El municipio de Azuara, en la comarca zaragozana del Campo de Belchite, vive días de desolación y esfuerzo tras la devastadora tormenta que azotó la localidad el pasado viernes.

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Según informa Europa Press, las lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento de los ríos Cámara y Aguasvivas, dejando tras de sí una estampa de calles cubiertas de barro, viviendas anegadas y servicios esenciales completamente inutilizados. “No se ha salvado absolutamente nada”, lamentan los vecinos, que ahora afrontan la dura tarea de evaluar y reparar los daños materiales.

La magnitud del desastre es evidente en cada rincón del pueblo. El agua superó el metro y medio en numerosos puntos, obligando a evacuar a una veintena de personas y dejando incomunicadas a varias familias. El centro de salud, el parque, el pabellón municipal y el albergue han quedado gravemente afectados, lo que ha alterado por completo la vida cotidiana de los habitantes. 

Además, las infraestructuras básicas, como puentes y carreteras, han sufrido daños millonarios: el Gobierno de Aragón estima que la reparación costará alrededor de seis millones de euros y requerirá al menos seis meses de trabajo.

La tormenta también provocó cortes de luz y agua, dejando a más de 500 vecinos sin suministro eléctrico y obligando a instalar grupos electrógenos de emergencia. 

El barro cubre aún las calles y muchas viviendas, mientras los equipos de limpieza y voluntarios trabajan sin descanso para recuperar la normalidad.

En medio de la catástrofe, la solidaridad ha sido la respuesta inmediata. Vecinos de Azuara y de localidades cercanas, junto a voluntarios de toda la comarca, se han volcado en las tareas de limpieza y asistencia.

“La disposición de la gente es total, los pueblos vecinos han enviado ayuda, y voluntarios de todas partes se han sumado a la recuperación”, destaca el alcalde, Joaquín Ignacio Alconchel.

Las autoridades han solicitado la declaración de zona “especialmente afectada por las tormentas”, lo que permitirá agilizar la llegada de ayudas y recursos para la reconstrucción. 

La prioridad inmediata es restablecer el servicio del centro de salud, con la esperanza de que la próxima semana pueda habilitarse un espacio provisional para la atención médica.

Mientras prosiguen las labores de limpieza y recuento de daños, Azuara mira al futuro con incertidumbre pero también con la determinación de sus vecinos. La tormenta ha dejado una huella imborrable, pero también ha puesto de manifiesto la fortaleza y la unidad de una comunidad que, pese a perderlo todo, no está dispuesta a rendirse.

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