Las elecciones generales se pueden repetir hasta el infinito porque no existe ningún mecanismo legal que lo impida, salvo una reforma de la Constitución que en estos momentos es inviable, según los expertos consultados por El Independiente. No obstante, existe un pequeño resquicio que es apuntado por el profesor de Derecho Constitucional José Luis García Guerrero, quien sugiere que la convocatoria de unos cuartos comicios, si los terceros son inevitables, está en manos del Rey. Sin embargo, el resto de los expertos descarta esta posibilidad.

Los padres de la Constitución de 1978 nunca imaginaron que los partidos políticos fueran incapaces de alcanzar una mayoría parlamentaria para investir a un candidato. Por ello, solo se estableció el mecanismo que se aplicó para convocar las elecciones del pasado mes de junio y que se volverá a repetir el 30 de octubre si ningún candidato suma los votos necesarios para formar Gobierno. Es decir, si no se elige presidente en la primera sesión de investidura (como pasó el 30 de agosto) y no se logra en los dos siguientes meses, las cámaras se disuelven automáticamente y los nuevos comicios se convocan 54 días después, como establece el artículo 99 de la Carta Magna.

"No hay una solución legal"

Pascual Sala, ex presidente del Tribunal Constitucional, reconoce que "no hay nada previsto para que las elecciones no se repitan hasta el infinito". Y sostiene que la Constitución "no pudo prever la incapacidad de los partidos y de los políticos de alcanzar un acuerdo". Por ello, afirma: "No hay una solución legal para evitar que las elecciones se convoquen de nuevo".

La misma opinión es compartida por Ignacio Sierra, ex presidente de la sala civil del Tribunal Supremo. "Si no se cambia la Constitución, puede haber 11 elecciones", apunta. Por su parte, la catedrática de Derecho Penal Mercedes García Arán propone una reforma constitucional que garantice el Gobierno al partido más votado. "Me resulta incómoda esta solución", admite, pero explica: "Si los partidos son incapaces de alcanzar una mayoría parlamentaria, alguien tendrá que gobernar".

El catedrático de Derecho Constitucional Luis Aguiar también defiende una reforma de la Carta Magna para evitar nuevos comicios. No obstante, este experto sostiene que la única salida es un acuerdo parlamentario que implique un compromiso por parte de las principales fuerzas políticas para encontrar una solución sin acudir a las urnas. Este compromiso se podría trasladar después a una reforma constitucional, arguye.

Los jueces José Luis García Guerrero, Pascual Sala e Ignacio Sierra

 

Las cuartas, en manos del Rey

La única voz discrepante es la del profesor de Derecho Constitucional José Luis García Guerrero, quien apunta que sólo el Rey puede evitar las cuartas elecciones. En su opinión, el Monarca no debería iniciar el proceso "a menos de que esté convencido de la viabilidad de su propuesta. En todo caso, después de que los partidos políticos hayan mantenido las conversaciones necesarias, antes de acudir a las consultas reales para ofrecer al Monarca "un candidato que casi seguro obtenga la investidura". Una posición que también ha sido defendida por el catedrático Javier García Fernández como medida de protección de la institución real.

Los partidos deben aceptar que la salida no son las urnas, sino que se pongan de acuerdo

Sin embargo, Sala discrepa de esta posibilidad. "Es una solución imposible porque el Rey asumiría un papel que provocaría un deterioro de la institución". La misma opinión es compartida por Sierra quien sostiene que el monarca "no puede hacer eso" porque "excede de sus funciones" y no es "conveniente para la institución monárquica". Sin embargo, García Guerrero apoya una reforma de la Constitución que permita al Jefe del Estado convocar elecciones si comprueba que trascurrido un plazo razonable, tras mantener las correspondientes consultas con los partidos políticos, es imposible investir a un presidente.

"Banalización de la campaña electoral"

Por el contrario, los expertos sí coinciden en apoyar una reforma de la ley electoral para acortar la campaña electoral a una semana y evitar que las urnas salgan a la calle el 25 de diciembre. García Arán recuerda que ya se acortó la campaña de tres a dos semanas. García Guerrero tampoco ve inconvenientes a este cambio, pero señala que "debería ser una medida puntual" porque supone "una banalización de la campaña electoral", ya que "en democracia se deben debatir programas".

La reducción de una campaña a una semana no tendrá efectos porque esta empieza mucho antes

Por su parte, Sala subraya que esta reducción no tendrá casi efectos porque "en este periodo no se hace nada que no se haya hecho en los meses anteriores, salvo los debates electorales", ya que la campaña "empieza con meses de antelación". Sierra insiste en que la reducción de la campaña electoral "solo depende de un acuerdo de los partidos". Por su parte, Aguiar recuerda que "España no es el único país de Europa que ha vivido una situación similar, ya que Bélgica estuvo 541 días sin Gobierno". Italia, para evitar esta situación, ha modificado su legislación con el fin de que gobierne el partido más votado.

Reforma a la espera

De momento, la reforma de la ley electoral no se ha puesto en marcha, a pesar de que públicamente todos los partidos la apoyan. Sin embargo, ni el PP ni el PSOE quieren mover ficha para que no se interprete que han tirado la toalla. Pero la ventana para evitar que se cierre esta puerta está en la proposición de ley que UPN registró en el Congreso de los Diputados el pasado 5 de septiembre para acortar la campaña a una semana. Pero el tiempo también juega su papel y, si la tramitación de estos cambios no arranca en la primera semana de octubre, las terceras elecciones serán el 25 de diciembre porque la reforma de la ley electoral no se publicaría en el BOE a tiempo para acortar la campaña, al no haber pasado los filtros de las cámaras alta y baja.