Lo de Sumar y Podemos no va a tener solución. Luego hablaremos de eso. Pero tampoco lo de Sumar se presenta fácil sino todo lo contrario.

No es fácil de ninguna de las maneras liderar una suma de partidos políticos, cada uno de su padre y de su madre, que tienen en común el ser territoriales salvo Izquierda Unida que es el único partido de ámbito nacional.

Todos los demás son pequeñas formaciones territoriales que se van a sumar al proyecto de Yolanda Díaz, para quien va a resultar un auténtico dolor de cabeza hacer en su día las listas electorales de ámbito nacional.

Todos tienen su particular forma de entender la oposición a sus respectivos gobiernos autonómicos y ninguno tiene cultura de oposición en general. Están los comunes en su amplia variedad, está Más País, está Más Madrid pero ésa en calidad de apoyo testimonial porque lo suyo está en la capital, están los de Alianza Verde y está la diputada y líder del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta.

Con esa amalgama Yolanda Díaz pretende hacer un no sé qué -porque no está todavía definido si va a ser un movimiento, una plataforma o qué va a ser que no sea un partido político- y lo que vaya a ser lo presentará la señora Díaz el próximo 2 de abril en el mítico campo de baloncesto del Estudiantes del instituto Ramiro de Maeztu, bautizado Magariños en honor del profesor de latín y fundador del equipo de baloncesto Estudiantes.

No lo tendrá fácil la señora Díaz. Es más, lo tendrá muy difícil sólo con tratar de contentar a todos los componentes de cada uno de los quesitos con el que pretende conformar su movimiento.

Esto no es más que el apoyo que el PSOE necesita para llamar a filar a los desencantados de la izquierda

Pero, quede claro que esto no es lo que ella prometió al comienzo de su presentación pública. Lo que ella prometió era un movimiento de masas que superara la estructura de partidos y lo que tenemos delante -y con lo que ella tendrá que torear- es un puñado de pequeños partidos de ámbito territorial. Nada más.

Que esto se vaya a convertir en una nueva forma de hacer política,  permítanme que lo ponga en duda. Esto no es más que el apoyo que el PSOE necesita para llamar a filas a los desencantados de la izquierda que, vaya usted a saber por qué, están encantados con Yolanda Díaz. Pero es mi deber dejar constancia de que, en mi opinión, solamente es el bastón en el que Pedro Sánchez se va a apoyar para seguir en el poder. Punto.

Por eso le cedió su turno en la malhadada moción de censura que sólo sirvió para entronizar a la vicepresidenta segunda como nueva líder de la izquierda a la izquierda del PSOE y para que el presidente nos diera una conferencia de varias horas en las que se vanaglorió de todo lo bueno que había hecho su Gobierno sin mezcla de mal alguno.

Quizá la señora Díaz le robe algún escaño a Podemos o incluso al PSOE, probablemente a ambos. Pero lo que está más que claro es que Díaz está metiéndole el dedo en el ojo a Pablo Iglesias y a todos los fantasmas que pululan por los alrededores de Podemos y que ahora se van a cobrar su venganza apoyando a Yolanda Díaz.

Ya se puede ir olvidando Iglesias de que ella les convoque antes del 28 de mayo porque precisamente lo que ella y él -que es Pedro Sánchez- están buscando es que Podemos se dé una costalada muy considerable en las elecciones municipales y autonómicas y, a partir de ahí, convenientemente limados los colmillos del león ahora rugiente, negociar sus posiciones con otro talante más acorde con la realidad posterior al 28 de mayo.  

Así que se pueden ir olvidando desde Podemos de negociar nada con Yolanda Díaz antes de esa fecha. Bastará con que vayan digiriendo la cantidad de bilis que van a tener que tragar cuando los fantasmas que creían amortizados acudan a apoyar a la señora que de momento ha hecho una jugada maestra con la designación, a puritito dedo, de Pablo Iglesias como su sucesora y ahora se va a convertir en la ejecutora de su inmolación.

Le esperan tiempos amargos a la cúpula dirigente de Podemos.