Alejandro Gómez Palomo ha decidido que su firma también alcance la mayoría de edad. El diseñador cordobés, que hasta ahora firmaba como Palomo Spain, ha reducido su nombre a un seco y contundente Palomo. “Creo que ya todo el mundo es capaz de pensar en mí cuando ven Palomo”, ha dicho antes del desfile celebrado este miércoles en el hotel Palace de Madrid ante un público heterogéneo. Junto al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, podía verse al cantante de Carolina Durante, Diego Ibáñez. En la mesa de al lado la socialite Carmen Lomana convivía con la reina midas de la televisión, Macarena Rey. Y así todo el rato.

El gesto de acortar Palomo Spain y dejarlo en Palomo marca un punto de inflexión: ya no hay rastro del añadido Spain que nació por necesidad en Instagram. “Siempre quise una sola palabra, más concisa, como Valentino”, explica. El diseñador, Premio Nacional de Diseño de Moda 2024, ha vuelto a la capital tras temporadas en París y Nueva York para presentar su colección número dieciocho, bautizada precisamente Eighteen.

Adiós a Posadas

El cambio no se queda en lo nominal. Palomo ha dejado Posadas, el pueblo cordobés donde levantó su universo creativo, y se ha instalado en Madrid. “He sido muy feliz allí, pero ha primado una decisión estratégica: nos viene bien refrescarnos”, admite. Esa mudanza coincide con la voluntad de madurar una estética que había hecho de la teatralidad su seña.

En el desfile no hubo plumas, ni colas interminables, ni lentejuelas desbordadas. Lo que se vio fue una costura más contenida y funcional, aunque sin renunciar a la sensualidad. Y modelos femeninas entre los modelos andróginos que hasta ahora defendían las propuestas de Palomo. Piezas “preparadas para formar parte del armario y de la vida de cualquiera de los que estén ahí sentados”, como definió el propio creador. Trajes de chaqueta en piel, vestidos fluidos, conjuntos que exploran siluetas inusuales, detalles meticulosos y tejidos de tacto doméstico.

Homenaje a Sofía Coppola

La colección, inspirada en el cine de Sofía Coppola –de Las vírgenes suicidas a María Antonieta–, juega con esa transición entre adolescencia y emancipación: jóvenes aún vestidos por su madre, pero deseosos de abrirse paso en un mundo más libre. De ahí los pantalones cortos con lazadas, los tops ambiguos y los tonos pastel que cruzan la línea entre lo masculino y lo femenino.

“Siempre he defendido que la estética no tiene género, pero los cuerpos sí son diferentes y hay que entenderlos”, señala Palomo, que en Eighteen ha alternado propuestas diurnas y nocturnas, reforzadas con puntillas, bordados florales y cristales de Swarovski.

En la primera fila, entre otros invitados, estuvo el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Lo que se celebraba en el Palace no era solo una colección, sino una declaración de independencia: la de un diseñador que ya no necesita el apellido de su país para hacerse reconocer y que proclama con su nueva etapa un manifiesto sencillo: “Crecer, irse de casa, vivir bajo las propias reglas”.