Pedro Sánchez aparecía el pasado jueves en Radio 3 para someterse a una entrevista en la que abundó en sus gustos musicales y preferencias culturales. El presidente descendió del estrado para contactar con una audiencia de un perfil distinto a la generalista; y lo hizo para abordar temas más ligeros. Hace unas semanas, también en RTVE, en el programa de David Broncano, apareció en un vídeo para responder la petición que le había realizado una niña. Puede decirse que en aquella ocasión también se dulcificó su figura.

La estrategia de comunicación del Gobierno ha tenido algún hito importante durante las últimas semanas, en las que se han registrado algunos intentos del presidente y de sus ministros por llegar a los ciudadanos de una forma distinta a los cauces habituales, por ejemplo, a través de perfiles de TikTok en los que se pretende acercar a Sánchez y a algunos ministros al público más joven.

La propia Agencia EFE pondrá en marcha, en el corto plazo, una estrategia para dedicar una parte de sus esfuerzos a esa audiencia a través de productos que pretenden enganchar a los veinteañeros que no se informan a través de los medios de comunicación, explican fuentes internas.

Eso no quiere decir que el modus operandi general de los medios públicos haya cambiado. De hecho, un reciente estudio, elaborado por el Instituto Juan de Mariana, revela la descompensación existente en los programas de info-entretenimiento de Radiotelevisión Española, a la hora de abordar las cuestiones relacionadas con el Gobierno y con la oposición.

'Malas lenguas'

La conclusión de sus autores es que, por cada mensaje negativo que se lanza contra el Ejecutivo y sus partidos (PSOE y Sumar) en el telediario, en Malas Lenguas, en Mañaneros 360 y en La hora de La 1, hay dos que son contrarios al PP y a Vox.

“No es solamente que la televisión pública critique más a la oposición. Es que, además, la agenda de temas seleccionados, los invitados que participan en los programas, el relato construido en los bloques emitidos y hasta los segmentos supuestamente humorísticos apuntan sistemáticamente en la misma dirección, de tal forma que la presión crítica sobre la oposición es 2,9 veces mayor que la ejercida sobre el gobierno”, expresa el documento.

El Instituto ha analizado ocho emisiones del programa Malas Lenguas, de Jesús Cintora, y ha concluido que, en el 87,5% de las retransmisiones, el balance de
contenidos analizados fue favorecedor para los intereses del Gobierno. "En las frases con contenido político explícito, un 49,6% desarrollan argumentos a favor del Ejecutivo y la izquierda política".

En cuanto a las secciones de "supuesta motivación cómica", más del 75% contenían una lectura crítica con PP o Vox. "La polarización de discurso se incentiva significativamente en Malas Lenguas, pero casi siempre en la misma dirección: el 82% de las expresiones despectivas o más políticamente cargadas van dirigidas contra la derecha", expresa el informe, que sostiene que el 65% de los intervinientes en las tertulias se sitúan en el espectro político de la izquierda.

Las polémicas mañanas de La 1

En el programa de Silvia Intxaurrondo, el 43,5% de los segmentos con carga política reforzaron las posiciones de la izquierda, frente a un 22,6% que trataron temas con impacto negativo para dicho bloque. Esto sucedió, al menos, durante las cuatro emisiones analizadas entre septiembre y octubre.

La composición de voces invitadas está también escorada a la izquierda: el 55% de las intervenciones corresponde a tertulianos o intervinientes con un discurso afín a PSOE o Sumar, mientras que solamente un 30% se puede identificar con las posturas de referencia de PP o Vox, según el estudio.

Algo similar sucede en Mañaneros 360, en el que, según este documento, el 76% de las expresiones despectivas que se pronunciaron durante los ocho programas analizados se dedicaron a los partidos de la oposición, lo que prueba, a su juicio, la parcialidad de este medio de comunicación.

Audiencia sobresaliente

Desde el punto de vista de la audiencia, conviene subrayar que La 1 de RTVE vive el mejor momento de la última década. De hecho, estos programas de info-entretenimiento han ayudado de una forma decisiva a estabilizar su curva diaria de audiencia y mejorar su share. Programas como el de Intxaurrondo registran medias diarias que no son muy inferiores al 20%. En octubre, fue del 19,5%.

En lo que va de noviembre, la primera cadena ha marcado una cuota media de pantalla de 12,1 puntos, lo que le sitúa en la segunda posición de la lista de generalistas nacionales por detrás de Antena 3 (13,2%) y por delante de Telecinco (8,9%), hundida y en la peor crisis de su historia.

En lo que va de año, la televisión pública ha invertido más de 9 millones de euros en el programa de Jesús Cintora y una cantidad similar en el de Ruiz. A Directo al grano, de Marta Flich y Gonzalo Miró, ha destinado 3,7 millones.

Todo ello, dentro de un ejercicio en el que cuesta con un presupuesto superior a los 1.200 millones de euros, de los que, como señala el Juan de Mariana, aproximadamente 500 millones se van a sus gastos de personal (7.000 personas).