Política

Rajoy encarga a Maíllo resolver los congresos regionales del PP "sin líos"

Fernando Martínez Maillo, Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal.
Fernando Martínez Maillo, Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal. | EFE

"Vas a tener mucho trabajo", le ha dicho Mariano Rajoy al que se ha convertido en el nuevo nombre fuerte del PP, Fernando Martínez-Maíllo, premiado con la coordinación general del partido. El ascendido tiene por delante el reto de afrontar "sin ruido ni líos" los congresos regionales y provinciales que los populares celebran en los próximos tres meses, no siempre pacíficos ni bajo el signo de la unidad.

Todo un reto del que se tendrá que ocupar en primera persona "para rebajar la carga de trabajo de la secretaria general, que debe volcarse más en el Ministerio", admiten fuentes próximas a ésta que viven como un auténtico triunfo la reválida de la Secretaría General. Conservar el título, aunque no se pueda ejercer, le permite mantener el estatus, el título de "número dos" del PP.

"Vas a tener mucho trabajo", le dijo Rajoy a Maíllo al anunciarle su ascenso

Por su parte, el equipo de Maíllo ya experimentó una carga de trabajo añadida cuando Cospedal fue nombrada titular de Defensa, entre otras cosas, viajar mucho más por España para atemperar a unas direcciones regionales y provinciales que afrontan procesos de renovación de forma mayoritaria y todo ello antes de las vacaciones de Semana Santa.

A lo que no llegue Cospedal, -que seguirá acudiendo junto a su jefe de filas a los comités de dirección de los lunes por la mañana o presentando los informes preceptivos en los comités ejecutivos-, le tocará al zamorano, pero ese ya era su papel en los últimos meses, ahora reconocido con un nuevo título, el de coordinador general, que le eleva en el escalafón por encima del resto de los vicesecretarios.

En su entorno se felicitan de la continuidad de Pablo Casado, Javier Maroto, Andrea Levy y Javier Arenas "porque han venido funcionando como una piña". El equipo ya está engrasado y aunque Maíllo "seguirá reportando a María Dolores", dicen, es evidente que funcionará con mayor autonomía. Rajoy explicó durante la intervención de defensa de su candidatura que “son los que había, lo han hecho bien y no se cambia lo que funciona”.

"He dado todo lo que he podido y todavía puedo dar mucho más", avisa Rajoy a los suyos

En definitiva, se cumplió el guión, incluido el apabullante porcentaje que respaldó la candidatura de Rajoy a la presidencia del partido, un 95,65 por ciento de los votos emitidos, ni en Bulgaria, por echar mano del símil facilón. Es más, en una presentación de su candidatura, bastante farragosa, el incontestable Rajoy dijo a los suyos que "he dado todo lo que he podido y todavía puedo dar mucho más", en clara clave de continuidad y de permanencia al frente de los designios del partido y, probablemente, en el Gobierno. De hecho, dijo, "hay tiempo" para conocer a los más de 800.000 militantes que dicen tener.

Equilibrios de poderes

Manteniendo todo como está, no da lugar a dobles o terceras lecturas, a posibles delfinatos, aunque es indudable que el ascendente de Cospedal se mantiene. El equilibrio de poder entre ella y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se sustanciaba en la frontera Gobierno-partido, Moncloa-Génova. Pero a diferencia de la anterior legislatura, la castellano-manchega es ministra y posee además un sector propio entre titulares de otras carteras, como el andaluz Juan Ignacio Zoido, de Interior, o Dolors Montserrat, de Sanidad, ambos en el comité ejecutivo.

Ni siquiera la apretadísima votación de Estatutos respecto a la acumulación de cargos ha hecho mella en la todopoderosa Cospedal, que, tras el cambio de estatutos, está llamada a conservar su despacho de la planta séptima otros cuatro años, que es el periodo que debe mediar entre congreso y congreso, siendo anteriormente de tres años.

Cospedal conserva a Vicente Tirado, hombre de su estricta confianza y secretario general del PP regional, y los castellano-manchegos Agustín Conde -éste, en la Junta Directiva- , Antonio Román, Remedios Gordo, María Jesús Bonilla, entre otros, aunque deja el comité ejecutivo José Ignacio Echániz.

Especial importancia tenían los dos sorayistas en una ejecutiva donde la vicepresidenta del Gobierno carece de poder real. El ministro de Energía, Álvaro Nadal, se ha salvado, no así el secretario de Estado de Agenda Digital, José María Lassalle, que se ha visto desplazado de la dirección, pero, a cambio, entra la mano derecha de la vicepresidenta del Gobierno, José Luis Ayllón, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. El otro secretario de Estado que depende de Santamaría, el de Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, ya formaba parte de este órgano y repite.

La secretaria general conservará cuatro años más su despacho en Génova

También ha salido el ex ministro Federico Trillo. Sentenciado tras el cambio de estrategia respecto al Yak, protagonizado precisamente por Cospedal,  ya no tenía sitio entre los elegidos. Más sorprendente acaso es que Rajoy haya decidido prescindir del ex ministro de Exteriores José Manuel García Margallo, buen amigo suyo, como lo es el ex titular de Interior Jorge Fernández Díaz, al que, en cambio, ha designado miembro de la ejecutiva en su cupo de cinco nombres de designación directa. Otro ex ministro saliente es el dimisionario Alberto Ruiz-Gallardón, que, en cambio, ha decidido vincularse al Patronato de FAES.

Entre los que no repiten están además el que fuera coordinador de Electoral, José María Beneyto, y la ya ex secretaria ejecutiva Susana Camarero, aunque entre la valenciana Eva Durán, mano derecha de Isabel Bonig.

Muchos de los cambios tienen que ver con el reparto territorial. La salida del comité ejecutivo de Ana Botella, Ignacio González y Lucía Figar ha abierto las puertas a Cifuentes para poder incorporar a gente de su confianza como, Ángel Garrido, su portavoz del gobierno autonómico, así como el ex alcalde Jaime González Taboada.

Los alaveses

Los vascos pierden al actual presidente del PP alavés, Iñaki Oyarzabal, que llevaba el área de Justicia y Libertades Públicas, al que sustituye María del Mar Blanco. En cambio, entra el presidente del PP en Guipúzcoa, Borja Sémper. El exceso de alaveses, señalan fuentes del partido en el País Vasco es el que se ha llevado a Oyarzabal por delante.

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