La Galería de las Colecciones Reales ha presentado este lunes Victoria Eugenia, una exposición que reconstruye la vida y el legado de la reina que modernizó la corte española en las primeras décadas del siglo XX. La muestra, que inauguran este martes los reyes, podrá visitarse desde el miércoles 3 de diciembre hasta el 5 de abril de 2026 en la planta –3 del museo. Es la primera monográfica dedicada a la figura de Victoria Eugenia de Battenberg y reúne más de 350 piezas entre documentos, retratos, objetos personales y espacios recreados.
Víctor Cageao, director de la Galería, ha subrayado que la exposición pretende mostrar cómo la reina “supo manejar los medios a su alcance para realzar su papel oficial y dar visibilidad a las causas sociales y humanitarias en las que se implicó” . La intención, según ha explicado, es seguir los distintos momentos de su vida –infancia, matrimonio, maternidad, actividad institucional y exilio– sin perder de vista la potencia pública de su imagen.
Un relato en ocho bloques
La exposición organiza la biografía de Victoria Eugenia (Balmoral, 1887–Lausana, 1969) en ocho capítulos. Arranca en su infancia en la corte inglesa, al cuidado de su abuela, la reina Victoria, y prosigue con su llegada a España tras su compromiso con Alfonso XIII. Para pisar Madrid por primera vez tuvo que afrontar dos obstáculos tempranos: convertirse al catolicismo y la ser percibida de una “baja” condición social dentro de la jerarquía aristocrática europea, pese a ser sobrina del rey Eduardo VII.
La muestra dedica un apartado al noviazgo y la boda de 1906, marcada por el atentado de Mateo Morral del que la pareja salió ilesa. La correspondencia expuesta confirma la relación intensa entre ambos, aunque solo se conservan las cartas de Victoria Eugenia, que muestran, según las comisarias, Arantxa Domingo y Reyes Utrera, “sus preocupaciones ante la boda” y un tono íntimo que rara vez aparece en los documentos oficiales.
Uno de los elementos más delicados de aquel enlace fue la hemofilia. Los fondos incluyen una carta del marqués de Villalobar a la reina María Cristina que advertía de la posible transmisión de la enfermedad, cuando aún se conocía poco sobre ella y ni siquiera contaba con un nombre establecido. Durante el matrimonio, Victoria Eugenia dio a luz a siete hijos, uno de ellos muerto al nacer: Alfonso, Jaime, Beatriz, Cristina, Juan –padre de Juan Carlos I– y Gonzalo.
La imagen como herramienta pública
Buena parte del recorrido se centra en la forma en que la reina utilizó su presencia y su estilo para reforzar su papel institucional. Los responsables de la muestra recuerdan que manejó “los medios a su alcance” para dar visibilidad a causas sociales, especialmente las vinculadas a la salud y la educación de mujeres y niños. Su labor cristalizó en iniciativas como el cuerpo de damas enfermeras y en la promoción de hospitales y servicios sanitarios.
La exposición exhibe retratos de artistas como Sorolla, Ricardo Canals o Philip Alexius de László, que dan una idea de cómo los pintores más solicitados de la época respondieron a una figura que combinaba modernidad y etiqueta. Se muestran también vestidos, prendas de montar, una bata de encaje y seda y joyas emblemáticas. Entre estas destaca la tiara Flor de Lis, regalo de Alfonso XIII con motivo de la boda, considerada hoy una de las “joyas de pasar” de la Casa Real.
La atención a la vida cotidiana ocupa otra parte del itinerario. Se recrean algunas de las estancias que la reina utilizó en el ala sureste del Palacio Real –su dormitorio, su despacho, su tocador– y se presentan objetos personales como su gramófono, un piano o álbumes fotográficos. Las vitrinas incluyen libros de su biblioteca en español, francés e inglés, piezas de vestuario que reflejan la influencia francesa en su moda y ejemplos del merchandising generado durante su boda: un abanico con las caras de los contrayentes, un cabás y un estuche.
El día de la boda: carroza, pintura y atentado
Uno de los focos de la muestra es la carroza de caoba que trasladó a la reina desde el Palacio de Godoy hasta los Jerónimos el día de su enlace. El vehículo se expone junto al gran óleo de José Moreno Carbonero (1912), encargado para el vapor correo Reina Victoria. Es la pieza que abre el recorrido, contrapuesta a la fotografía final en la que Victoria Eugenia sostiene en brazos a su bisnieto, el actual rey Felipe VI.
Patrimonio Nacional ha restaurado 195 de las 350 piezas expuestas. El conjunto abarca desde cuadernos de ejercicios de sus hijos que la reina conservó cuidadosamente hasta revistas y periódicos de época donde aparece, por ejemplo, una encuesta entre lectores sobre quién debía ser la futura reina.
Exilio y memoria
El último tramo se dedica al exilio de 1931, cuando la proclamación de la Segunda República forzó la salida de la familia real. La exposición incluye una entrevista concedida por la reina a la televisión francesa en 1967, dos años antes de su muerte, donde relata su experiencia y la vivencia retroactiva de aquel desplazamiento.
Patrimonio Nacional ha completado la muestra con conciertos, conferencias, talleres familiares y una monografía histórica prologada por Felipe VI. La entrada está incluida en la visita general a la Galería, aunque existe un billete específico por ocho euros, con acceso gratuito de lunes a jueves entre las 18:00 y las 20:00.
Victoria Eugenia es, al final, un inventario sobrio y extenso del modo en que una figura aparentemente relegada a la ceremonia logró hacerse un espacio propio. Su rastro atraviesa la documentación, los retratos y los objetos, pero también la reconstrucción de una reina que asumió su papel en público y sostuvo, incluso en la distancia, la arquitectura simbólica de la monarquía española.
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