Un día como hoy, 28 de octubre, el arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter concluyó lo que posiblemente fue el hallazgo arqueológico más impactante del siglo XX: la tumba de un faraón de 18 años cuyo nombre sigue resonando tres milenios después.

El descubrimiento lo protagonizó el arqueólogo inglés Carter Howard, tras levantar la tapa del sarcófago más interno de la tumba, revelando la emblemática máscara de oro que, desde ese momento, se hizo famosa a nivel mundial. Hoy vayas donde vayas, todos han oído hablar de Tutankamón, incluso quienes nunca han visitado Egipto.

En busca de una tumba intacta

Todo comenzó en 1907, cuando Howard Carter se asoció con George Herbert, conde de Carnarvon, un aristócrata inglés apasionado por la arqueología. Ambos se pusieron de acuerdo para explorar la región de Deir el-Bahari, en las proximidades de la ciudad de Luxor.

En 1914, George Herbert, conde de Carnarvon, obtuvo finalmente permiso para excavar en el Valle de los Reyes bajo su financiación. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial interrumpió sus planes. Años más tarde, bajo el protectorado inglés, Carter retomó las excavaciones con la firme intención de descubrir una tumba que no hubiese sido saqueada: una tumba misteriosamente intacta. Durante años, los resultados fueron escasos, y Carnarvon estuvo a punto de retirar su apoyo económico y abandonar el proyecto.

El hallazgo que asombró al mundo

La espera culminó en noviembre de 1922, cuando Carter descubrió una escalinata sellada que conducía a la tumba. Al abrir una pequeña rendija y alumbrar el interior con una vela, pronunció la histórica frase: “Sí, puedo ver cosas maravillosas”. La tumba contenía más de 6.000 objetos, entre muebles, estatuas, carrozas y joyas de oro.

Aunque la cámara funeraria principal se abrió en febrero de 1923, la pieza que representaba el rostro del faraón no se revelaría hasta dos años más tarde. La máscara de Tutankamón, elaborada en oro macizo y decorada con lapislázuli, cornalina y turquesa, representa al faraón como Osiris, el dios de la resurrección, y se ha convertido en el símbolo más reconocible de la civilización faraónica y una de las más emblemáticas del Antiguo Egipto.

De Luxor a El Cairo

En diciembre de 1925, la máscara fue trasladada desde Luxor hasta el Museo Egipcio de la plaza Tahrir, en El Cairo, donde ha sido exhibida durante casi un siglo. Próximamente ocupará un lugar central en el Gran Museo Egipcio de Guiza, que reunirá por primera vez todos los objetos hallados en la tumba de Tutankamón.

El descubrimiento de la tumba y su máscara no solo revolucionó la arqueología, sino que también desencadenó la “egiptomanía”, un fenómeno cultural global que influyó en la moda, el arte, el cine y la vida cotidiana europea. La fascinación por Egipto trascendió los círculos académicos, como si de una fiebre se tratase, convirtiendo a Tutankamón en un icono de la cultura popular mundial.

La historia de un niño llamado Tutankhatón

Tutankamón, bautizado originalmente como Tutankhatón, nació alrededor del año 1341 a. C. y se convirtió en faraón siendo apenas un niño, entre los ocho y nueve años. Hijo de Akenatón y de un miembro de la familia real, su vida estuvo marcada por la influencia del monoteísmo de Atón.

Durante su breve reinado, que duró aproximadamente nueve años, Tutankamón restauró los antiguos cultos tradicionales, especialmente el de Amón, abandonando la religión impuesta por su predecesor. El joven murió cuando tenía alrededor de dieciocho años, y las causas de su fallecimiento siguen siendo objeto de debate y misterio. Existen diversas teorías: desde un accidente, una muerte causada por la malaria o hasta la posibilidad de que fuese asesinado.

Su tumba fue la única del Valle de los Reyes encontrada prácticamente intacta. Los objetos hallados permitieron estudiar su vida, su salud y su entorno, lo que fomentó la leyenda de la famosa “maldición del faraón”, alimentada por la muerte de Lord Carnarvon y otros asociados al descubrimiento.

Un legado que perdurará hasta la eternidad

Cien años después, Tutankamón sigue inspirando películas, novelas y exposiciones. Su máscara continúa deslumbrando al público y simbolizando el esplendor e influencia que ha tenido el Antiguo Egipto en el mundo moderno contemporáneo.

El hallazgo no solo de la tumba, sino de todo el complejo de la cámara funeraria, conocida como KV62 (King´s Valley 62º tomb), marcó un antes y un después en la historia, la ciencia y la cultura de Egipto y del mundo.