Jordi Calafí (50), coordinador de guion de Sueños de libertad, tiene en su filmografía títulos como Regreso a Las Sabinas, El Ministerio del Tiempo, Malaka e Isabel. En el circuito catalán escribió para seriales como El cor de la ciutat, Ventdelplà y La Riera. En breves estrenará la miniserie 33 días para Atresplayer. Jordi Calafí sabe lo que hace y en Sueños de libertad coge el relevo de Eulàlia Carrillo, con la que El Independiente habló en su primer aniversario en Antena 3. El serial de época, producción de Diagonal TV (Amar en tiempos revueltos) alcanza este miércoles 24 de septiembre los 400 episodios y lo hace como la serie más vista en nuestro país con 1,2 millones de fieles; unas cifras sensacionales hoy por hoy. En Castilla y León, por ejemplo, el 20% del público ve Sueños de libertad cada sobremesa, en torno a las cuatro de la tarde.

P.- Juanjo Puigcorbé supera el episodio 400, pero muere en el 401. ¿Cómo se gestó el fin de don Pedro? ¿Por qué decidís dar fin a uno de los villanos más carismáticos de la serie?

R.- Sabes que Sueños de libertad tiene un ritmo vertiginoso. Son decisiones que se hablan entre todos: cadena [Antena 3], productora [Diagonal], directores, guionistas… Pensamos que en este punto de la historia, cerrar la historia de Juanjo [Puigcorbé] nos permitía abrir nuevas posibilidades. Se hizo con Jesús de la Reina [Alain Hernández] y ahora se ha hecho con Pedro Carpena.

P.- Don Pedro es un malo malísimo. Con Gabriel, desde el principio, el público sabe que no viene con buenas intenciones y poco a poco él va sacando la patita. ¿La muerte de don Pedro confirma que Damián [Nancho Novo] no es trigo limpio aunque intente enmendar sus errores?

R.- Damián no es tan villano como don Pedro. Hace maldades para proteger a los hijos. En cambio, don Pedro sí se ha mostrado más egoísta en ese sentido. Pero su asesinato sí nos permite explorar otra vez la complejidad de Damián.

P.- ¿Estáis rodando nuevos episodios de Sueños de libertad o seguís de vacaciones? Todo hace indicar que la cosa va para adelante.

R.- La producción se ha retomado. Toda la rueda ya está en marcha.

P.- Sueños de libertad no tiene el esquema de Amar es para siempre, que cada temporada empezaba en septiembre y terminaba en verano. Con el cambio de estación se renovaban las tramas. En Sueños de libertad, los cambios son más progresivos. No es tan brusca.

R.- Lo intentamos hacer cada 4 meses. Gabriel [Oriol Tarrasón] llegó casi un trimestre después de la muerte de Jesús. Intentamos dar un ritmo vertiginoso a la historia para mantener al público. El esfuerzo se tiene que hacer cada cuatrimestre. Se avecinan ahora muchas semanas muy interesantes a nivel de giros y cambios.

P.- Un compañero guionista de otra serie diaria de época comentaba que las series diarias 'explotan' en su tercera temporada. Uno ya ha visto la reacción del público, sabe lo que funciona y lo que no… Como coordinador de guion de una serie diaria, ¿hay miedo a estancarse?

R.- Yo diría que el segundo año de todas las series. No es necesario llegar al tercero. Son muchos meses viendo la reacción del espectador. Y evidentemente hay cosas nuevas porque se tiene que arriesgar. Lo de Jesús fue arriesgado.

P.- Alain Hernández [Jesús de la Reina] comentó abiertamente que por conciliación y vivir en Barcelona, él prefería estar sólo un año en Sueños de libertad. ¿Cómo consensuáis matar a su personaje en vez de hacerle desaparecer, mandarle a la cárcel o a otra parte del mundo? No dejáis la puerta abierta a su regreso. 

R.- Yo empecé a coordinar esta temporada, pero la decisión de matar a Jesús ya se había tomado. Yo coordiné esos capítulos, pero la decisión se había tomado un poco antes de mi incorporación. Yo lo agradecí. La salida de un personaje así, o la haces muy explosiva, o, si le metes en la cárcel, el espectador querrá verlo, que se lo enseñes. Se tomó una decisión adecuada: no se mató al villano y ya. Buscamos nuevos villanos, nuevos tiros, nuevas historias.

P.- Te pregunto entonces por la salida 'irremediable' de Fina por la maternidad de su intérprete, Alba Brunet. ¿Estuviste presente en la toma de decisión? ¿Cómo encaminar la salida de Fina que tenga sentido con su pasión por la fotografía y su relación con Marta de la Reina [Marta Belmonte]?

R.- Eso sí [pasó] trabajando. Se dio la noticia y nosotros buscamos la manera que nos permitiera recuperarla y agitara a los personajes que se quedaban. Los guionistas siempre decimos que la felicidad no da trama. Cuanto peor lo pasan los personajes, mejor. La marcha de Fina nos permitía explorar otra dimensión de Pelayo [Alejandro Albarracín].

P.- Más maligno.

R.- Exacto. Nosotros ya sabíamos lo de don Pedro. Hasta ahora, Marta y Pelayo tenían diferencias como pareja. Sus preocupaciones eran diferentes, pero que él haga una cosa tan bestia por ambición política sin que Marta lo sepa nos da un recorrido muy interesante en esa casa.

P.- Ahora tenemos a una Marta de la Reina que, como su hermano Andrés hace tiempo, se da a la bebida y está hundida por la marcha de Fina.

R.- Hemos tenido siempre una tía muy brillante profesionalmente, muy segura de sí misma. Evidentemente hubo un cambio cuando ella descubrió su orientación sexual y su enamoramiento, pero la marcha de Fina nos permitía ver a una Marta de la Reina inédita: muy vulnerable. Así también elevamos la historia de amor entre ellas dos. ¿Qué va a hacer Marta? No sabe la verdad.

P.- Hay cierto revuelo por parte de sus fans, con miedo a que los guionistas ennovien a Marta con otra mujer. ¿Su relación con Fina está hecha a prueba de bombas?

R.- Está hecha a prueba de bombas, pero Marta está completamente en la ignorancia. A medida que pase el tiempo y no encuentre respuestas, ella tiene que tirar adelante a nivel vital y profesional. Vamos a explorar eso.

P.- ¿Volverá Fina?

R.- No puedo responderte. En las series diarias si no estás muerto, está abierto. Fina sí está en la serie, aunque ahora esté ausente. Está en Argentina y sabe una cosa muy gorda de Pelayo. El público, las ‘mafin’, está enterado de la situación personal de la actriz y ha apoyado mucho la línea que hemos contado para su salida. Les va a gustar lo que está por venir las próximas semanas. Vamos a explorar esa historia de amor, pero es como un luto. Fina es un personaje que no olvidamos y el secreto de las dos se va a seguir jugando. Los peligros sobre Marta por su orientación sexual siguen existiendo.

P.- ¿Cómo de divertido es escribir el personaje de María al que interpreta Roser Tapias? Es una mala socarrona.

R.- Fue una puesta cuando entré a coordinar el guion. Con Gabriel nos ha permitido una cosa que no exploramos con Jesús: la alianza entre villanos. Nos dan escenas más divertidas y socarronas al estilo de los culebrones de noche de los años 80 y 90.

P.- Cuando empieza Sueños de libertad, Begoña tarda muy poco en darse cuenta de las malas artes de Jesús, pero con Gabriel, el espectador sí sabe que es un tío oscuro y vengativo, pero Begoña no.

R.- Esta es la apuesta argumental. No sólo con Begoña, sino con el resto de la familia. Nuestro primer villano principal no engañaba a nadie. Con Gabriel hemos jugado. Él es un villano que engaña, por lo que el público sufre más: ¿Cómo no se da cuenta Begoña? Lo único que puedo avanzar sobre Begoña, Gabriel y Andrés es que el triángulo va a seguir, y las próximas semanas van a ser muy convulsas. Van a pasar muchas cosas muy fuertes. Vamos a ver un triángulo diferente. Bueno, cuarto con María. Van a pasar cosas entre ellos que no han pasado hasta ahora. Begoña va a pasar por situaciones inéditas. Andrés va a pasar por cosas terribles. Las próximas semanas van a ser muy interesantes en cuanto a conflictos.

P.- ¿Y Digna? Tras la muerte de don Pedro y que Damián sepa que ella estuvo implicada en la muerte de Jesús, ¿qué le queda por sufrir a esta mujer?

R.- En cierto modo, la cosa está ahora igualada. Digna y Damián, cada uno por su lado, tendrán que tirar adelante con los pecados que arrastran. Durante el primer año de Sueños de libertad Digna que descubre los secretos de Damián y este año ha sido al revés. Ahora tanto el uno como el otro lo saben.

P.- Al final, Sueños de libertad tiene un componente de empresa familiar.

R.- También va a pasar una cosa muy terrible en la fábrica que afectará a los De la Reina y a los Merino. Hasta aquí puedo leer. Por eso decía lo de los cuatrimestres. Damián y Digna se van a ver muy afectados.

P.-  ¿Es divertido coordinar una serie como Sueños de libertad?

R.- Lo es. Y mucho trabajo.

P.- No trabajáis con un final cerrado, pero sí finales. Cada 4 meses hay que cerrar un abrir.

R.- Hay planificaciones de un año. Pero las series están vivas y hay imprevistos.

P.- ¿Con cuántos años vista escribís Sueños de libertad?

R.- Ni nos lo planteamos. Intentamos que el cuatrimestre sea lo más potente posible. Pero pasa con las series de noche. Los equipos de dirección y producción y los actores se aseguran que cada capítulo sea lo más potente posible, y aunque tengas unas líneas generales marcadas, vamos partido a partido. 

P.- El serial tiene un molde. Como todo género: la sitcom, el drama familiar o romántico… ¿Puede haber virguerías técnicas y narrativas en una diaria?

R.- Los condicionantes son, sobre todo, a nivel de producción. Está en nuestras manos intentar dar lo máximo a nivel de contenidos, tramas y personajes. El público que ve una reposición de CSI es el mismo que ve Sueños de libertad. Tienes que dar una historia que funcione y unos personajes que enganchen.

P.- ¿Qué historia o personajes de Sueños de libertad disfrutas más? Me puedes decir Gaspar.

R.- Depende del momento, la trama… Gema [Agnès Llobet] es un personaje maravilloso a nivel de evolución y complejidad. Puede ser buena, mezquina, torpe… Esos personajes te dan muchas posibilidades. María es fantástica porque da mucho juego. Hemos conseguido personajes femeninos superpotentes que luchan por su libertad individual en la época: Begoña [Natalia Sánchez], Marta, Luz [Carolina Lapausa] e incluso Digna [Ana Fernández], aunque sea de otra generación. Con Gabriel podemos hacer un malo muy diferente a Jesús. Damián continúa siendo un personaje muy potente. Nos está gustando cómo 'putear' a Andrés. Begoña sufrió mucho en la primera temporada y continúa haciéndolo, pero no es consciente. En cambio, Andrés [Dani Tatay] vivía más engañado en la primera temporada y ahora ya no tanto.