En pleno paleolítico superior, en el sureste de Francia, una persona (o puede que varias) esculpió un búho en la pared. Esta representación, una de las más antiguas y de las más conocidas de la cueva de Chauvet, deja claro que al ser humano de la Edad de Piedra también miraba al cielo.

Hoy, además de dibujarlos con mayor o menor fortuna, conocemos todas las especies de búho que habitan nuestro planeta, sabemos cómo se alimentan, cómo se reproducen, qué tipo de hábitat necesitan y, sobre todo, qué peligros amenazan su supervivencia. Peligros, todo sea dicho, generados por el ser humano en su mayor parte. Las aves, con más de 11.000 especies catalogadas, son el grupo de animales más conocido y estudiado del mundo.

Las aves, con más de 11.000 especies catalogadas, son el grupo de animales más conocido y estudiado del mundo.

¿Por qué? Probablemente, porque es el que más interactúa con el ser humano y, también, el que más fascina. Y no solo por su capacidad de volar. Hoy, 30 de septiembre, Europa y Asia conmemoran la trigésima edición del Día de las Aves, una jornada que suele convertirse en dos –dado que siempre se celebra en fin de semana–, pensada para festejar nuestra convivencia, disfrutar de su belleza y seguir aprendiendo de ellas. Porque los seres humanos hemos aprendido muchas cosas de las aves. Incluso, a volar.

En SEO/BirdLife no hemos faltado a ninguna celebración del Día de las Aves. No en vano, le doblamos la edad. Desde hace ya más de 60 años, “la SEO” –como la llamamos los pajareros– estudia y se esfuerza por garantizar la conservación de estos apasionantes compañeros de viaje.

Las aves en todo el mundo mantienen hasta el 80% de la biodiversidad mundial.

Aunque lo parezca, nuestro trabajo no tiene nada de altruista. Porque todos, absolutamente todos, las necesitamos para vivir. Se ha demostrado que las áreas más importantes para las aves en todo el mundo, que identificamos en la federación BirdLife, mantienen hasta el 80% de la biodiversidad mundial. Por así decirlo, las aves se han convertido en una especie de chaleco salvavidas del planeta. Y es que un espacio sin aves es un espacio que no es bueno para nadie.

Las aves reaccionan de forma rápida y patente ante cualquier alteración del medio y, por ello, se han convertido en el auténtico termómetro de la salud del planeta. Ahora vemos cómo las aves del desierto se acercan, e incluso crían, en España. O comprobamos que aves hasta ahora comunes en nuestro país se marchan al norte, donde las temperaturas bajan al nivel que necesitan. También vemos cada vez menos gorriones, perdices, alcaudones.

Las aves nos llevan avisando desde hace años de los riesgos del cambio climático y de que perdemos biodiversidad a pasos agigantados. Tanto, que le hemos puesto nombre: la sexta extinción. Dos desafíos que la humanidad ha creado y que tiene que resolver ya.

Proteger a las aves es, en realidad, proteger el desarrollo rural, fomentar la creación de empleo verde y asegurar la sostenibilidad del planeta

Queda claro que cuidar de las aves no es, pues, un acto de generosidad o solidaridad con unos vecinos de planeta. Con ello, estamos protegiendo nuestra principal fuente de riqueza, la naturaleza, que cada día nos regala servicios tan básicos como el agua, el aire limpio o el alimento. Proteger a las aves es, en realidad, proteger el desarrollo rural, fomentar la creación de empleo verde y asegurar la sostenibilidad del planeta. Y nuestro propio futuro.

Las anteriores afirmaciones no son exageraciones de una voz apasionada. Si me apuran, es estadística. En concreto, la del Eurostat. La Oficina Europa de Estadística incluye el seguimiento de las poblaciones de aves entre los índices que determinan la sostenibilidad y el bienestar social de quienes vivimos dentro de la Unión Europea. Los pájaros se unen, así, a otros indicadores como la esperanza de vida, el nivel de empleo o el consumo de energía para determinar cuál es nuestra calidad de vida.

La Oficina Europa de Estadística incluye el seguimiento de las poblaciones de aves entre los índices que determinan la sostenibilidad y el bienestar social

¿Y de dónde se saca Bruselas los datos sobre las aves que vuelan por el continente? De los datos de seguimiento que recaban organizaciones como SEO/BirdLife con la inestimable ayuda de miles de voluntarios. Voluntarios que, el próximo sábado, saldrán al campo para celebrar el Día de las Aves anotando sus observaciones en un cuaderno o, como todo evoluciona en esta vida, usando las diferentes aplicaciones móviles que coordina nuestra organización.

En el Día de las Aves es también el día de la ciencia ciudadana. Miles de datos generados por miles de personas que regalan su tiempo y conocimiento para que se pueda conocer mejor a este increíble grupo de animales y, de paso, conocernos un poco mejor a nosotros mismos. A ellos, a todos los pajareros que contribuyen con sus observaciones a conservar la naturaleza y a los que vendrán, va dedicado este año nuestro día de las aves. El de “la SEO”.

Si ha llegado hasta aquí y piensa que no puede unirse a este cada vez mayor grupo de gente que convierte sus paseos de campo en ciencia, tengo un mensaje para usted: no hace falta ser un experto ornitólogo o un intrépido naturalista. Descargue, por ejemplo, la app gratuita E-bird, vaya al parque más próximo a su domicilio y, por ejemplo, indique si ha visto algún gorrión. Ese simple gesto puede ayudar a mejorar la conservación de esta especie, tan ligada al ser humano, que ha perdido un 15% de ejemplares en España en los últimos 20 años. Los gorriones nos están avisando. Seamos listos. Contemos aves y contemos con las aves.

¿Por qué ver aves? Porque las aves nos importan.

Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife