¿Alguna vez te has preguntado, pero por qué te sientan mal los frutos secos si son súper sanos? Parece algo sin importancia, pero la explicación y solución podría encontrarse en un sencillo gesto: lavar los frutos secos antes de comerlos. Y es que, aunque vengan envasados, muchas veces los frutos secos pueden contener restos de polvo, de pesticidas, o incluso trazas del almacenamiento y de la manipulación.
Además, tienen compuestos naturales, como los fitatos y los oxalatos, que pueden dificultar la absorción de minerales como el hierro o el calcio. "Al lavarlos, o mejor aún, al dejarlos en remojo, no sólo es limpian y eliminan las posibles impurezas, sino que también se activan enzimas que favorecen la digestión y que mejoran la disponibilidad de los nutrientes de los frutos secos”, sostiene la doctora Elisa Cuneo, especialista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirónsalud Torrevieja, centro que está celebrando 25º aniversario.
Así, y siempre que desees consumir un fruto seco lo ideal es lavarlos, o incluso dejarlos unas horas en remojo antes de consumirlos, dado que muchas veces estos pequeños gestos ayudan a reducir estos compuestos, y se facilita la digestión de los mismos. “Si no los lavas esto puede traducirse en digestiones más pesadas o en una menor eficacia nutricional, especialmente en dietas donde estos minerales son clave. Por eso, sólo necesitas enjuagarlos con agua fría y, si los remojas, escúrrelos bien antes de consumirlos”, añade la Dra. Cuneo.
Cuidado con los frutos secos a granel
En el caso de los frutos secos a granel o sin envasar, este riesgo aumenta, ya que están más expuestos al aire y al contacto con superficies o manos. En los que se venden y envasan industrialmente el riesgo se reduce porque se les someten a tratamientos antes de su disposición al público, tal y como indica este experto en nutrición.
Pero no queda ahí la cosa porque, según prosigue esta especialista del Hospital Quirónsalud Torrevieja, lo ideal es siempre comprar el fruto seco con cáscara, de manera que nos evitamos muchísimos de estos casos.
Cómo limpiar los frutos secos
Pero no se pueden limpiar de cualquier manera. Si son frutos secos comprados a granel, la doctora Cuneo recomienda lavarlos debajo del grifo y con agua tibia. “Un sencillo enjuague bajo agua fría, y un secado posterior con papel absorbente, o al aire libre, bastan para reducir la carga microbiana y eliminar las impurezas visibles”, remarca.
Es más, este experto en nutrición sostiene que, además, el lavado puede ayudar a eliminar parte del exceso de sal o de azúcar que contengan los frutos secos tostados o recubiertos, especialmente si no se trata de versiones naturales.
Además, una opción que puede realizarse para que conserven su textura es tostarlos unos minutos al horno o sartén sin aceite, esta opción permite conservar su sabor y su textura sin renunciar a los beneficios del proceso previo. Aunque, la especialista en Endocrinología y Nutrición advierte aunque “las ventajas son las de realzar el sabor y aroma, eliminar hongos y bacterias y mejorar la digestión de algunas proteínas, hay que tener en cuenta que si la temperatura supera los 160–170 °C, pueden perderse algunas vitaminas sensibles al calor, como la E y algunas del grupo B y parte de los omega-3 y omega-6 que pueden llegar a oxidarse, especialmente las nueces. Además, si se tuestan demasiado, pueden formarse compuestos de oxidación lipídica que no son saludables. Por lo que recomiendo un tostado suave de 10–15 min a <160 °C para conservar casi todos los nutrientes”.
Las propiedades de los frutos secos
Finalmente, la especialista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirónsalud Torrevieja recuerda que los frutos secos aportan múltiples beneficios para la salud por su importante aporte de fibra, de grasas saludables, de proteína vegetal, así como por su cantidad de vitaminas y de minerales.
“Su consumo regular, aunque siempre con moderación, no más de un puñado al día, ayuda a reducir el colesterol LDL (“malo”), mejora la salud cardiovascular, regula el azúcar en sangre, y favorece la saciedad en muchos casos, contribuyendo al control del peso. Además, sus antioxidantes protegen frente al envejecimiento celular y reducen la inflamación del organismo”, insiste la doctora Cuneo.
En definitiva, es fundamental incluir el consumo de frutos secos en nuestro día a día y para ello no debemos olvidarnos de lavarlos antes de comerlos. “No sólo es una medida de higiene básica, sino también una forma sencilla de optimizar sus propiedades nutricionales y de hacer de este alimento un aliado aún más seguro y saludable dentro de una dieta equilibrada”, concluye la doctora Elisa Cuneo.