que es síntoma de “muy poca vergüenza” según Mayoral. Mayoral, pues, enseguida se ha ido a por su gorra de mozo del pueblo, llena de piedras del pueblo como el río del pueblo, para perseguir a gorrazos, a cantazos o a garrotazos esto que parece una cosa evidente pero por lo visto es un insulto al pobre e incluso puede que a la difunta peseta. A lo mejor lo que tenía que decir el señor gobernador del Banco de España, bajándose de su silla como de rey de la Cibeles, es que los empresarios, cuando tienen que pagar más, enseguida empiezan a contratar a más gente, e incluso que el que no es empresario se hará empresario entonces. Todo para que Mayoral no lo persiga como a un becerro.

Podemos debe de tener querencia al gorrazo, a la china de tirachinas y a perseguir a la gente después de ponerle encima una chistera de Monopoly"

Podemos debe de tener querencia al gorrazo, a la china de tirachinas y a perseguir a la gente después de ponerle encima una chistera de Monopoly. Esto vale incluso para traidores a su clase, para los currantes poco izquierdosos, con más razón para un señor que maneja el gran dinero del país como su cucharilla de café o su exlibris. Sin embargo, el informe del Banco de España más bien respalda la subida del SMI: cuenta 10 veces más beneficiados que empleos destruidos, e incluso señala que se han perdido menos puestos de trabajo con este aumento del 22% que cuando Rajoy lo subió un 8%. Eso sí, lo califica de “sorprendente”, que puede sonar incrédulo pero también halagador. Qué menos, digo yo, que a alguien instalado en el capitalismo rococó se le caiga el monóculo en el té de vez en cuando, de sorpresa o de soponcio.

Mayoral, en fin, lo que pasa es que tenía ganas de sacar la gorra, que es quizá lo único que le queda ya a su revolución obrera que se va quedando sin obreros, esa gorra como el tricornio de la izquierda, que sólo se pone para el desfile. Eso sí, para sacar la gorra hay que sacar también al capitalismo sin entrañas, ese capitalismo al que un pobre con 160 euros más le produce dolor en el pecho, justo en el sitio de los puros, o cólicos de pepita de oro en el bolsillo del reloj de cadenita. Subir el SMI seguro que destruye empleos, no hace falta mucha ciencia económica, es de sentido común. Sin embargo, también produce otros beneficios igual de computables y más considerables, beneficios que recogía el informe pero que sin duda le estropeaban a Mayoral su saludo o garrochada con gorra de mayoral.

A Podemos ya sólo le queda la gorra encasquetada y la jauría de pedradas. No es cuestión del lenguaje, de que alguien suba a la tribuna del Congreso y hable de “poca vergüenza” y de “correr a gorrazos” como si le hubieran robado un gorrino. No, es sobre todo cuestión de recursos y de oportunidad. A Podemos apenas le queda la gorra metafórica como la pana metafórica y la gorra real como un adoquinazo real, pero además tampoco tiene muchas ocasiones para sacarla. La realidad, que también da sus gorrazos o ayusazos, no hace más que tumbarles sus teorías de ricos y pobres. Por eso tienen que aprovechar algo que, como esa frase del informe del Banco de España, parece apilar toda la platería y el asco del dinero y de sus chocolatadas. Luego resulta que ni el Banco de España ha salido de sus cimientos como una goleta para bombardear pobres, ni el leve alivio del menesteroso hace que a ese gobernador que se firma los billetes de encender puros le duela el corazón con forma precisamente de petaca para puros. Podemos tiene querencia al gorrazo pero tiene más querencia a la falsedad.

En Podemos están tirando las gorras o ya los zapatos, están tirando lo poco que tienen como un pastor que sólo tiene el cuento del lobo que no viene. Es increíble lo poco de izquierdas que son los gobernadores de los bancos centrales, con su maquinita de hacer dinero igual que esa maquinita de ponerse los calcetines. Pero es aún más increíble lo poco de izquierdas que resultan los currantes, que no hacen caso a Podemos. Más bien tendrán que correrlos a gorrazos a ellos, o no va a haber manera de que triunfe la revolución.

Rafael Mayoral quiere “correr a gorrazos” al gobernador del Banco de España, un señor tan capitalista que sus autógrafos son billetes, o al menos así era antes, durante el franquismo o el otro franquismo que le siguió (para Podemos, el franquismo ha seguido relevándose sin perder la esencia, la estética ni el maderamen, como guardiamarinas del Elcano). El gobernador, miembro de una casta acostumbrada a poner su rúbrica amoñada por encima del moño de Rosalía de Castro, a convertir el papel en dinero o en visado como un emperador chino, ha firmado también ahora un informe que a Podemos le ha parecido poco revolucionario. Es increíble lo poco de izquierdas que son estos señores gobernadores de banco central, que no sólo no distinguen el dinero de sus fotocopias sino que hacen análisis económicos en vez de ideológicos y dan datos en vez de ignorarlos, como ignoraban la autoridad de Galdós garabateándole la gorra que no llevaba, gorra que ahora recoge Mayoral para el gorrazo.

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