En el contexto actual de crisis climática y ambiental, la alimentación juega un papel crucial tanto en la salud de las personas como en la sostenibilidad del planeta.
La llamada "dieta climática", basada exclusivamente en alimentos producidos en España y respetuosa con el medio ambiente, se presenta como una alternativa viable y beneficiosa para la sociedad y el entorno natural.
¿En qué consiste la dieta climática?
La dieta climática propuesta por organizaciones como Amigas de la Tierra y avalada por el CSIC toma como referencia las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión EAT-Lancet.
Esta dieta se compone en un 99% de alimentos agroecológicos cultivados en territorio español, priorizando el consumo de productos locales y de temporada.
Sus principales características son:
- Triplicar el consumo de legumbres.
- Duplicar la ingesta de verduras y hortalizas.
- Reducir a la mitad el consumo de azúcar.
- Disminuir en un 75% la ingesta de carne, limitándola a tres raciones semanales, siempre de producción local y sostenible.
Beneficios ambientales y sociales
Adoptar una dieta centrada en alimentos producidos en España tiene impactos muy positivos. Por un lado, la reducción del transporte y el apoyo a la producción local disminuyen de forma significativa la huella de carbono, hasta un 125% menos de emisiones de gases de efecto invernadero, y un 34% menos de uso del suelo agrícola.
Además, fomenta la biodiversidad, apoya a los agricultores locales y contribuye a la economía regional.
Ventajas nutricionales y para la salud
La dieta climática ofrece un mayor aporte de fibra, vitaminas A y C, antioxidantes, hierro y magnesio, y mejora el perfil de ácidos grasos poliinsaturados en comparación con la dieta convencional.
También ayuda a reducir la exposición a contaminantes como el cadmio y se ajusta mejor a las recomendaciones diarias de nutrientes esenciales.
Cómo ponerla en práctica
Para seguir una dieta climática en España se recomienda:
- Comprar en mercados locales y consumir productos de temporada.
- Priorizar frutas, verduras, legumbres y cereales integrales de origen nacional.
- Reducir el consumo de carne y elegir siempre opciones locales y ecológicas.
- Apostar por preparaciones caseras y minimizar el desperdicio alimentario.
En definitiva, la dieta climática basada en alimentos españoles no solo es respetuosa con el medio ambiente, sino que también mejora la salud y fortalece la economía y la cohesión social. Adoptarla es un paso esencial hacia un futuro más sostenible y saludable para todos.
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