Charles Darwin pasó cerca de cinco años a bordo del bergantín Beagle, que comandaba el capitán Fitz-Roy, parte de ellos recorriendo Tierra del Fuego y el Estrecho de Magallanes. Durante su travesía describió múltiples especies de la zoología del territorio austral y las costumbres de los indígenas, que incluían la ingesta de moluscos y crustáceos, bayas y raíces que recolectaban en su entorno. Si el famoso naturalista hubiese tenido la opción, probablemente hubiese dejado plantado a Fitz-Roy para embarcarse en una de las naves de Australis que recorren desde hace ya 35 años estos mismos territorios australes, en un crucero de exploración que, además de la naturaleza salvaje, permite disfrutar de una experiencia gastronómica que incluye en sus preparaciones algunos de los alimentos que formaban parte de la dieta de aquellos indígenas.
El compromiso de la empresa para “acercar el espíritu de nuestros viajes por territorios inexplorados", según Frédéric Guillemard, gerente de Australis para Europa y Asia, les llevó a reclutar para el proyecto hace más de una década al chef peruano Emilio Peschiera como asesor gastronómico, afincado en Chile desde hace más de treinta años que ha sabido combinar la excelencia de una materia prima primitiva con la singularidad de la alta cocina. En los menús que se ofrecen a los pasajeros durante la navegación se pueden encontrar productos emblemáticos procedentes de las profundas aguas de Chile suministrados por Europacífico, líder de captura en uno de los mejores caladeros del mundo.
Todo es imponente en la Patagonia. Impresiona especialmente la gigante centolla patagónica, puede alcanzar hasta 60 cm de diámetro y pesar hasta 6 kg, con la que se prepara la tradicional sopa chilena conocida como chupe. Por su parte, los ostiones de glaciar, una suerte de viera sin coral, presentados en tiradito aportan el sabor límpido de las aguas gélidas. También se incorpora a esta propuesta el mero magallánico, de carne blanca, firme y sabor suave, que contrasta con la potencia del salmón ahumado con maderas nativas.
Para los que no pueden vivir sin carne, sale al paso el cordero patagónico. Su crianza en libertad en esta región en la que se alimenta de pastos silvestres se traduce en una carne de sabor intenso, pero con reminiscencias herbales. Ante la imposibilidad de prepararlo a bordo tal y como tradicionalmente se cocina, es decir, asado a la estaca durante varias horas sobre brasas de leña, Peschieralo guisa y deconstruye formando medallones gelificados que prácticamente se deshacen en la boca.
Todo esto va maridado con vinos chilenos de alta gama, con uvas como la sauvignon blanc, la pinot noir y la Carménère, variedad que ha encontrado en Chile su mejor refugio. En definitiva, productos de territorio que sostienen la apuesta de Australis por promocionar un modelo de ecoturismo responsable, donde la experiencia a bordo integra naturaleza, cultura local y sabores del territorio. Sus cruceros de 5 días y 4 noches parten desde Punta Arenas (Chile) o Ushuaia (Argentina), permitiendo a los viajeros explorar glaciares, bosques nativos y fauna única mediante expediciones diarias en zodiac.