Fue capaz de revolucionar al estilo femenino y convertir la tela en el lienzo de los cuadros de Piet Mondrian o el cubismo de Picasso. Porque Henri Donat Mathieu-Yves Saint Laurent (Argelia, 1936 - Francia, 2008) perteneció a su tiempo y al posterior, donde sus creaciones, sabía, entrarían en diálogo con las obras de arte que lo inspiraron. Y no se equivocaba. Catorce años después de su muerte, el modisto francés continúa inspirando a nuevas generaciones de diseñadores, y postulando en lo más alto del París que convirtió en el centro global de la alta costura.

De familia acaudalada, la carrera de Saint Laurent comenzó recién cumplida su mayoría de edad, cuando comenzó a trabajar en la firma Christian Dior, quien por entonces era uno de los mejores diseñadores del mundo, después de matricularse en la Chambre Syndicale de la Couture. "Dior me fascinó. No podía hablar frente a él, me sentía intimidado. Sin embargo, fue él quien sentó las bases de mi arte. Nunca olvidaré los años que pasé a su lado. Para mí trabajar con Christian Dior fue como un milagro. Tenía una admiración infinita por él. Fue el modisto más famoso de la época, y fue capaz de construir una casa de Alta Costura única y de rodearse de personas irremplazables", afirmaba el propio Saint Laurent.

Tras la repentina muerte del diseñador de sueños (Francia, 1905 - Italia, 1957) de un ataque al corazón en 1957, Yves le sustituyó al frente de la firma, convirtiéndose así en el modisto más joven de la alta costura francesa y en el de la línea trapecio que alcanzaría el éxito durante los años sesenta al liberar a las mujeres de las cinturas entalladas. Pero su carrera en esta casa apenas duraría tres años, hasta 1960, cuando fue llamado para cumplir con el servicio militar francés en la Guerra de Independencia de Argelia. A su vuelta, la casa Dior le había sustituido por Marc Bohan, el antiguo asistente del Monsieur, obligando a Yves a partir y crear su propia casa de modas en asociación con su por entonces pareja, Pierre Bergé, que se encargó de la gestión financiera y comercial.

La primera colección de la firma fue un éxito casi instantáneo. Los diseños de Saint Laurent se situaron en la cima del mundo de la moda y por las pasarelas rodaron desde chaquetones, blusas transparente y monos, al destacado esmoquin para la mujer, y hasta la innovación del prét-a-porter femenino, bermudas, blazer o bucaneros.

En la década de los 80, Yves Saint Laurent se convirtió en el primer diseñador en tener una retrospectiva de su trabajo en el Museo Metropolitano de Nueva York, que en 1983 organizó una retrospectiva de sus 25 primeros años en el oficio, y su afición al arte lo llevaron a homenajear a artistas de la talla de Mondrian, Picasso o Braque, con vestidos que reproducen sus motivos.

Sin embargo su separación sentimental de Bergé en 1986 le hicieron cambiar por completo su modo de vida. Yves se volvió un hombre solitario arrastrado por las adicciones que pronto hicieron mella en sus diseños. "La moda de Saint Laurent había perdido todo su esplendor", escribían los críticos. En 1999, la marca de Yves Saint Laurent fue adquirida por el grupo Gucci. Tres años después el modisto presentaba la última colección para su marca en el Museo Pompidou de París y su casa de modas se convertía en la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent.

En la actualidad, bajo el mando del grupo Kering, la marca y su legado continúa siendo una de las casas de modas más prestigiosas del mundo.