Dormir puede parecer un momento de reposo absoluto, pero no lo es para el cabello. Durante la noche la fibra capilar está fricción continua por roces e incluso por movimientos incontrolados que perjudican su salud, así como su apariencia visible. Lo que muchas personas consideran una costumbre inocente como irse a la cama con el pelo suelto puede, con el tiempo, convertirse en una práctica perjudicial. Lo importante es conocer cuáles son los efectos derivados de esta práctica y cómo realizar sencillos, pero idóneos gestos encaminados a su protección.
Dormir con el pelo suelto
El contacto del pelo con la superficie de la almohada, y sobre todo si es de algodón o poliéster, provoca una fricción continua que interfiere con la textura natural del cabello. Esta fricción es la causante de que el pelo se despierte encrespado, reseco y con un aspecto opaco. Los efectos visuales no son el único tipo de efecto, sino que el desgaste llega a afectar la integridad del tallo capilar, haciendo que lo vuelva más poroso y susceptible a roturas.
Formación de nudos y mayor riesgo de rotura
Los movimientos de la cabeza mientras dormimos hacen que el cabello suelto se enrede fácilmente. Estos nudos se forman sin que uno se dé cuenta de ello y, por tanto, son los principales responsables de la dificultad a la hora de desenredar el peinado a la hora de despertar. En consecuencia, la fuerza aplicada durante el desenredado es mayor, lo que hace que se apliquen tensiones innecesarias sobre el cuero cabelludo y, por tanto, se dañe todavía más la fibra. Este desgaste repetido, con el paso del tiempo, inevitablemente genera que el cabello pierda resistencia y favorezca la caída por rotura.
Pelo suelto y la salud de la piel
Durante el día, el cabello acumula polvo, grasa natural, residuos del medio ambiente e incluso restos de productos para el cabello. Al dormir con el pelo suelto, estos elementos entran en contacto directo con la piel de la cara, principalmente en quienes suelen dormir de costado o boca abajo. Este contacto que se produce a lo largo de toda la noche, provoca la obstrucción de los poros, y esto incremento la frecuencia de la aparición de granos, puntos negros o brotes de acné en el propio rostro.
Bacteriana en zonas sensibles
La mezcla de sebo, impurezas y calor corporal resulta en un entorno ideal para el desarrollo de bacterias. Dormir con el pelo suelto sobre el rostro favorece que zonas sensibles (frente, mejillas,...) tengan una mayor carga microbiana. Esta exposición repetida, noche tras noche, ve modificada la protección en la cara y pone en peligro la salud de la piel, sobre todo en personas con piel grasa o con tendencia al acné.
Soluciones para proteger el pelo
Una de las opciones a tener en cuenta, es el uso del gorro de seda. Gracias a su textura fina, libre de rugosidades, proporciona un claro descenso en la fricción y conserva la hidratación que tiene el cabello. A diferencia de las telas debido a su naturaleza de tacto liso, la seda mantiene la estructura, el brillo y la suavidad de la hebra capilar durante más tiempo.
Recoger el cabello de forma segura
Recoger el pelo es una estrategia útil, como hacer coletas flojas o algunas trenzas, de forma que se aseguren con una goma de tela, mantiene alejado el cabello del contacto con la almohada y disminuyendo así la posibilidad de fricción. Hay que tener presente, que también esta práctica evita que el cabello esté sobre el rostro, ayudando a su vez a que la piel esté más limpia y libre de impurezas.
Dormir con el pelo suelto puede parecer agradable, pero el efecto que produce a largo plazo puede ser negativo.
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