"El momento sigue siendo el de Pedro Sánchez". Lo dice un barón socialista y lo piensan muchos cuadros del partido. La prioridad es empujar al presidente para que deseche la posibilidad de la dimisión, el deseo es llegar a convencerle de que lo mejor es que continúe al frente del Gobierno. De eso no hay dudas en el PSOE. Pero tampoco hay certezas. El jefe del Ejecutivo sigue silente, se comprometió a "reflexionar" hasta el lunes, y él mismo apuntó a la opción de la renuncia del cargo. Y en ese caso, ¿qué? De nuevo, no hay hoja de ruta, ni una sucesión previamente ordenada, ni un delfín. Pero en las filas socialistas varios mandos asumen que la candidata natural, lógica, sería la vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero. Por una cuestión de rango orgánico. De corrimiento del escalafón. También por su capacidad política. Pero podría haber alternativas, bien porque las señale el líder o bien porque ella prefiriera ceder el testigo.

La conmoción no se ha disipado en el PSOE. En absoluto. Nadie esperaba un movimiento como el de Sánchez. Una confesión como la que plasmó en la carta a la ciudadanía que colgó en X a las 19.09 del miércoles, horas después de tener noticia de que un juez de Madrid había abierto diligencias contra su esposa, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios a raíz de una denuncia de la organización ultraderechista Manos Limpias. Se manifestó como un presidente harto del "acoso y derribo, por tierra, mar y aire", de la derecha y la ultraderecha y de sus satélites mediáticos. Comunicó que necesita "parar" y "reflexionar" hasta el próximo lunes. "Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor", relató. El presidente había escrito él mismo esa misiva. Lo hizo tras salir de la sesión de control al Gobierno: se encerró en la Moncloa y se vació. Y con sus cuatro páginas convulsionó a su partido y al país.

El sábado se visualizará el apoyo cerrado al líder: dentro de la sede, en el comité federal, y fuera, en la manifestación de respaldo: las agrupaciones están fletando autobuses hasta Ferraz

Sánchez no participó de la reunión que tuvo lugar en el complejo presidencial avanzada la tarde, a la que acudieron miembros del Gabinete y del PSOE —María Jesús Montero, Félix Bolaños, Óscar Puente, Santos Cerdán— y algunos de sus colaboradores, y en que se valoró "el impacto de la noticia", en la que se intercambiaron impresiones. El jefe del Ejecutivo continuó este jueves su proceso de reflexión, sin mantener reuniones, según indicaban fuentes gubernamentales.

Pero el primer movimiento de su entorno ya estaba dado. Su núcleo de confianza se movilizó, también públicamente, para expresarle su afecto y pedirle que siguiera. "Ahora mismo estamos todos muy concentrados en que la decisión que tome el lunes sea la decisión de continuar al frente de un proyecto imprescindible para este país", subrayó Montero en la SER. Ella, significativamente, le dirigió un mensaje de calor: "Estamos orgullosos y orgullosas de él. Lo necesitamos para que España siga avanzando. Ánimo, presidente". "No sé qué decisión va a adoptar después de este proceso de reflexión. A mí me gustaría, por supuesto, que continuáramos trabajando por el bien de este país", expresó su parte el superministro de Presidencia y Justicia en La cafetera de Radiocable. En la cadena de Prisa, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero llamó directamente a la movilización de los simpatizantes socialistas y del electorado progresista "en favor de la democracia" y del lado de Sánchez frente a la "insidia" y el "ataque permanente".

Distintos ministros y dirigentes socialistas manifestaron durante todo el día su apoyo cerrado al presidente. No era una impostura: Sánchez controla el partido, su partido le respalda de manera inequívoca. Y más ahora. El comité federal del sábado, al que él no acudirá, se convertirá en una escenificación clara del apoyo al líder. Dentro de la sede, en la reunión del órgano. Pero también fuera, porque agrupaciones socialistas de todo el país están fletando autobuses para que los militantes puedan viajar hasta Madrid a mostrar su aval a Sánchez en los actos convocados a través de redes sociales en Ferraz. Si el jefe del Ejecutivo quería que se visualizara una respuesta firme de cariño de su partido, la tendrá. Con seguridad. La cuenta oficial de la formación ya publicaba este jueves un mensaje en X de ánimo a su jefe, para que no se rinda: "Pedro, claro que vale la pena".

Un poder "delegado"

En estas horas, la dirigencia presiona para que Sánchez no abandone la Moncloa. Esa es la prioridad. Convencerle. Que vea que no está solo y que los suyos comprenden que ha llegado a un límite. El presidente, en su comparecencia del lunes, podría, en efecto, anunciar que tras las muestras de afecto recibidas, se siente fuerte para reemprender el camino.

Pero en el partido no se descarta, obviamente, que, pese a todo, él decida marcharse. Dimitir y dejar las riendas del Gobierno a un sucesor o bien anunciar nuevas elecciones generales a partir del 29 de mayo, cuando constitucionalmente puede hacerlo, que es al cabo de un año de la disolución anterior de las Cortes.

Nadie es capaz de pensar en la sucesión. Podría ser cualquiera. Pero lo lógico es que fuera María Jesús. Ahora bien, empezarían los terremotos internos", sostiene una dirigente federal

Es en el primer escenario en el que emerge como natural la solución de Montero, sin que por supuesto haya confirmación de ningún tipo porque, como todos los dirigentes consultados recuerdan, nadie en el PSOE sabe todavía qué hará finalmente el líder. "Nadie es capaz de pensar en la sucesión, porque además podría ser cualquiera. Pero es verdad que lo lógico sería que fuera María Jesús. Ahora bien, empezarían los terremotos internos, las legítimas ambiciones", indica una integrante de la cúpula federal. "Es lo normal. Montero es la vicepresidenta primera del Gobierno y la vicesecretaria general del partido. Es la candidata orgánica natural para una sucesión inmediata. Pero es verdad que no se habla de eso. Es un tema tabú. Nuestra gente está shock y aún no admite la hipótesis de la dimisión", aprecia un veterano cuadro socialista. En la alternativa del relevo, habría dos momentos: uno automático, porque tras la renuncia del presidente, todo el Gobierno cesa y entra en funciones y Montero se convertiría en presidenta. El segundo es la investidura, tras la ronda de consultas del Rey, y ahí podría entrar la dirigente andaluza en la ecuación. O no.

Para el PSOE, es difícil, muy difícil, situarse en el escenario de una marcha abrupta de quien ha sido su líder indiscutido desde que arrasó a Susana Díaz en las primarias de 2017, después de ser defenestrado por los notables del partido y de una remontada épica. El poder de Sánchez ha sido total. Y él no había preparado su sucesión, no había ungido a ningún heredero. En absoluto.

También será importante si, en ese escenario, el presidente pilota la transición desde la dirección del partido, recuerda un veterano

Por esa misma razón, como no había ninguna hoja de ruta, no se puede dar por hecho que Montero sería la candidata a una nueva investidura. Como recuerda un responsable con una dilatada trayectoria orgánica, la sucesión no depende solo del PSOE, sino de los socios, que tendrían que dar el visto bueno a la persona promovida por la dirección. Y también "depende de si Pedro quiere o no pilotar la transición: él podría dimitir de presidente, pero no de secretario general, precisamente para dirigir el proceso de relevo". Esta misma fuente añade que, a fin de cuentas, Montero es una número dos "que eligió el presidente", que atesora un grandísimo poder, pero que es un "poder delegado, que no emana de las bases", y a la que puede lastrarle la gestión en el Gobierno central y antes en el Ejecutivo andaluz, y que "no representa lo nuevo frente a Alberto Núñez Feijóo". Otros cuadros cercanos a la vicepresidenta primera aseguran no tener claro que ella pueda relevar a Sánchez, y dudan incluso "de que ella quisiera".

"Él necesita rearmarse"

Montero es, pues, la candidata natural por su rango, también porque en el PSOE y en el Ejecutivo le reconocen una gran autoridad y olfato políticos. Pero no es la única aspirante. Porque también el partido tendría que evaluar si ella, a la postre, puede ser el mejor cartel electoral o no. De ahí que nombres como el de la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, también hayan aparecido en las quinielas internas. Alegría fue uno de los valores al alza que Sánchez señaló en la recomposición de su Gabinete del pasado noviembre.

El escenario que menos encaja es el de la cuestión de confianza, porque, como dijo Aragonès, el Gobierno no tiene un problema con sus socios, sino "de otro ámbito"

Lo que no encaja a los dirigentes consultados es la alternativa de una cuestión de confianza, que debería superar con mayoría simple, totalmente al alcance. Como dijo ayer jueves el president Pere Aragonès, Sánchez no tiene "un problema con sus socios de investidura", sino "de otro ámbito". Los socios del Ejecutivo, de hecho, le animaron a seguir adelante y frenar el "golpe" contra la democracia.

Quienes hablan habitualmente con el presidente remarcan, no obstante, que nada está dicho. Que queda tiempo, y que es perfectamente plausible que pueda comparecer el lunes y anunciar que se queda. Que le vale la pena seguir al frente del Gobierno. "Él no dijo en su carta que se vaya a ir. Él dirige una carta a la ciudadanía, y cuando uno escribe una carta, espera una respuesta. Y lo que espera es una respuesta del electorado progresista, de los ciudadanos y de los medios, y eso por ahora sí está funcionando. Él necesita rearmarse, salir más fuerte. Me cuesta ver que deje tirado a su partido", apunta uno de sus interlocutores. "No se puede contemplar el escenario de sucesión. El afecto cuenta", añade otro alto mando que tiene hilo directo con él.

No se puede contemplar el escenario de sucesión. El afecto cuenta", añade otro alto mando que tiene hilo directo con él

"En mi fuero interno, veo que pueda dimitir —confiesa con inquietud un miembro de la cúpula del PSOE—, pero no quiero verlo. Pienso en Salvador Illa [el candidato del PSC a las elecciones catalanas del 12 de mayo], pienso en el país. Pero es verdad que con él se han roto muchas barreras. Le están atacando de manera salvaje". "La sucesión es un mundo aparte. Nadie piensa en eso ahora", corrobora un barón de un territorio importante.

El PSOE sigue confiando en que su jefe no se marche. No ahora. "Hay una movilización territorial de la leche. Aún hay margen", sanciona un dirigente territorial. En el partido se siente que si Sánchez se queda, no habrá sido ni "paripé", ni la sobreactuación que describe la derecha. "Él ya ha hecho algo con su carta, en realidad. Ha sacudido conciencias, ha dado un grito de alarma muy justificado", advierte un alto mando de la ejecutiva. Las siguientes horas, los siguientes días, dirán si el caudal de afecto de los suyos le basta para volver a remontar o prefiere parar en seco.