El relevo en Loewe ha llegado con ovación cerrada. Este viernes, en la Ciudad Universitaria de París, los diseñadores neoyorquinos Lázaro Hernández y Jack McCollough han presentado su primera colección femenina para la casa española, tras la salida de Jonathan Anderson para hacerse cargo del transatlántico de Dior –maison al frente de la cual el irlandés debutó ayer entre lágrimas de emoción–. Con un aforo reducido y un montaje casi secreto, el desfile de primavera-verano 2026 culminó entre aplausos de pie, sellando un inicio que se vivió como histórico: nunca antes la dirección creativa de la firma se había llevado a cuatro manos.
Como no podía ser de otra forma tratándose de Loewe, el cuero fue la materia prima y el manifiesto. Napa de cordero ibérico en chaquetas, abrigos y vestidos, desplegado en una paleta amplia y vibrante, desde los rojos y amarillos de clara resonancia española hasta verdes, azules y naranjas combinados con desenfado. Hubo volantes, asimetrías y volúmenes envolventes pensados para una mujer joven, además de materiales inesperados como tejidos que evocaban la arpillera.
Más riesgo que en Proenza Schouler
Los guiños a los orígenes de Loewe se sucedieron: bolsos icónicos como el Amazona –que regresará el próximo verano con una sola asa– o el Flamenco, un conjunto que unía rojo, amarillo y negro, y una camiseta en la que se leía “Desde 1846” y “Madrid”, recordando la fundación de la casa. La propia invitación, realizada en cuero con forma de abridor de botellas, parecía levantar un brindis por este nuevo comienzo.
Hernández y McCollough, conocidos por fundar Proenza Schouler en 2002, se permitieron más riesgo que en su etapa anterior, aunque sin abandonar la obsesión por el volumen y la calidad de los materiales. Su propuesta alterna vestidos-túnica, chaquetas bomber, pantalones envolventes y abrigos que escapaban de la estampa veraniega convencional.
El contexto no era menor: Loewe llevaba un año sin desfilar. En marzo se mostró la última colección de Jonathan W. Anderson, que cerraba una década prodigiosa al frente de la firma mediante una exposición estática. Quedaba el recuerdo de un tiempo en el que la marca escaló como una de las más deseadas a escala global. La pregunta ahora es si esta dupla neoyorquina sabrá abrir una nueva etapa de igual intensidad en la marca española de LVMH. A juzgar por la respuesta del público parisino, el camino empieza con paso firme.
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