Con las altas temperaturas del verano, disponer de agua fría se convierte en una necesidad. Por suerte hay un mecanismo de acción muy simple y efectivo para enfriar el agua, o cualquier otro tipo de bebida, en escasos minutos, sin emplear un congelador. Este truco casero se ha popularizado mucho por su velocidad, sencillez y resultados inmediatos y eficaces.

Cómo enfriar agua en muy poco tiempo

Para llevar adelante este mecanismo de acción solamente hay que reunir unos pocos elementos que suelen estar presenten en cualquier casa. Se necesita un recipiente amplio y resistente, para poder contener hielo, agua y sal común. La mecánica de acción consiste en llenar el recipiente de hielo y agua, añadir dos cucharadas de sal y mover muy bien con una cuchara. La clave está en meter la botella o lata en esta mezcla helada, volver a remover unos pocos segundos, y en sólo dos minutos la bebida ha alcanzado aproximadamente la misma temperatura que si la hubiésemos conservado en el frigorífico durante horas.

Por qué funciona tan bien este truco

La razón de por qué este truco funciona tan rápido es debido a una reacción química sencilla. La sal baja el punto de congelación del agua, un fenómeno que califica de descenso crioscópico. Esto hace que el hielo tenga que fundirse a temperaturas más bajas y, por el efecto de la temperatura, se logra una mayor absorción del calor del entorno, incluida la bebida.

Esto se acentúa cuando el agua está en movimiento, por eso es conveniente removerlo con frecuencia, de tal manera que la reducción de temperatura fluya más rápidamente y se consiga un enfriamiento intensivo con un breve tiempo de exposición.

Agua y sal para combatir el calor

La sal, al estar en contacto con el agua, puede liberar sus iones de sodio y cloro, cambiando la estructura del líquido y bajando así su temperatura de fusión. Esto genera una reacción endotérmica, en la que el sistema toma el calor del medio (así como de la bebida) para equilibrarlo. De este modo se produce una bajada de temperatura que puede llegar hasta -20 °C en las condiciones adecuadas.

Esta característica hace que el truco se convierta en una buena alternativa para conseguir agua o refrescos fríos sin el uso de un congelador. Se presentan como una buena solución cuando estamos fuera de casa o cuando no hay espacio en la nevera.

Mejor que hielo solo

A diferencia del hielo solamente, la mezcla de hielo y agua si permite una mejor transferencia de temperatura. El líquido rodea la superficie de la botella o la lata de forma total, permitiendo una mejor transmisión del frío, logrando un enfriamiento más homogéneo.

Cuando se prescinde del agua, las partes en contacto directo se enfrían antes que el resto de la botella que se encuentra tibia. Aquí es donde el agua entra en juego, y combinado con la sal, el recipiente se convertirá en un baño helado ultra-rápido y muy eficiente.

Agua fría en segundos

Este truco es ideal para aquellos que residen en ciudades donde el verano convierte al ambiente en un horno. En vez de resignarse a tener agua a temperatura ambiente o esperar el tiempo necesario hasta que se enfríe, este truco te permitirá tener la bebida fría en minutos.

El truco de enfriarlas rápidamente es ideal para un picnic, una cena improvisada o simplemente tras haber estado paseando bajo el sol. Se trata de una buena técnica para mejorar la hidratación.

Una alternativa práctica y sencilla

No se requiere electricidad adicional ni herramientas específicas. Con elementos muy sencillos y un poco de conocimiento científico, este truco viral ha demostrado ser una solución real y accesible. En pleno verano, contar con un truco como este es determinante a la hora de optar entre pasar calor o poder disfrutar del día con una bebida refrescante.