Es un detalle tan pequeño que muchos lo pasan por alto. En la parte inferior de muchos candados existe un pequeño agujero, un detalle de gran importancia para garantizar el correcto funcionamiento y la buena conservación de este tipo de dispositivos de seguridad. A primera vista, podría tratarse de una mala práctica habitual de la fabricación de candados o incluso del resultado de una simple decoración, pero no. Este simple componente poco apreciado tiene un gran significado tanto para garantizar el mantenimiento del candado y  para evitar situaciones peligrosas en el interior de los mecanismos.

Prolongar la vida del candado

Con el uso diario el interior de un candado tiende a llenarse de polvo, residuos e incluso óxido, lo que interfiere directamente con su rendimiento; gracias a la apertura se puede aplicar el lubricante específico para cerraduras sin necesidad de desmontarla; esto permite que los elementos interiores se mantengan en un movimiento fluido, con lo que la fricción tiene menos posibilidades de afectar el correcto funcionamiento al tiempo que se evitan bloqueos innecesarios.

Evitar el desgaste prematuro

Aplicar lubricante por este orificio además de facilitar la utilización diaria de este candado y también retrasa el deterioro general de su mecanismo; este tipo de mantenimiento preventivo podría llegar a triplicar la vida útil de un candado o cerradura en ambientes con condiciones duras de mucha humedad. En definitiva, un pequeño gesto de este tipo puede suponer un importante ahorro en medidas de seguridad durante un tiempo prolongado.

El candado y la corrosión

Cuando se utilizan candados al aire libre estos quedan expuestos a la lluvia y también a la humedad ambiental. Si no tienen un buen drenaje el agua puede acumularse dentro del mecanismo y en último extremo provocar oxidación y fallos de funcionamiento del candado. El pequeño agujerito que tiene la lado de donde se introduce la llave cumple una función importante permitiendo drenar el agua para evitar que el interior del candado se convierta en un caldo de cultivo para la corrosión.

Protección en condiciones extremas

En zonas con climas muy fríos el agua encerrada en el candado podría congelar y romper el mecanismo. Por esta razón el pequeño orificio cumple también la función de salida de agua en  si se da este tipo de climas, de forma que pueda disminuir la posibilidad de que el candado sufra daños por congelación. En los espacios costeros o industriales donde existe sal en el aire o un ambiente corrosivo, la presencia de esta pequeña perforación también permitirá disminuir el daño.

El agujerito del candado ante robos

Aunque parezca contradictorio, este orificio puede suponer un extra de seguridad ante robos. Algunos modelos de candado tienen ciertos elementos internos que quedan justo tras de la obertura que persiguen impedir el acceso al mecanismo mediante herramientas como ganzúas. Es decir una obertura pequeña que se ha diseñado estratégicamente puede provocar que lograr abrir a la fuerza el candado sea más difícil.

Diseño inteligente

La forma y el lugar del agujerito no son aleatorios. Está diseñado para quede bloqueada la línea directa hacia los componentes más críticos del candado y por lo tanto obligue al uso de técnicas más difíciles y poco efectivas para posibles ladrones.

Así que el pequeño agujerito de los candados no son ningún fallo de fábrica ni un simple diseño del mismo; es una solución práctica y mixta para el correcto funcionamiento del mismo para alargar su vida y para reforzar sus capacidades de protección. A partir de ahora y cada vez que vuelvas a ver dicho detalle en un candado sabrás que hay mucho más de lo que se puede ver.