Cada vez con mayor frecuencia, los agresores sexuales, acosadores y violadores, aprovechan internet para comunicarse entre ellos y utilizan las redes sociales para mostrar sus 'hazañas', lo que añade, tanto social como penalmente, un plus de humillación hacia las víctimas, aparte de crear una alarma social completamente indeseable. Lo sucedido a finales del pasado año en un centro comercial de Badalona es sólo la punta del 'iceberg' de una brutal realidad que se nos va de las manos. 

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