Pretendía hacer una consideración inicial, pero diría que se entiende mejor lo que quiero decir con la transcripción de lo que expuso la periodista y actriz Marta Nebot en el programa de Xabier Fortes el jueves por la noche: "Habría que seguir avanzando en el ateísmo y no en el cristianismo recauchutado por el papa Francisco, ¿no? Actualizado, suavizado… y, bueno, que cada cual se adecúe a su bolsillo y, en, para gays, para tal, para el otro y el de la moto".
Había acudido Javier Cercas al programa para promocionar su último libro -El loco de Dios en el fin del mundo-, en el que narra su viaje a Mongolia con motivo de la visita del papa Francisco. En la obra, reflexiona sobre la posición de la religión y del catolicismo en la vida de los hombres; y sobre la espiritualidad, la cual ha servido a lo largo de los siglos para evitar que se marchitara la planta de la esperanza en quienes la supervivencia se ha transformado en una experiencia compleja. Suena el tema interesante, pero el problema es que ese día habían invitado al programa a Nebot y ella, que es atea, no estaba dispuesta a limitarse a preguntar al autor.
Porque Nebot está muy convencida de sus ideas sobre la política, sobre el cristianismo, sobre la fe, sobre el papa y hasta sobre el país cuya capital es Ulan Bator. Sobre todo de lo último. Es de ese tipo de personas de certezas inamovibles. De principios infranqueables. Los grita algunas veces. Otras, los berrea. Señala con el dedo, con el dedito, y no deja terminar. Lucha contra la mentira y la sinrazón. Contribuye al agrandamiento de la democracia sin respetar la palabra. Sin esperar a que termine el que disiente. Está tan segura de sí misma que parece despreciar a quien no comulga con lo suyo.
Hay ateos que invierten una parte de su tiempo en hacerse preguntas sobre sus principios. Sucede igual con los religiosos que se llegan a cuestionar su fe. Nebot parece que no piensa así. Mama del ideario de Silvia Inxaurrondo, quien dijo aquello de que, si llueve y hay 28 personas que afirman que les ha caído alguna gota, pero una lo niega, "no hay que adoptar una postura equidistante" y tener en cuenta lo que dice el discordante. El sanchismo mediático no entiende de matices en realidad. Está la verdad y la mentira. Los nuestros y los "blanqueadores" o los "negacionistas". Los que creen en el progreso y los equivocados. Los que van a las iglesias, donde engañan y abusan de niños. Donde desvían a los ignorantes del camino correcto, que es el del materialismo dialéctico. ¿Qué importa lo que hizo el papa con los mongoles si Marta es atea?
Señala con el dedo, con el dedito, y no deja terminar. Lucha contra la mentira y la sinrazón. Contribuye al agrandamiento de la democracia sin respetar la palabra. Sin esperar a que termine el que disiente.
Me ha venido en la cabeza, tras escuchar esta exposición, un pasaje que escribió Orlando Figes en el que explica que, siglos atrás, los mongoles mantuvieron un debate intenso cuando, al avanzar por la estepa centroasiática descubrieron que sus gentes adoraban rocas con formas singulares. Pudieron reprimir esa actitud -y los cristianos reflexionaron así con posterioridad-, pero decidieron que si sus habitantes pagaban sus impuestos en tiempo y forma a Sarai, en realidad les traía al pairo lo que hicieran aquellos bárbaros. Mientras apoquinaran, como si querían ser devotos de las cáscaras de pipa. Sorprende pensar que los antiguos mongoles -herederos de Batú Kan- demostraran más intención de comprender que algunos ateos contemporáneos. Los domésticos, quiero decir, no los ulanbatoreños, de Ulán Bator.
Podría la cosa haber terminado con lo del jueves, pero la semana actual ha sido esplendorosa para Nebot. Un par de días antes, vociferaba en el lado izquierdo de la mesa de Mañaneros 360 junto a Antón Losada, el hombre de las lentes oscuras, a lo observador en la distancia. A lo lobo de Codere. Hubo un momento en que la periodista y actriz insinuó que uno de los contertulios de la franja derecha era "gilipollas". No lo dijo directamente, pero lo sugirió al dar continuidad a una frase que el aludido -Chapu Apaolaza- había pronunciado unos segundos antes, con la que se quejó de que el PSOE le tratara 'como tal' al intentar hacer creer a los españoles de que Leire Díez era una literata.
Apaolaza se ofendió, se arrancó el micrófono del pecho, se levantó de la mesa y se marchó a su casa. Podría Javier Ruiz haber llamado al orden a la tertuliana o ella haberse disculpado con su interlocutor. ¿Para qué? Ella es atea, progresista y segura de sí misma. Ella nunca se sentiría "gilipollas" porque considera que no lo es, al contrario que su interlocutor, el de derechas. El rancio. Si alguien se reconoce como gilipó, el problema es suyo, y no de ella, que está en las antípodas de la gilipolluá.
La verdad en el PSOE
Precisamente por eso defiende el argumentario gubernamental con tanta vehemencia y con tan poco espacio para la duda. Porque no es gilipó ni se siente gilipó, como los que no comulgan o los que se lo cuestionan. Si fuera gilipó, está claro que no estaría en el programa de Javier Ruiz, ni en el de Silvia Intxaurrondo ni en el de Xabier Fortes. Algo habrán visto en ella para darle tanto espacio. Discernimiento, claridad y buenas formas a lo mejor. Es lo que busca José Pablo López para RTVE -la de Belén Esteban- y es lo que quiere Moncloa para con la televisión pública.
Lo que cuesta entender es el porqué en un país moderno y laico, todavía se invita a gente que "blanquea el cristianismo" y otras ideologías nocivas, como la conservadora, que en todas sus formas representa o tolera a la ultraderecha. Como dijo Intxaurrondo, la "equidistancia" desvía del camino correcto a quien busca la verdad. Si tú ves algo con tus propios ojos, no hace falta que nadie te indique que a lo mejor te equivocas. No es necesario considerarse gilipó. Si ves llover en Usera, no hace falta que nadie te diga que a lo mejor en la plaza de Legazpi no ha caído ni una gota. Tú has visto llover. Ha llovido.
Le preguntó Javier Cercas a Nebot si había leído su libro, dado que hablaba con tanta seguridad al respecto. Ella respondió con dos letras: "No". Ella es la contertulia estrella de la RTVE actual y no cree que hagan falta biblias ni zarandajas cuando lo de Pedro ya compone toda su fe, parece ser.
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