¿Puede haber una cumbre de rascacielos? Parece que sí. Barcelona acoge desde hoy y hasta el próximo viernes 5 de septiembre la 36ª Convención Anual de la World Federation of Great Towers (WFGT), la red que agrupa a algunos de los rascacielos más emblemáticos del planeta. El Mirador Torre Glòries ejerce de anfitrión en una cita que reúne a representantes de 26 de las 55 torres que forman parte de la federación.

El encuentro llega en un momento simbólico: se cumplen veinte años de la inauguración de la torre diseñada por Jean Nouvel, tres desde la apertura del mirador y apenas unas semanas desde la finalización de la nueva plaza de las Glòries. Barcelona cuenta ahora con dos miembros en la WFGT: la torre Collserola y la propia Glòries.

Aleix Pratdepàdua, director del Mirador Torre Glòries, subraya que la convención busca ser un “punto de encuentro” para compartir experiencias y afrontar retos comunes. “Son unas Naciones Unidas de los edificios más emblemáticos del mundo”, explica. Según añade, estas conferencias permiten identificar patrones en cuestiones como marketing, accesibilidad y relación con el público.

La Champions de los edificios icónicos

La celebración en Barcelona es, en sus palabras, una “gran oportunidad” para reivindicar el patrimonio arquitectónico de la ciudad y proyectarla de cara al Congreso Mundial de Arquitectos de 2026. “A nivel internacional nos posicionará en la élite, en la Champions League de los edificios icónicos; y, a nivel local, servirá para reconocer la propuesta de ocio que ofrece la ciudad”, afirma.

La WFGT agrupa actualmente 55 torres repartidas por los cinco continentes. Entre ellas figuran iconos globales como la Torre Eiffel de París, el Empire State Building y el Top of the Rock de Nueva York, el Burj Khalifa de Dubái, la Tokyo Tower, la Sydney Tower o las Torres Petronas de Kuala Lumpur.

China es el país con mayor representación, con diez torres miembros, seguido de Estados Unidos, que cuenta con seis. Canadá aporta cuatro; Corea del Sur, cuatro; Alemania, tres; Francia, dos; Malasia, tres; y España, dos. Otros países representados son Reino Unido, México, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Irán, Eslovaquia, Croacia, Austria, Estonia, Rumanía, República Checa y Uzbekistán, entre otros.

En conjunto, estas torres son visitadas por millones de personas cada año y funcionan como símbolos de identidad urbana, centros de telecomunicaciones y espacios de ocio cultural y turístico. “En solitario, cada torre es monumental. Juntas, como asociación, se alzan todavía más altas”, resume el espíritu de la federación.

Una mirada consciente desde las alturas

“Cada torre es única”, recuerda Pratdepàdua. En el caso de la Torre Glòries, el recorrido propone al visitante una experiencia distinta a la contemplación panorámica convencional. Antes de llegar a los 125 metros de altura de la planta 30, se atraviesa el Hipermirador Barcelona, un espacio que combina instalaciones artísticas y datos en tiempo real de la ciudad con el objetivo de fomentar una mirada crítica y medioambientalmente consciente.

Entre las experiencias que se ofrecen figura Sirena, una banda sonora autogenerativa que varía según la presión atmosférica, la calidad del aire, el día de la semana o la fase lunar. También hay espacios dedicados a los elementos atmosféricos, a la vida animal y vegetal urbana o a fenómenos invisibles como el flujo digital de datos.

La propuesta culmina con la escultura Cloud Cities Barcelona, del artista Tomás Saraceno, que materializa la idea de una ciudad como red compleja de interconexiones. Desde el mirador, la panorámica de la capital catalana se integra en este relato, invitando a percibir el ecosistema urbano en equilibrio frágil.