Limpiar los platos es una de las tareas del hogar que muchas veces se hace de forma rápida cuando se termina de comer. A pesar de ello, pequeños gestos como la forma en que utilizamos el detergente o el líquido lavavajillas, marcan la diferencia en el resultado final y en el tiempo que dedicamos a la limpieza. Aplicar directamente el lavavajillas sobre el estropajo quizás sea lo más razonable y lo que salga hacer de primeras, pero se trata de un error que hace que el resultado de la limpieza sea menos efectivo, incrementa el consumo de agua y acorta el tiempo de vida de los utensilios para la limpieza.

Cómo usar el estropajo

El primer problema de aplicar el lavavajillas directamente sobre el estropajo es una mala distribución del producto; el estropajo absorbe demasiado lavavajillas en un solo punto, de modo que parte de este producto se pierde antes de llegar a los platos. Diluir el jabón dentro de un vaso con agua o de un cubo o pila, permite que esta mezcla se reparta de forma equilibrada en todo el estropajo y ayuda a que cada pasada la parte limpia del estropajo cubra más superficie, evitando que se desperdicie producto y esfuerzo.

Enjuague más rápido y menos agua

Un exceso de detergente genera una crema espesa que provoca que haya que enjuagar durante más tiempo. Este procedimiento no solo retrasa la tarea, sino que incrementa el consumo de agua en cada aclarado de forma innecesaria. Usar una cantidad medida y diluida de la misma reduce la cantidad de espuma y permite un enjuague más ágil y además, evita que se desperdicien recursos en la cocina sin renunciar a la limpieza.

Consecuencias de echar lavavajillas en el estropajo

Cuando se vierte el detergente de forma directa sobre el estropajo provoca que las fibras acumulen jabón en exceso; este residuo puede hacer que el material se endurezca, pierda flexibilidad y haya que sustituirlo antes de lo esperado. Conservar el estropajo en buenas condiciones es fundamental para conseguir una limpieza adecuada y prevenir la proliferación de bacterias en la cocina.

Pérdida y gasto excesivo

Cada gota de lavavajillas que queda atrapada en el estropajo es una menor cantidad que no se utiliza para realizar su función en la vajilla. Este comportamiento que se repite varias veces al día implica un consumo mucho mayor al necesario y un coste mayor en el bolsillo. Dosificar bien el detergente no solo permite mantener su rendimiento, sino que sirve como una forma de reducir el gasto mensual en productos de limpieza.

Hábitos para mejorar la rutina del lavado

Llenar un recipiente de agua

Una buena práctica consiste en llenar un pequeño recipiente con agua y verter una pequeña cantidad de lavavajillas. De este modo, el estropajo se empapa de una manera equilibrada, y se favorece que la espuma se mantenga estable durante más tiempo, sin excesos que puedan dificultar aclarados y sin deteriorar el material.

Mantener el estropajo limpio y seco

Después de cada uso conveniente, se debe de enjuagar el estropajo con agua caliente y dejarlo secar al aire. Así se logra eliminar restos de jabón y evitar malos olores a la vez que se alarga la vida útil de la esponja. Un estropajo en buen estado no solo limpia mejor, sino que además reduce la contaminación cruzada en la cocina y también permite mantener la higiene general del hogar.

Incorporar estos cambios hace que el lavado de platos sea más rápido, económico y sostenible; optimizar el uso del detergente y cuidar del estropajo son pequeños gestos que en el día a día se traducen en una gran cantidad de formas de dar respuesta a este hábito.