Desde hace tres años, con la llegada de los militares a Bamako, las relaciones entre Malí y Argelia van de mal en peor, y ambos países parecen incapaces de encontrar una solución definitiva a esta crisis bilateral que se prolonga.
Desde hace tres años, las relaciones entre Bamako y Argel están estancadas. Desde que tomaron el poder, los militares malienses no pierden ocasión de arremeter contra Argel, empleando insultos y virulencia contra los dirigentes de su vecino del norte. La última intervención de Bamako en la tribuna de las Naciones Unidas durante la Asamblea General, en la que el representante maliense utilizó términos poco diplomáticos como «junta militar» y «energúmeno», acusando una vez más a Argelia de ser «un elemento desestabilizador en la región, promotor y exportador del terrorismo».
Desde que tomaron el poder, los militares malienses no pierden ocasión de arremeter contra Argel
Esta situación, que se ha prolongado demasiado, es profundamente triste y poco constructiva para la relación entre estos dos países hermanos que tanto les une. La historia, la geografía, los pueblos, la seguridad regional… Todos los ingredientes están ahí para unir, y no para dividir, a malienses y argelinos.
A pesar de estos numerosos puntos en común, Bamako no deja de acusar a Argel de todos los males que padece el pueblo maliense, cuya vida cotidiana está marcada por el sufrimiento y las dificultades socioeconómicas de todo tipo.
En sus numerosas diatribas contra Argel, los dirigentes malienses tampoco pierden nunca la oportunidad de recordar el apoyo que Bamako prestó a los argelinos durante la guerra de liberación de estos últimos frente al colonizador francés. Un hecho que nadie ignora y que nunca se ha cuestionado en Argel.
Argelia y el panafricanismo
Sin embargo, es importante recordar también que, desde su independencia, Argelia nunca ha dejado de trabajar y promover el panafricanismo, al que tanto aprecia y que, por el contrario, muchos países africanos han traicionado en numerosas ocasiones.
Desde Sudáfrica hasta Namibia, desde Etiopía hasta Eritrea, Libia y muchos otros países, Argel no ha dejado de ejercer toda su influencia para ayudar a estos países hermanos a combatir el colonialismo, la injusticia del apartheid o las crisis interestatales o internas.
También son numerosos los ejemplos en los que Argel ha intervenido económicamente en varios países africanos, condonando sus respectivas deudas con Argelia, con el fin de aliviar la carga económica que les resultaba difícil de soportar.
En lo que respecta a Malí, Argelia, que no tiene poca memoria, nunca ha dejado de apoyar a este país hermano en su lucha contra el terrorismo, aportando directamente su experiencia de diferentes formas. Conviene recordar a los dirigentes de Bamako que, cuando Francia se disponía a intervenir militarmente en Malí tras el golpe de Estado de 2013, Argel no dejó de alertar sobre los peligros de tal estrategia militar. Los hechos han dado la razón a los dirigentes argelinos. Y los actuales dirigentes malienses también han acabado despidiendo al ejército francés.
Sin duda, conviene recordar aquí el precio que han pagado los argelinos frente al terrorismo internacional. Argelia ha sabido, por sí sola, acabar con esta lacra que gangrena el continente africano. Desde entonces, Argel no ha dejado de aportar su inmensa experiencia en la lucha contra el terrorismo, dondequiera que se encuentre en África y mucho más allá. Desde África hasta Europa y Estados Unidos, son numerosos los ejemplos en los que se elogia la experiencia argelina en la lucha contra el terrorismo.
Un continente africano en peligro
Un informe reciente publicado por el think tank panafricano Amani Africa destaca que el Departamento de Paz y Seguridad (CPS) de la Unión Africana (UA) se encuentra en crisis. Este informe destaca, con cifras que lo respaldan, que en los últimos diez años las crisis de seguridad en África no han dejado de aumentar. Los autores de este mismo informe van aún más lejos, recordando que fue a partir del cambio de liderazgo de este mismo CPS cuando la seguridad en África se deterioró drásticamente.
Para Amani Africa, durante su primera década de existencia y principios de la década de 2010, la UA desempeñó un papel cada vez más importante y afirmó su liderazgo en materia de paz y seguridad en el continente, contribuyendo así a la disminución de los conflictos. Desplegó diversos instrumentos de restablecimiento y mantenimiento de la paz en diversas situaciones de conflicto, en particular en Burundi, Darfur, Sudán del Sur, Sudán, Somalia y, posteriormente, en la República Centroafricana, pero también en Malí. La aplicación relativamente constante de su norma contra los golpes de Estado contribuyó a la disminución de la frecuencia de estos. Por el contrario, en los últimos años se ha instalado una nueva tendencia preocupante, con el regreso de los golpes de Estado.
Para los autores de este informe, no hay duda de que la UA parece estar perdiendo la iniciativa y el espacio necesarios para el liderazgo en materia de paz y seguridad en favor de actores externos al continente africano. Para Amani Africa, si bien los recursos limitados, las capacidades de todo tipo, las restricciones geopolíticas y la falta de voluntad política son factores importantes que explican esta letargia africana, el principal factor que explica esta situación de la UA es, sobre todo, la erosión de su liderazgo en materia de paz y seguridad.
A la luz de este informe, los dirigentes malienses deberían poder extraer fácilmente algunas conclusiones constructivas.
Amigos que no necesariamente quieren lo mejor para Mali
Además, desde hace tres años, Bamako es cortejada por todas partes por países que se presentan como amigos que solo quieren lo mejor para Mali y los malienses. Estos mismos nuevos amigos proponen numerosos proyectos de cooperación surrealistas. Sin embargo, Bamako, al igual que los demás países de la Alianza de Estados del Sahel, debería ser muy cauteloso antes de lanzarse de cabeza a estos proyectos, que, en última instancia, no son más que anuncios oportunistas. Como dice el refrán, ¡no es oro todo lo que reluce!
A este respecto, un proverbio argelino dice que el amigo sincero es aquel que nos hace llorar y no el que nos hace reír. Es diciendo la verdad, por dolorosa que sea, a nuestro amigo, a nuestro hermano de armas, como le hacemos un favor. Porque ese amigo siempre estará ahí en los momentos difíciles. ¡Y no por oportunismo coyuntural!
Una introspección saludable
Hoy en día, es necesaria una introspección por parte de los gobernantes malienses. Por el bien del pueblo maliense, la estabilidad y la seguridad de Malí y, en general, por la seguridad de la región del Sahel-Magreb.
Si las incesantes acusaciones a las que se enfrentan los dirigentes argelinos por parte de los golpistas malienses provienen de estos últimos, también son el resultado de una influencia nefasta ejercida desde el exterior sobre Bamako. Por lo tanto, no es con comunicados vengativos e intervenciones virulentas ante la Asamblea de las Naciones Unidas como se puede restablecer la confianza entre Bamako y Argel.
La segunda patria de Mandela, como le gustaba decir de Argelia, sigue siendo hoy un pilar del panafricanismo. Madiba no se equivocaba al respecto. Y los dirigentes malienses no deben equivocarse. Sus luchas e intereses y los de los argelinos siguen siendo los mismos de siempre. Bamako, a quien le gusta repetir el papel de los malienses en la guerra de liberación de sus hermanos argelinos, debe recordar que esa lejana lucha sigue siendo una lucha que continúa hoy en día, bajo otras formas. Una lucha contra el terrorismo, el extremismo, los intentos de desestabilización procedentes del extranjero, pero también por el desarrollo económico, la educación de la población y muchos otros retos. Pero todos estos retos a los que se enfrentan Malí y Argelia, estos dos países hermanos, solo pueden superarse uniendo sus fuerzas y poniendo fin a estas invectivas, que, en última instancia, solo sirven a los intereses de actores externos. El futuro de toda la región está en juego. Porque mientras el torero agita el trapo rojo ante el toro que mantiene la cabeza gacha, el verdadero reto para Malí y el Sahel en general se juega en otra parte.
Ni Malí ni los países de la Alianza de Estados del Sahel pueden ni podrán superar por sí solos los numerosos retos sociopolíticos, económicos y de seguridad a los que se enfrentan. Y es reuniéndose alrededor de una mesa, de manera sincera y honesta, como se podrán superar los problemas de Mali y del Sahel en general. ¡Empezando por hacer su propia introspección!
Abdelkader Abderrahmane es consultor independiente, especialista en el norte de África y el Sahel.
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