El año 2020 ha empezado con esperanzas renovadas para un amplio número de sectores. Al margen de las dudas suscitadas por la crisis sanitaria del coronavirus de China, la sensación generalizada es que las principales amenazas han perdido fuerza y que la economía global está en la senda hacia una recuperación del crecimiento.

Esta es, sin ir más lejos, la visión que permitió al sector de automoción europeo remontar un 26% en apenas tres meses, entre agosto y noviembre de 2018. Pero sería un error pensar que la estabilización del crecimiento a la que parecen apuntar mercados clave para la industria del motor como Estados Unidos, Reino Unido o China representa el fin de los desafíos que enturbian las perspectivas del sector.

El peligro de nuevos aranceles -principalmente los que podría imponer Estados Unidos a los fabricantes en Europa- y la transformación que deben abordar las marcas para adaptarse a un futuro marcado por la electrificación de sus modelos -lo que representa la necesidad de fuertes inversiones y la amenaza de sanciones millonarias- suponen reto de suficiente calado como para que los inversores no terminen de ver claras las perspectivas del sector.

El posicionamiento de BMW en el segmento premium supone una protección ante las dificultades de la economía

BMW no es indemne a todo esto. No en vano, el fabricante germano ha visto truncarse en los primeros compases de 2020 su reciente remontada, restando más del 10% de su valor en sólo 12 sesiones, en las que sólo ha logrado evitar las caídas en una. A día de hoy, la firma cotiza un 30% por debajo de sus niveles de hace dos años.

Un negativo desempeño que no evita que los analistas de Santander la sitúen como su opción favorita dentro del sector de automoción, aconsejando la compra de sus acciones, a las que dan un potencial de revalorización superior al 43,5%.

Una confianza que se basa en la convicción de los analistas del banco español en que "la compañía ha aprovechado los desafíos antes mencionados, posicionándose bien para superar a la industria este año".

Desde la entidad explican que el posicionamiento de BMW en el segmento premium, del que se espera que provenga un 88,5% de sus ventas en 2020, supone una protección contra las dificultades de la economía. Asimismo, "una red de producción ágil y bien localizada mitiga posibles aumentos en los aranceles entre sus principales mercados".

La compañía cuenta ya con una amplia oferta de vehículos electrificados, que debería evitarle las sanciones regulatorias

En lo referente al proceso de electrificación de sus vehículos, en Santander resaltan el "claro compromiso" de BMW con los vehículos híbridos enchufables "que son más fáciles de vender que los vehículos eléctricos", así como su amplia cartera de vehículos electrificados, compuesta de 12 modelos, que deberían actuar como una salvaguarda contra el riesgo de sanciones por la regulación de emisiones de la Unión Europea.

Además, "su estrategia de electrificación, basada en plataformas no dedicadas y un modelo de producción flexible el aumento de costes del producto".

Así pues, BMW se presenta en 2020 con algunas de las mejores soluciones a los grandes retos a los que debe hacer frente el sector. Unas condiciones privilegiadas que deberían permitirle, según los analistas del banco español, mejorar su Ebitda más de un 13% en 2020 (recuperándose del retroceso estimado a cierre de 2019) e impulsas sus beneficios más del 17%, hasta situarlos de nuevo al filo de los 6.400 millones de euros.

El año 2020 ha empezado con esperanzas renovadas para un amplio número de sectores. Al margen de las dudas suscitadas por la crisis sanitaria del coronavirus de China, la sensación generalizada es que las principales amenazas han perdido fuerza y que la economía global está en la senda hacia una recuperación del crecimiento.

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