El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha dado alas a la idea del presidente de la Comunidad de Valencia de crear un impuesto específico para las rentas altas de los que vivan en Madrid. "Tiene mucho recorrido", ha dicho José Luis Escrivá tras reunirse con Ximo Puig.

En agosto, Escrivá y Puig se ven aprovechando las vacaciones. Más discreto, este encuentro no ha tenido nada que ver con el de Jávea del año pasado, en el los dos que posaron de sport con el mar de fondo en compañía del entonces ministro de Ciencia, Pedro Duque; el ex ministro del Interior, Antonio Camacho, y el alcalde de la localidad, José Chulvi. La foto se hizo viral, ya que ninguno de ellos llevaba puesta la mascarilla. Este año, el ministro y el presidente iban vestidos con chaqueta y corbata y, naturalmente, llevaban puesta la mascarilla.

Escrivá, un ministro que sabe de números y que pasa por ser uno de los más solventes de este Gobierno, se ha apuntado a la fiesta del anti madrileñismo, lo que puede que en la comunidad valenciana tenga mucho éxito. De hecho, Escrivá lleva días polemizando en tuiter con el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, a cuenta de los comedores sociales y el Impuesto Mínimo Vital.

Pero vayamos al meollo de esta batalla que une a tanta gente contra Madrid. El pasado 21 de julio, Puig lanzó su idea, sin concretar, de crear un impuesto específico para compensar la riqueza extra que tiene la comunidad madrileña como consecuencia, dijo, del "efecto capitalidad". El presidente valenciano no es el único que ha hablado de ello. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, sin ir más lejos, ha propugnado un correctivo para el supuesto dumping fiscal que practica la comunidad que preside Isabel Díaz Ayuso.

Puig utilizó como argumento para justificar el nuevo impuesto (que el Gobierno debería, dijo, incluir en la reforma fiscal que está estudiando) el hecho de que Madrid esté 36 puntos por encima de la media de España en PIB per cápita (el dinero que teóricamente ingresa cada ciudadano y que se obtiene dividiendo el PIB de cada CCAA por su número de habitantes). En efecto, Madrid, según los datos actualizados más recientes, es, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la comunidad autónoma con un mayor PIB per cápita de España: 34.916 euros al año. Sin embargo, a muy corta distancia, se encuentra el País Vasco: 34.079 euros; y le sigue Navarra con 31.809 euros.

Ximo Puig quiere que en Madrid se paguen más impuestos, pero en la Comunidad Valenciana, casi el 25% de su economía se mueve en negro"

¿Cómo justifica Puig el hecho de que el País Vasco, en el que no concurren esos supuestos efectos beneficiosos de la capitalidad tenga casi la misma renta per cápita que Madrid? ¿Habría que introducir un impuesto similar para las rentas altas en el País Vasco o en Navarra? Cataluña no se queda muy lejos, ya que su renta per cápita para ese mismo año se situó en 30.760 euros. Pero de Cataluña y el País Vasco no se habla. No es políticamente correcto.

Se podría criticar a Madrid por utilizar el dinero que recauda para mejorar los servicios de sus ciudadanos, olvidándose del resto. Pero la realidad no es esa. Todo lo contrario. Ese mismo año, 2018, Madrid recaudó por grandes impuestos (IRPF, IVA, Especiales, etc.) un total de 84.431 millones -más que ninguna otra comunidad-, pero de esa cantidad sólo se quedaron en Madrid 19.110 millones. Además, Madrid aportó al Fondo de Garantía de Servicios Públicos Fundamentales (una especie de fondo de solidaridad con otras regiones) 3.919 millones. La segunda en aportar fue Cataluña, con un total de 1.579 millones.

No se puede afirmar, si no es mintiendo, que Madrid no sea solidaria con el resto de autonomías. O que los madrileños no paguemos suficientes impuestos.

Ximo Puig utiliza el truco fácil y demagógico de echar la culpa a otro de sus males. ¿Y qué mejor culpable que Madrid? Pero el presidente valenciano se olvida de un factor que hace que su comunidad recaude menos de lo que le correspondería en función de su actividad económica. Ese factor es la economía sumergida. Según un reciente estudio del profesor de Economía Jordi Sardá Pons (miembro de Centro de Investigación en Economía y Sostenibilidad) y el catedrático Ignacio Mauleón Torres, la Comunidad de Valencia figura en el pelotón de cabeza por el volumen de su economía sumergida: el 24,8% de su PIB no paga impuestos. Mientras que ese mismo ratio en Madrid es del 16,2%, y en el País Vasco, del 17%. Es decir, que tanto en Madrid como en el País Vasco hay más gente que paga impuestos.

Como se ve hay una relación directa entre el PIB per cápita y la economía sumergida. Un dato mucho más objetivo, pero menos político, que el de la capitalidad.

Reconocerlo, implicaría admitir que en la Comunidad de Valencia no se hace todo lo que se debería para acabar con la economía en negro. Pero eso supondría también admitir cierta responsabilidad. Y eso, no.

Puig, como también Escrivá, arremeten contra Madrid porque la comunidad representa un modelo alternativo al que propugna el Gobierno y las autonomías gobernadas por el PSOE, que consiste en generar crecimiento y utilizarlo para bajar impuestos. Si eso no funcionara, la crítica sería muy fácil. Pero como da resultados, entonces hay que castigarlo, imponiendo un nuevo impuesto a los madrileños... ricos.

Si el Gobierno comete el error de introducir ese impuesto ad hominen a Madrid, la respuesta será muy similar a la que dieron sus ciudadanos el día 4 de mayo.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha dado alas a la idea del presidente de la Comunidad de Valencia de crear un impuesto específico para las rentas altas de los que vivan en Madrid. "Tiene mucho recorrido", ha dicho José Luis Escrivá tras reunirse con Ximo Puig.

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