Para tener una buena higiene bucal no sólo basta con tener una buena técnica de cepillado o una pasta de dientes. Otro aspecto que no se suele tener en cuenta es el estado en que se guarda el cepillo de dientes después de usarlo. Un simple descuido puede ser el principal causante de la puerta de entrada a bacterias y hongos que afectan directamente a la salud dental y al estado del paciente. Los pequeños errores cotidianos, durante meses, van favoreciendo caries, gingivitis o incluso infecciones más profundas que afectan a toda la boca.

El error más habitual con el cepillo de dientes

Muchos usuarios tiran de protectores sin ventilación, pensando así mantenerlo más limpio. Pero el encierro de la humedad, después del cepillado, está favoreciendo un ambiente ideal para que se mantengan las bacterias y los hongos. En vez de proteger, los accesorios se convierten en un riesgo para la salud bucal.

La ventilación

La clave para evitar la acumulación de microorganismos está en dejar secar el cepillo entre uso y uso. Un protector con ranuras o aperturas que favorezca la circulación del aire cumplirá su función sin dejar de ser higiénico. El error consiste en suponer que un cerramiento hermético garantiza limpieza, todo lo contrario, es contraproducente. Mantener un cepillo aireado es tan importante como cepillarse después de cada comida.

Cómo guardar el cepillo de dientes

El lugar donde se coloca el cepillo es determinante. Lo recomendable es dejarlo en posición vertical, dentro de un armario cerrado y en un entorno seco. La práctica de no cubrir el cepillo con cualquier accesorio evitará la exposición a bacterias en el aire, especialmente aquellas que liberamos tras accionar el desagüe del inodoro. Se evitará que las partículas de humedad queden atrapadas en las cerdas y lleguen a afectar su funcionalidad.

Secado y protección adecuada

Antes de cubrir el cepillo sea con el accesorio que sea, es importante asegurar, antes que todo, que las cerdas estén secas. Un cepillo poco seco puede ser un medio adecuado para microorganismos que no vemos. Además, el hecho de optar por protectores con ventilación para evitar la retención de la humedad también ayuda a que la duración del cepillo sea mayor. Por otro lado, secar correctamente el cepillo evita malos olores y condiciones de las cerdas adecuadas para un cepillado eficaz en cada uso.

Peligros de compartir soportes de cepillo

Poner en contacto a los cepillos

Guardar múltiples cepillos de dientes en el mismo sitio es habitual pero no muy aconsejable debido a que, al evitar el contacto de las cerdas, sea o no de la misma persona, se evita la transmisión de bacterias. Por lo tanto es preferible que cada cepillo tenga su lugar propio y esté alejado de los otros, incluso dentro del baño, lo que reduce sustancialmente el riesgo de contaminación cruzada.

Limpieza del portacepillos

El portacepillos también tiene que cuidarse de manera adecuada: cambiarlo con regularidad o lavarlo con frecuencia evitará que se acumule humedad y microorganismos. Mantener limpio el portacepillos es importante para mantener el cepillo y cambiarlo cada tres meses (lo aconsejable), o después de haber pasado una enfermedad. Un portacepillos descuidado o sucio presenta un peligro igual a la protección cerrada porque resulta en la acumulación de agua y, sobre todo, hongos.

Es importante tener cuidado cuando se guarda el cepillo de dientes: marcará la diferencia entre una higiene bucal y un riesgo real para la salud; con estos consejos sencillos como guardarlo en el lugar correcto, asegurar que tenga una ventilación adecuada, evitar que entre en contacto con otros cepillos o reducir la posibilidad del propio contacto entre accesorios, ayudará a un cuidado de la salud bucal más seguro y completo.