A partir de los 40 años es necesario modificar el tipo de actividad física que se requiere para mantener la fuerza, la flexibilidad y la salud cardiovascular. Y aunque tanto el pilates como el yoga continúan siendo opciones y actividades magníficas, hay un deporte que se ha posicionado como el más completo y el que resulta más adecuado en esta etapa de la vida, el ejercicio acuático. Su carácter de bajo impacto y la capacidad que posee para contribuir a fortalecer la musculatura, trabajar el equilibrio y sentirse bien con uno mismo, hacen que se convierta en el deporte más aconsejable para aquellas personas que desean seguir manteniéndose activas.

El deporte recomendado para mayores de 40

El ejercicio acuático tiene un impacto reducido, ya que el agua favorece la flotabilidad y elimina gran parte de la presión que se ejerce sobre las articulaciones, los huesos y la espalda, y se puede ejercitar sin lesionarse. A diferencia de las otras actividades, el deporte acuático permite trabajar de manera simultánea todos los grupos musculares manteniendo una intensidad media y controlada.

La resistencia natural que ofrece el agua al cuerpo, sin necesidad de añadir peso, tonifica los músculos y mejora la fuerza general, y para conseguir resultados óptimos es recomendable realizar sesiones regulares que ayudan a la postura, a la movilidad y al equilibrio.

Adaptado a todas las condiciones físicas

Otra de las muchas ventajas es su versatilidad. Personas en sobrepeso, con problemas articulares y con limitaciones en movimiento, pueden practicarlo. Especialmente, ejercicios tan simples como caminar dentro del agua, provocan beneficios significativos. No es necesario un alto nivel de forma física ni habilidades previas, sólo es necesario ser constante y recibir las orientaciones adecuadas.

Un deporte para cuerpo y mente

Múltiples estudios avalan los efectos beneficiosos del entrenamiento acuático en personas ancianas. Programas de tres meses permiten una mejora de la agilidad, de la fuerza y de la estabilidad, promoviendo así un envejecimiento activo. Este tipo de práctica también contribuye a prevenir las caídas, disminuir la cantidad de grasa corporal y a la estabilización de las articulaciones.

Acciones como la caminar en el agua, las pesas de espuma o las flexiones de brazos en la pared de la piscina son eficaces. Nos referimos de movimientos controlados que activan la coordinación y resistencia sin la necesidad de eliminar un cansancio excesivo.

Bienestar emocional y social

El agua tiene un efecto tranquilizador. También el hecho de sentir ligereza, la temperatura del agua incorpora a nivel físico, una mejora del estrés y de la ansiedad. Además, las clases en grupo y los programas de entrenamiento de piscina, favorecen la socialización, lo cual es un elemento determinante para ser capaz de mantener la motivación y el bienestar mental a partir de los 40 años.

Ejercicio acuático y el rejuvenecimiento

La práctica habitual de ejercicio en el agua, han demostrado ser beneficiosas para el mantenimiento de la vitalidad y la energía. Su fusión de fuerza, movilidad y relajación convierte cada sesión en un entrenamiento multidimensional. Además repara la circulación, cuida el corazón y aumenta la coordinación, clave para conservar la autonomía y la calidad de vida.

Cómo empezar de forma segura

Comenzar con sesiones cortas de 30 minutos, dos o tres veces por semana, es suficiente para notar los primeros resultados; se recomienda contar con un instructor especializado que adapte los ejercicios en función de cada persona. Con constancia, el agua se convierte en el mejor aliado para la actividad, la agilidad y la salud.

En definitiva, el ejercicio en el agua es el deporte más completo y equilibrado para la salud del cuerpo a partir de los 40 años, porque además de los beneficios físicos, refuerza la mente y también el espíritu. Por todo ello se convierte en la forma más segura, agradable y eficaz de cuidar en cuerpo a cualquier edad.