Suelen asentarse en la infancia. Lo hacen casi sin darnos cuenta, de modo sutil. Alimentadas por un relato, por una lectura, por una leyenda. Las obsesiones se acomodan y aporrear nuestra mente de manera periódica. La de Heinrich Schliemann siempre fue descubrir si Troya fue ficción o realidad, si sus ruinas aún podrían encontrarse y demostrar que lo que Homero relató en sus poemas no era una fantasía. A tal fin puso todo su empeño y dedicó vida, prestigio y patrimonio.

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Fue la obsesión que marcó la vida de Heinrich Schlieman (1822-1890), el arqueólogo aficionado alemán cuya vida también llegó a casi golpear, más de un siglo después, las inquietudes de Alfonso Goizueta. El joven escritor madrileño, finalista del Premio Planeta de 2023 (La sangre del padre), publica ahora El sueño de Troya, su segunda novela basada en la vida, obsesiones, verdades y mentiras de Schliemann.

En realidad, personaje y escritor tienen puntos en común. El propio Goizueta reconoce que desde muy niño él también tuvo su propia idea casi obsesiva: los clásicos griegos: “Desde siempre he sido un amante de los clásicos. Con sólo 11 años le pedí a mi madre un profesor de griego antiguo porque quería leer la Ilíada y la Odisea de Homero. Mi madre se sorprendió pero lo encontró. Duré un año, era complicadísimo”, asegura Goizueta.

El mito de Troya

Pero Troya siempre estuvo ahí. Aquellas dos obras capaces de impresionar a un adolescente relatan el asedio de Troya por los aqueos para rescatar a Helena, esposa del rey Menelao, y el viaje de regreso de Odisea a Itaca tras aquella guerra. Ahora, esa inquietud ha ido tomando forma a través de un personaje real como Heinrich Schliemann, un millonario prusiano que, tras amasar una fortuna se dedicó a su gran sueño: la arqueología.

Schliemann se convierte en el protagonista de su segunda obra, El sueño de Troya (Planeta): “Es la historia del arqueólogo que se creyó el mito de Troya y que podría encontrar sus ruinas. Una ciudad legendaria en la que sólo él creía. En realidad, es una historia sobre la obstinación de los sueños y qué sucede cuando se dan de bruces con la realidad”.

Goizueta es doctor en relaciones internacionales y licenciado en Historia. Siempre pensó que su vida tendría la escritura más como afición que como dedicación. A sus 25 años no oculta que se veía más en el ámbito de la diplomacia o la política que en el de la escritura, pero quedar finalista del Premio Planeta de 2023 le cambió la vida: “El azar me llevó por otro camino. Desde que leí Cien años de soledad la semilla del novelista que hay en mí se encendió y descubrió que lo que interesa es relatar el alma humana a través de las palabras, el lenguaje y las historias”.

Falsear la historia

Y la de Schliemann no es una historia cualquiera. Fue buscando la verdad de una leyenda y terminó por falsearla, novelarla. “He buceado en su biografía, en sus diarios de excavación que son, de algún modo, pequeñas novelas donde está todo falseado. Muchas piezas no encajan, son producto de su imaginación. De alguna manera, he tenido que ir encajando la mentira del personaje con la verdad histórica”, señala el joven autor.

Durante siglos, Troya se convirtió en una leyenda que daba forma a occidente y la modelaban. Aquel mito literario, ¿era realidad? Goizueta se basa en la idea de una ciudad oculta bajo capas de tierra, para presentarnos la búsqueda más personal del ser humano para encontrar respuestas a la razón de su existencia en la historia, los recuerdos y su interior. Una búsqueda del ‘Troya’ que habita en nuestro interior “y si como Schliemann, tendremos el valor de ir a buscarla”.

Pese a que sus dos novelas tienen un trasfondo histórico, Goizueta señala que su intención en ningún caso es ejercer como divulgador histórico: “En este caso, El sueño de Troya es la historia de un gran impostor, de una gran mentira como era Schliemann que llegó a falsear sus hallazgos, a falsear la historia a fin de hacer su vida más novelesca, más aventurera que la realidad”.

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