Desde que Mercadona ha sorprendido nombrando a Juana Roig, la menor de las cuatro hijas del presidente de la cadena, nueva responsable de las ventas online de la empresa, se ha reabierto el espinoso debate de la sucesión en la mayor cadena de supermercados de España.

"El capital se hereda, pero la gestión no", suele repetir Juan Roig (de 67 años) cuando se le pregunta sobre este tema del que tan poco le gusta hablar en público. Siempre ha dicho también que la sucesión saldrá de dentro de la cadena.

Así que la decisión de Roig de confiarle a su hija Juana (de 32) este nuevo puesto estratégico está siendo interpretada en el sector como una prueba velada para comprobar si será capaz de tener mayores responsabilidades en el futuro.

El nuevo puesto de Juana Roig reabre el debate sucesorio en Mercadona

Hasta ahora sólo otra de sus hijas, Carolina Roig, trabajaba en la empresa, dentro de la División de Análisis de Mercado. Ésta es, además, secretaria del Consejo de Administración. Sus otras dos hermanas no tienen responsabilidades en Mercadona: Amparo Roig es arquitecta dentro de RS Estudio y Hortensia Roig -gemela de Carolina-, secretaria general de la escuela de negocios Edem.

La elegida para pilotar la transformación digital de la cadena ya trabajó en la empresa familiar con anterioridad como responsable de Compras. Es licenciada en Administración y Dirección de Empresas por Esade y sus primeras ocupaciones fueron en Mango e Inditex. Luego emprendió una aventura empresarial como socia de una joyería. Pero el regreso a Mercadona se produce por la puerta grande en un puesto con funciones ejecutivas.

Todo queda en casa... de momento

Por más que desde la compañía insistan en que una cosa es la propiedad y otra la gestión, en el caso de Mercadona siempre ha sido muy difícil distinguirlas.

Juan Roig y su mujer, Hortensia Herrero, ostentan los cargos de presidente y vicepresidenta, respectivamente. Y ambos poseen el 80% del capital de la empresa que empezó siendo una pequeña carnicería y ahora factura más de 20.000 millones de euros. El 20% restante de la propiedad se la reparten Fernando Roig -hermano del presidente-, con el 9%, y la familia de Rafael Gómez -único consejero ajeno a los Roig- con el 7%. El 4% restante es autocartera.

A sus 67 años, los planes del empresario valenciano para sucederle en la presidencia siguen siendo un misterio. "La sucesión está clara", dijo hace un par de años en su cita anual con la prensa en la presentación de resultados. Si acaso, lo está para él.

Aún no ha aclarado si optará por designar a alguna de sus cuatro hijas o de sus 70.000 trabajadores. De momento, no hay en su equipo directivo ninguna mano derecha que sobresalga sobre las demás.

El éxito del modelo se basa en el carisma del propio Roig, y eso no se hereda

El carisma de Roig y su modelo de gestión profundamente personalista hacen difícil imaginar un futuro de la empresa sin él. Y por más que él tenga planes de "seguir dirigiendo Mercadona hasta que pueda", a nadie se le escapa en el sector que el exitoso modelo de gestión de Mercadona es indivisible de su liderazgo. El presidente es el único con funciones ejecutivas. Y él es quien ha sabido aumentar en un 53% el beneficio neto de Mercadona desde 2010. En una década, la de la crisis, ha duplicado la cifra de negocio. Todo pasa por Roig.

Para entender lo difícil que es imaginarse un Mercadona sin Roig el mejor ejemplo es su importancia en la negociación con los 125 interproveedores, que son también empresas familiares, acostumbrados a negociar los tratos de presidente a presidente. Cuando empezaba la crisis, Roig los convenció de que se apretaran el cinturón y redujeran cuantiosamente tanto sus beneficios como el precio de los productos para Hacendado. Si confiaban en él, el esfuerzo merecería la pena. Y confiaron.

Dicen quienes han negociado con él, que su carisma es parte fundamental de la ecuación. Es en él en quien confían los fabricantes cuando les pide sacrificios porque es él quien les ha hecho ricos. Y el carisma no se hereda.

Igual que se encarga de los proveedores, también es Roig quien lleva personalmente toda la gestión estratégica de Mercadona. En el Comité de Dirección hay 13 directores generales, cada uno especializado en un área de gestión (frutas y verduras; carne y mar; finanzas, etc), pero no hay ningún consejero delegado que los coordine. Nadie más que el presidente tiene esa visión global de la empresa. No hay un número dos.

Mercadona pierde 40 millones al año en la división online: es la gran cuenta pendiente

¿Es este modelo tan personalista replicable en un futuro sin Roig? Por eso, el nuevo puesto de responsabilidad de la benjamina es una pista a tener muy en cuenta. Si ella lograra remontar en los próximos años la división online, que es la gran cuenta pendiente de la cadena (en marzo de 2016 el presidente ironizaba abiertamente ante los periodistas sobre lo mala que era y reconoció que le hacía perder entre 30 y 40 millones de euros al año), podría ganar muchos puntos en la sucesión a ojos de alguien tan abiertamente meritocrático como su padre.

Si Roig no viera claro que sus hijas estuvieran preparadas para la gestión ni encontrase un sucesor de confianza en su equipo directivo, en el sector se especula con dos posibles alternativas. O bien vender Mercadona a un gran grupo multinacional tipo Wall Mart, o bien sacarla a bolsa. Esta última opción, que por cierto fue por la que optó Amancio Ortega para Inditex hace 17 años cuando tenía una edad similar a la que ahora tiene Roig, le forzaría a una profesionalización de la gestión y dejar seguramente las riendas a un ejecutivo de fuera que gozara del reconocimiento del mercado (algo que de momento contradice la apuesta de Roig por las promociones internas).

Si no encuentra sucesor en su equipo, Roig podría vender Mercadona o sacarlo a bolsa

La otra opción, la venta de Mercadona al mejor postor, es una opción que rechazan de plano quienes conocen bien a Roig. Se resisten a creer que pudiera desvincular a su familia de la gran obra de su vida.

Desde el punto de vista empresarial, sin embargo, no es descartable. Sería un buen movimiento para dentro de cinco años, según algunos analistas, porque si sale bien el proceso de internacionalización (que está dando sus primeros pasos en Portugal) para entonces se habría revalorizado. Y la familia Roig aún podría conservar una parte importante del accionariado incluso aunque vendiera la mitad de su 80%. De momento, lo más probable, es que éste sólo sea el plan B.

De las dotes de gestión que demuestre Juana Roig en los próximos años puede depender el futuro de la empresa. Será determinante si la ejecutiva lograra impulsar el canal de ventas online  y probarle a su padre que tiene capacidad de liderazgo. Aunque Roig insista en que la propiedad y la gestión son dos cosas diferentes, en el caso de Mercadona siempre han ido de la mano de la familia. Y si Juana ha heredado también el carisma, puede que todo quede en casa.